«TODAS LAS COSAS»

5 mayo, 2021

Una mirada lingüística al esperanzador texto de Romanos 8:28: “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”.

Los manuscritos bíblicos preservan dos formas de lectura de la primera parte de Romanos 8:28. Seguidamente, ofrezco (atendiendo a sus posibilidades de sentido) una traducción al español de las lecturas mencionadas.

Lectura 1: Panta synergei eis agathon. En los niveles morfológico, sintáctico y contextual, se abren cuatro opciones de traducción:

Opción 1: Tomar el adjetivo panta como sujeto del verbo synergei: “todas las cosas cooperan para (el) bien” (el agente implícito detrás de “todas las cosas” es Dios). 

Opción 2: Leer el adjetivo panta como objeto directo del verbo synergei, asumiendo a Dios como sujeto: “Dios hace que todas las cosas cooperen para (el) bien”.

Opción 3: Tomar el adjetivo panta como un acusativo de relación: “en todas las cosas Dios obra para (el) bien” (también se sobreentiende que el sujeto o agente es Dios).

Opción 4: Que el sujeto del verbo synergei en el versículo 28 pudiera ser el mismo de los versos 26 y 27, a saber, el Espíritu Santo: “en todas las cosas el Espíritu obra para (el) bien”.

Lectura 2: Panta synergei ho theos eis agathon. Algunos manuscritos, entre los cuales se encuentra el papiro en lengua griega más antiguo de Romanos 8:28, insertan ho theos (“Dios”) después del verbo synergei, haciendo claro el sujeto: “Dios hace que todas las cosas cooperen para (el) bien” (ver “Lectura 1, opción 2”).

A partir del conjunto de estos datos, hay que elegir aquellas opciones que hacen explícita la intervención divina en la vida de quienes aman a Dios, los que han sido llamados por él.

Se obtienen así las siguientes traducciones: “Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman” (Nácar-Colunga). “En todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Biblia de Jerusalén). “Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman” (Nueva Versión Internacional). “Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman” (Palabra de Dios para todos).

Llegados a este punto, comparto ahora algunos breves comentarios acerca de synergeō, el verbo principal de esta primera parte de Romanos 8:28 (traducido al español como “ayuda”). Tenemos que saber, en primer lugar, que nos encontramos ante una palabra compuesta, es decir, formada por la unión de la preposición syn (“con”, “junto a”) y el sustantivo de origen verbal érgon (“obra”, “trabajo”). 

Así, entonces, synergeō refiere a un esfuerzo cooperativo, a una actividad conjunta y, por lo tanto, designa la acción de trabajar “con/junto a”. A su vez, en determinados contextos, conlleva el sentido de ayudar/asistir. Puesto que varios de los valores semánticos de la preposición griega syn en palabras compuestas hallan correspondencia directa con el uso de los prefijos “co-/con-/com-” en español, dos equivalentes cercanos al significado de synergeō en Romanos 8:28 son: “co-laborar” (“trabajar con”) y “co-operar” (“obrar con”). 

De este modo, la Biblia de Jerusalén hace accesible un matiz semántico del prefijo griego syn que los prefijos españoles “co-/con-/com-” no reflejan, a saber, en el dolor Dios está en medio de nosotros y toma parte en la situación: “En todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (nótese el uso del prefijo inter-[viene] como equivalente de syn-[ergeō]). Hay que mencionar, también, que en nuestra lengua contamos con la palabra “sinergia”; término que representa lo que técnicamente se denomina “calco lingüístico”, esto es, una adaptación de una palabra extranjera –tomada, en este caso, del latín científico, y este del griego, a la grafía y fonética del español.

Por último, en vista de la elección del tiempo presente en modo indicativo, de la raíz verbal y del tenor general del contexto literario próximo, synergei expresa que Dios reencauza continuamente las disímiles circunstancias que configuran el diario vivir de todo creyente a fin de salvarlo y bendecirlo (Rom. 8:28-30).

En “las aflicciones del tiempo presente” (Rom. 8:16), el accionar amoroso y salvífico de Dios se manifiesta de manera ininterrumpida, poderosa y diaria en la vida de todos aquellos que lo aman.

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