¿DIJO ESO REALMENTE?

Principios para interpretar los escritos de Elena de White.

Los adventistas del séptimo día creemos que el don profético anunciado en la Biblia para la iglesia remanente (Apoc. 12:17; 19:10) se ha manifestado en el ministerio de Elena de White (1827-1915). Durante siete décadas recibió unas dos mil visiones y sueños proféticos, y escribió cerca de cien mil páginas con consejos inspirados. Por esa razón, sus escritos, igual que los escritos de los profetas canónicos, deben ser leídos siguiendo ciertos principios interpretativos. A continuación, se mencionarán tres:

1-Lee todo lo que el profeta dijo antes de llegar a una conclusión. De esta manera podremos estar seguros de no estar obteniendo ideas parciales sobre lo que ella enseñó. También resolvemos ideas aparentemente contradictorias, que se equilibran cuando estudiamos la totalidad de sus declaraciones. Por ejemplo, sobre el acto de orar de rodillas, ella escribió: “Esta es siempre la posición correcta” (Mensajes selectos, t. 2, p. 385). Sin embargo, si solo nos quedáramos con esta cita podríamos llegar a una conclusión errada, ya que Elena de White escribió otras declaraciones en las que se explaya sobre este tema: “No siempre es necesario arrodillarse para orar. Cultiven el hábito de conversar con el Salvador cuando estén solos, cuando estén caminando o cuando estén ocupados en vuestro trabajo cotidiano” (El ministerio de curación, p. 408).

2-Considera el contexto literario y el contexto de tiempo y lugar. El contexto literario tiene que ver con el principio anterior de considerar todas las citas, pero también con lo que está antes y después de una cita. Elena de White misma mismo notó la importancia de esto cuando dijo que “[las] citas pueden dar una impresión diferente de la que darían si fueran leídas en su contexto original” (Mensajes selectos, t. 1, p. 69).

Un ejemplo es la famosa cita mutilada que algunos usan para afirmar que reírse es pecado: “Cristo a menudo lloraba, pero nunca se supo que riera […]. Imitad al Modelo divino, infalible” (Manuscrito 11, 1968). Sin embargo, cuando se lee el contexto, se entiende el sentido de lo que escribió la hermana White a una dama: “Mi hermana, usted habla demasiado. […] su lengua ha hecho mucho daño. […] Usted juguetea y bromea y participa en hilaridad y risas. […] Cristo es nuestro ejemplo. […] Cristo a menudo lloraba, pero nunca se supo que riera. Yo no digo que sea un pecado reírse en alguna ocasión, pero no podemos errar el camino si imitamos al Modelo divino, infalible. […] Mientras contemplamos el mundo atrapado en la oscuridad y trabado por Satanás, ¿cómo podemos ocupamos en veleidades, hilaridad, palabras descuidadas, precipitadas, hablando a la ventura, riendo, chanceando y bromeando? […] La alegría cristiana no está condenada por las Escrituras, pero sí se censura la conversación imprudente” (Manuscrito 11, 1868). Como se puede ver, el problema no está en reírse, sino en “la conversación imprudente”.

El contexto de tiempo y lugar significa que debemos tomar en cuenta cuándo, dónde y en qué circunstancias se escribió lo que escribió. La hermana White dijo: “Acerca de los Testimonios, nada es ignorado, nada es puesto a un lado. Sin embargo, deben tomarse en cuenta el tiempo y lugar” (Mensajes selectos, t. 1, p. 67). Por ejemplo, ella escribió: “Si las niñas […] pudieran aprender a ensillar y conducir un caballo […] estarían mejor preparadas para hacer frente a las emergencias de la vida” (La educación, pp. 216, 217). ¿Significa esto que se deben dar clases de ensillado de caballo en nuestros colegios? Es obvio que ella escribió esto en una época en que el caballo era el medio de transporte utilizado, y ensillar caballos era mayormente un asunto de varones.

3-Obtén los principios básicos. Si tomamos en cuenta que hay cosas que se escribieron en un contexto específico, ¿significa eso que esas declaraciones ya no sirven para hoy? Por supuesto que no. Igual que la Biblia, se deben extraer de sus declaraciones los principios subyacentes que se aplican a todo tiempo y lugar. Por ejemplo, de la declaración de que las niñas deben estar preparadas para “ensillar y conducir” caballos, se puede extraer el principio de que las mujeres deben estar igual de preparadas que los hombres en las competencias prácticas de la vida; por ejemplo, en asuntos de mecánica y reparación de automóviles.

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2 Comentarios

  1. José Omar Serna Casahualpa

    Excelente nota que aclara la forma en la que debemos considerar los textos de Profecía.
    Saludos desde la Amazonía Ecuatoriana en Shushufindi, Distrito Orellana. Ecuador

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  2. Jose luis Aguilar Conde

    Gracias Pr. Christian Álvarez por compartir contenidos de esta índole que por supuesto ayudará a nuestra Iglesia

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