HABLEMOS DE PORNOGRAFÍA

Gracias al confort y al anonimato, esta adicción ha entrado en las pantallas de nuestros hogares.

Billie Eilish, cantante y compositora, en una entrevista realizada en diciembre de 2021 en “The Howard Stern Show”, declaró: “Exponerme a la pornografía a los once años destruyó mi cerebro”. Y admitió: “Me siento increíblemente devastada por haber estado expuesta a tanta pornografía”.

Vivimos en una sociedad hipersexualizada, que normaliza el consumo de la pornografía. Internet y las redes sociales hacen que acceder a ella sea mucho más sencillo. Muchas veces creemos que esto es algo que sucede fuera de nuestra iglesia y que se trata de algo lejano a nuestra realidad como adventistas.

Pero, permíteme decirte que la pornografía es un tema del cual necesitamos hablar como iglesia porque, queramos reconocerlo o no, su consumo ha entrado en las pantallas de nuestros hogares y, en el anonimato, el confort y la privacidad que estas brindan, crece de forma exponencial.

Se estima que la industria pornográfica cuenta con más de quinientos millones de sitios web de acceso a material pornográfico, con unos ingresos anuales aproximados de más de dos mil quinientos millones de dólares. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos, hombres y mujeres luchan contra ella, y (a su vez) son esclavos de ella.

La mayoría no comenzó su consumo de forma intencional; al contrario, fue de forma inocente e involuntaria, pero ahora sufren en silencio como resultado de la perversión de un regalo tan hermoso dado por Dios: la sexualidad.

Por eso, además de concientizar acerca de la pornografía, en el presente artículo buscaremos responder la pregunta: ¿Por qué la pornografía es una perversión de la sexualidad? Luego, en la próxima entrega  compartiré contigo cómo ser libre de ella.

Cuatro razones por las que la pornografía es dañina

Porque las imágenes y los videos pornográficos muestran en forma denigrante a otras personas creadas a imagen de Dios (Gén. 1:26, 27). Verlas como un objeto cuyo fin es producir deseos sexuales a través de ideas fantasiosas de placer rebaja la creación de Dios y te separa de él, porque pasas a llamar malo a lo bueno; y bueno, a lo malo (Isa. 5:20).

Porque crea un sentido falso de placer. Dios creó el sexo para ser disfrutado entre dos personas: un hombre y una mujer, unidos en el pacto del matrimonio (Gén. 2:24).

Porque tiene el potencial de dañar tus futuras relaciones, porque creas expectativas irreales y distorsionadas a partir de una actuación cinematográfica. Además, el consumo de pornografía viene acompañado de la masturbación, en la mayoría de los casos.

Porque es una adicción que, como toda, poco a poco destruye nuestra mente, nuestras relaciones y, finalmente, nuestra vida (Rom. 6:23).

Ya sea que estés luchando contra la pornografía o este artículo te ayude a ser una influencia positiva dentro del grupo de la iglesia en el que te mueves para ayudar a otros que sí lo están, hoy quiero que juntos podamos aprender que la pornografía es un pecado. Es un problema del corazón que nos separa de Dios. Por lo tanto, requiere confesión y arrepentimiento. Pero, no está fuera del alcance de la gracia de Dios. Hoy puedes recibir su perdón y compartir esta buena noticia para levantar al caído. La promesa de Dios para ti se encuentra en 1 Corintios 10:13: “No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla”.

¿Cuál es esta salida? Te espero en la próxima entrega de la Revista Adventista para conocer juntos los seis pasos que te ayudarán a librarte de la pornografía.

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1 Comentario

  1. Helbert

    Gracias Pastor.

    Necesito consulta y tratamiento por favor.

    Responder

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