El peligro de hacer de las redes sociales nuestro principal alimento espiritual.

Piensa en tu snack preferido, eso que viene a tu cabeza cuando piensas “qué ganas de comer algo rico”. Me refiero a eso que no necesariamente es un plato de comida, sino algo para “picotear”. ¿Listo? Ahora, si bien este snack es una opción rápida para satisfacer esos antojos que a veces tenemos durante el día, ¿qué sucedería si no solo comieras eso cuando tienes “ganas de algo rico”, sino también en tu desayuno, almuerzo y cena todos los días de la semana? ¿Qué pasaría con tu salud si tu alimentación estuviera compuesta solamente de ese tipo de comida? No estarías muy bien, ¿cierto?

¿Por qué comencé con este ejercicio? Porque, para muchos, las redes sociales se han convertido en un snack que ya no es para cuando piensas “qué ganas de comer algo rico”, sino que es lo único –o gran parte– de lo que está compuesta su dieta espiritual. Viven sobre la base del contenido cristiano
que consumen como posteos, reels, tiktoks, twits, etc. Y eso los lleva a una desnutrición espiritual.

Pero, necesitamos entender que el contenido que vemos en las redes sociales no es de formación, sino de difusión. ¿Es importante la difusión? ¡Claro que sí! El problema está cuando pensamos que nos estamos formando a través de un contenido que no puede cumplir esa promesa. ¿Qué profundidad espiritual podemos lograr a través de un contenido tan transitorio?

Por otro lado, nadie consume el contenido de las redes sociales con una Biblia al lado para ver si lo que se está difundiendo es correcto o incorrecto; simplemente, lo dejamos entrar en nuestra mente y luego tenemos una confusión total por la que no sabemos a quién creerle ni por qué hacerlo.
Salimos con más dudas que certezas, porque dedicamos más tiempo a deslizarnos de contenido en contenido que al estudio personal de nuestras Biblias.

Ahora, permíteme ser más claro. No estoy diciendo que esté mal consumir contenido cristiano. Personalmente creo contenido en redes sociales y trabajo como pastor en el área de comunicación de nuestra iglesia utilizando las redes sociales para predicar el evangelio y alcanzar a miles de personas.

Lo que sí estoy diciendo es que, cuando un snack se convierte en tu principal fuente de nutrientes, eso tendrá consecuencias a corto, mediano o largo plazo en tu nutrición espiritual. Por lo cual, pregúntate: ¿A qué le dedico más cantidad y calidad de mi tiempo, a consumir contenido en redes sociales o al estudio de mi Biblia? ¿Qué dice eso sobre la forma en que estoy alimentando mi mente? ¿Qué consecuencias puede traer a mi vida?

“¿CÓMO PODEMOS MANTENERNOS FIRMES EN UN ESCRITO ESTÁ, SI NI SIQUIERA SABEMOS LO QUE ESTÁ ESCRITO?”

Efesios 6:12 dice: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de este mundo de tinieblas, contra malos espíritus de los aires”. En otras palabras, estamos en una guerra espiritual, no podemos dar la ventaja de estar mal alimentados. No podemos salir victoriosos si luchamos con armas de juguete en lugar de ponernos la armadura de Dios. En medio de una cultura poscristiana, es nuestro deber, como afirma, 1 Pedro 3:15: “[…] santifiquen a Cristo, el Señor, en su corazón, y estén siempre preparados para responder con mansedumbre y respeto al que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes”.

¿Cómo podemos mantenernos firmes en un Escrito está, si ni siquiera sabemos lo que está escrito? Y lo peor es que mientras más tiempo estamos con ojos vendados, menos capaces somos de ver claro cuando tenemos la luz de la Biblia delante de nosotros.

Espero que estas palabras puedan llevarte a realizar un análisis intencional de tus hábitos de consumo en las redes sociales, pero sobre todas las cosas a tu hábito del estudio de la Palabra de Dios.