¿EXISTIÓ REALMENTE JESÚS?

Un repaso de testimonios probados y evidencias históricas.  

Jesus, ¿es un personaje histórico o un personaje mítico? Basados en testimonios comprobados, tenemos suficientes evidencias para determinar que Jesucristo fue un personaje real. De hecho, tenemos más información histórica de la existencia de Cristo que de personajes famosos como Aristóteles, Alejandro Magno, Buda o Mahoma.

1-El testimonio neotestamentario. El valor histórico de los libros del Nuevo Testamento (NT) es indiscutible y supera por mucho a las obras antiguas consideradas material histórico imprescindible. Para rechazar el valor histórico del NT, primero tendríamos que rechazar todas las obras antiguas de la historia universal. Las referencias neotestamentarias más antiguas sobre Jesús son las cartas de Pablo, que se escribieron apenas unos veinte años después de la crucifixión. Pablo entró en contacto directo con los apóstoles y con testigos muy cercanos de la vida de Cristo (1 Cor. 15:1-11).

El NT nos proporciona información sobre el nombre de la madre y del padre adoptivo de Jesús (Mat. 1:18-20), su pueblo natal (Luc. 2:4-7), las fechas y los personajes que existieron durante su existencia terrestre (Luc. 3:1, 2), los lugares que visitó (Luc. 4:16, 31; 7:1), entre otros eventos. Sin embargo, el NT contiene historias que los primeros cristianos difícilmente habrían inventado si no hubieran sucedido, tales como el bautismo y la crucifixión. El bautismo, porque pondría a Jesús como discípulo de Juan el Bautista (así sería inferior a Juan); y la crucifixión, por ser un castigo humillante reservado para los peores delincuentes.

2-El testimonio de personajes no cristianos. Jesús no solo aparece en fuentes cristianas. También tenemos referencias de él en fuentes no cristianas.  El historiador romano y gobernador de Asia Cornelio Tácito (56-118?), escribiendo sobre el reinado de Nerón, mencionó que este, “para divertir esta voz y descargarse [del incendio de Roma del año 64], dio por culpables de él y comenzó a castigar con exquisitos géneros de tormentos a aquellos a quienes el pueblo llamaba cristianos, un grupo odiado por sus crímenes abominables. Su nombre se deriva de Cristo, el cual durante el imperio de Tiberio había sido ajusticiado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea…” (Anales XV.44).

Por su parte, Flavio Josefo, historiador judío del primer siglo, escribió: “Había por este tiempo un hombre sabio, Jesús, si es que es lícito llamarlo un hombre, pues era un hacedor de maravillas, un maestro tal que los hombres recibían con agrado la verdad que les enseñaba…  Él era el Cristo, y cuando Pilato, a sugerencia de los principales entre nosotros, lo condenó a ser crucificado, aquellos que lo amaban desde un principio no lo olvidaron, pues se volvió a aparecer vivo ante ellos al tercer día […]. La tribu de cristianos, llamados de ese modo por causa de él, no ha sido extinguida hasta el presente” (Antigüedades de los judíos XVIII. 3.3). En esta cita, los eruditos aceptan que Josefo menciona a Jesús, pero sospechan que algún escriba cristiano retocó el manuscrito para presentar a Jesús bajo una luz positiva. En otra cita, Josefo menciona “al hermano de Jesús, quien fue llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago” (Antigüedades de los judíos XX. 9.1).

Otros personajes antiguos que escribieron sobre la persona de Cristo son Talo el historiador (escribió en el año 52); Luciano, satírico del siglo II; Suetonio, el historiador y oficial romano (120); y Plinio el Joven (112), gobernador de Bitinia; entre otros.

3-Testimonio de los enemigos tempranos del cristianismo. Es muy interesante señalar que ni aun los enemigos tempranos del cristianismo fueron capaces de negar la existencia de Cristo. Ninguno de los documentos antiguos que nos han llegado niega la existencia de Jesús. La primera vez que alguien lo hace es a partir del siglo XVIII, cuando ya se habían popularizado las ideas racionalistas.

4-Sin documentos escritos. El hecho de que no tengamos algún documento escrito por Jesús, ¿puede ser evidencia para negar su existencia? Esto puede responderse fácilmente. ¿Está en tela de juicio la existencia de Sócrates debido a que no escribió ningún libro? Tampoco tenemos ningún documento de Alejandro Magno. Los testimonios históricos de la existencia de ambos son tan irrefutables que a ningún investigador serio se le ocurriría decir lo contrario.

Recuerda: Jesús vino para salvar del pecado a los que creen en él (Juan 20:30, 31). ¿Ya lo aceptaste como tu Salvador personal?

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