¿APOSTASÍA EN LA IGLESIA?

17 abril, 2024

La doctrina de la Trinidad y los pioneros adventistas.

El movimiento adventista sabatista se originó del movimiento millerita. Según L. E. Froom, de una lista de 38 ministros milleritas que colaboraron con Miller, solo 5 eran antitrinitarios; es decir, en una proporción de “7 a 1”, los ministros milleritas eran trinitarios.

Sin embargo, por las evidencias escritas, sabemos que los pioneros adventistas sabatistas, desde 1846 hasta 1886, tuvieron problemas para aceptar la doctrina de la Trinidad. ¿A qué se debió esto? Un conocimiento del trasfondo religioso de algunos de ellos, junto con varias de las ideas que tenían acerca de la Trinidad, nos puede ayudar a entender las causas de este rechazo. Mencionaré por lo menos tres:

1-Trasfondo religioso. Tanto José Bates como Jaime White (antes de unirse al adventismo) pertenecieron a la Iglesia de la Conexión Cristiana, una confesión antitrinitaria. Por lo tanto, cuando ellos se convirtieron en predicadores adventistas, seguían sosteniendo un punto de vista que creían correcto y que les era familiar.

2-Confusión en el concepto. Sus escritos revelan una confusión para distinguir entre la Trinidad y alguna clase de modalismo. Nota los siguientes ejemplos:

En 1868, Jaime White escribió en Life Incidents: “Jesús oró para que sus discípulos pudieran ser uno como él era uno con su Padre. Esta oración no contemplaba un discípulo con doce cabezas, sino doce discípulos, hechos uno en objeto y esfuerzo en la causa de su Maestro. Ninguno, el Padre y el Hijo, son partes del triuno Dios. Ellos son dos seres distintos, aunque uno en el diseño y el cumplimiento de la Redención”.

Por su parte, José Bates registró lo siguiente en su autobiografía (en 1868): “Respecto de la Trinidad, yo concluyo que es imposible para mí el creer que el Señor Jesucristo, el Hijo del Padre, fue también el todopoderoso Dios, el Padre, uno y el mismo ser. Le dije a mi padre: Si puedes convencerme de que nosotros somos uno en ese sentido, que tú eres mi padre y yo tu hijo, y también que yo soy mi padre, y tu mi hijo, entonces yo podré creer en la Trinidad”.

A su vez, en la Review and Herald del 6 de julio de 1869, R. F. Cottrell escribió: “Que una persona son tres personas, y que tres personas son solo una persona, esta es la doctrina de la cual decimos como contraria a la razón y el sentido común”.

3-Temor al triteísmo. Ellos consideraban que aceptar la existencia de tres personas en donde cada una es Dios equivalía a tener tres dioses. En la Advent Review and Sabbath Herald del 5 de noviembre de 1861, el Pr. J. N. Loughborough escribió: “Si Padre, Hijo y Espíritu Santo son cada uno Dios, habría tres dioses”.

Obviamente, estas personas estaban confundidas al interpretar la Trinidad como modalismo. La Trinidad no enseña que existen “tres dioses”, tampoco que el Padre es el Hijo, o que hay “tres personas en una persona”, ni niega que el Padre y el Hijo sean “dos distintos seres”. Obviamente, la malinterpretación de estos puntos indicaba que estos primeros adventistas necesitaban mayor estudio y crecimiento bíblico en esta área.

Por otro lado, es importante decir que, aunque las declaraciones iniciales de Jaime White fueron fuertes contra la Trinidad, el paso del tiempo lo llevó a escribir declaraciones más cercanas al concepto trinitario. Por ejemplo, en 1876 escribió en la Review and Herald que “los adventistas del séptimo día mantienen la divinidad de Cristo tan semejantemente a los trinitarianos que no tenemos acusación aquí”. Un año más tarde, en 1877, afirmó que “la inexplicable Trinidad que hace a la Deidad tres en uno y uno en tres es muy mala; pero el ultraunitarismo que hace a Cristo inferior al Padre es peor. ¿Pudo Dios haber dicho a un inferior: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen’?”

Pero no solo fue el tiempo lo que influyó en su posición, también fue la influencia de su esposa, quien apoyándose en varios pasajes bíblicos, entre estos Filipenses 2:6 al 9, afirmó en 1869 que Cristo, “divinamente majestuoso, perfecto y excelente, era igual a Dios” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 181). Es evidente que no solo Elena de White estaba más adelantada bíblicamente que su esposo, sino también su posición bíblica estaba ejerciendo influencia en él.

Artículos relacionados

UNA CUESTIÓN DE TIEMPO

UNA CUESTIÓN DE TIEMPO

Jesús y la señal del profeta Jonás. Cuando los escribas y los fariseos le pidieron a Jesús una “señal” de su identidad mesiánica, él les respondió: “Esta generación mala y adúltera demanda señal. Pero no le será dada otra señal que la del profeta Jonás. Como Jonás...

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *