GRANIX 1938-2023: DIOS SIEMPRE TUVO UN PLAN

3 marzo, 2023

Un repaso por la maravillosa y providencial historia de Alimentos Granix, al cumplirse 85 años de su nacimiento.

Por Marcelo Cerdá

A veces los métodos de Dios son muy extraños. Él cierra puertas para luego abrir ventanas colmadas de bendiciones. Así nació Alimentos Granix, institución de la Iglesia Adventista dedicada a la elaboración de productos alimenticios saludables.

Sus primeros pasos fueron en el Colegio Adventista del Plata (en Entre Ríos, Argentina), donde funcionaba una pequeña industria elaboradora de cereales y panificados, cuyo objetivo era que los alumnos pudieran trabajar y, de esa forma, costearse parte de sus estudios.

Pero toda institución de la Iglesia Adventista cuenta con organismos que periódicamente analizan los avances y sugieren las modificaciones a realizar para corregir deficiencias. Y eso es lo que sucedió en agosto de 1936.

El Colegio Adventista del Plata (CAP) tomó la decisión conveniente de desvincular esta naciente industria de la institución educativa y darle vida propia e independiente. En el registro de los acuerdos, se menciona la intención de establecer “una empresa separada, para la fabricación de un número limitado de alimentos prosalud, tales como copos de maíz y de trigo, café cereal y sustitutos de la carne”.

Esta era una decisión arriesgada, pues no se contaba con ninguna experiencia sobre fábricas de alimentos. Por eso, luego de mucha oración, la administración de la entonces Unión Austral tomó la decisión de nombrar una comisión de tres personas para bosquejar un proyecto de Estatutos: W. E. Murray, G. E. Emmenegger y G. E. Taylor.

Unos meses más tarde, se nombró la Junta Directiva de la empresa establecida para la fabricación de alimentos prosalud. Formaban parte de la junta W. E. Murray (presidente de la Unión), el gerente (a nombrarse), G. E. Emmenegger (tesorero de la Unión), H. G. Stoehr, Ner Soto (gerente del Sanatorio Adventista del Plata), P. M. Brouchy (presidente de la Asociación Argentina Central) y W. A. Ernenputsch (director de departamento en la Unión). Mientras se comenzaba a dar formato legal a la nueva fábrica, la pequeña industria del CAP continuaba produciendo cereales.

Así, en 1936 se adquirió un molino para copos, proveniente de Inglaterra. Al llegar al puerto de Diamante, sufrió una avería, por lo que fue devuelto a destino sin poder cumplir su propósito de aumentar la producción de cereales en Entre Ríos. Es que Dios tenía otros planes…

En 1937 se organizó una comisión para encargarse de elaborar un plan de acción para la fábrica de alimentos. Se envió al Pr. Roger Altman (en ese entonces, secretario de la División Sudamericana) a Estados Unidos para que visitara otras fábricas de alimentos, se encargara del estudio de las bases de orientación y viera la posibilidad de conseguir un técnico. De este modo, se invitó al Hno. Leslie Brooks, que residía en Inglaterra, para ayudar en la instalación de la nueva fábrica.

A su regreso, el Pr. Altman informó lo analizado con la Asociación General sobre la idea de conformar la fábrica de alimentos en Argentina. La Unión Austral decidió avanzar con el plan. Determinó “tener como norma en el desarrollo de esta empresa comenzar con el menor equipo posible para fabricar buenos productos y que procedamos en nuestro programa de ampliar la industria solamente dentro de los márgenes, con los elementos en mano” y “que se autorice el establecimiento de la fábrica en Florida, cerca de la Casa Editora”.

Granix ya comenzaba a ser una realidad. Dios siempre tuvo un plan.

EL AÑO DEL INICIO

Luego de mucho análisis, oración y fe, la Junta Directiva de la Unión Austral, en su sesión del 3 de marzo de 1938, tomó el voto (número 4.264) de constituir una fábrica de alimentos con la denominación de “Alimentos Granix”. Esta sociedad duraría cincuenta años y tendría un directorio de cinco miembros.

El objetivo estaba claro: “La Unión Austral organiza esta empresa como una institución adventista para afianzar y ampliar la iniciativa del movimiento adventista, tanto en este país como en las vecinas repúblicas. Por tanto, en el trato con sus empleados, en el desarrollo de sus negocios, en la actividad manufacturera e industrial y en todo otro aspecto de su programa, ha de primar constantemente el criterio adventista”.

Todo empezaba a funcionar, más allá de un cambio inesperado de planes. En lugar de enviar al Hno. Brooks para que ayudara en la puesta en marcha, desde la fábrica adventista de alimentos de Inglaterra (Granose Foods Ltda.) enviaron al Hno. George Norris, quien inmediatamente se involucró de lleno con la tarea de poner a Alimentos Granix en movimiento.

La ubicación actual de la planta elaboradora de Florida (en Buenos Aires) es la misma en donde se instaló el primer galpón de hierro galvanizado y se construyeron dos oficinas, en un predio de 224 metros cuadrados, que fue cedido por la Casa Editora (era una fracción lindera a su edificio de impresión, sobre la Avenida San Martín al 4555, en el partido de Vicente López, Buenos Aires).

Luego de tres meses de valiosa y abnegada ayuda, buena voluntad en todo y gran interés manifestado por el desarrollo del proyecto, el Hno. George Norris fue invitado a permanecer en Argentina como gerente de la fábrica de Alimentos Granix. Así, condujo la institución durante ocho años, superando múltiples desafíos.

En el boletín mensual de la División Sudamericana de agosto de 1939, se informa lo siguiente: “La fábrica de Alimentos Saludables de Buenos Aires comenzó a lanzar sus productos al mercado. El trabajo de esta institución es visto con gran favor por el público en general. Forma parte ya de la familia de nuestras instituciones para complementar nuestro programa de salud. En la actualidad se venden cereales cocidos, y dentro de poco tiempo estarán listos para la venta otros productos como carnes vegetales, extractos vegetales y soja con salsa de tomate. Los hermanos J. A. Ayvazian y Moises Kalbermatter están visitando el comercio en Buenos Aires. El hermano George Norris y su personal están trabajando muchas horas para mantenerse al día con el trabajo requerido”.

A su vez, en el British Advent Messenger de diciembre de 1943, el Pr. Edgar Brooks, gerente de Redacción de la Casa Editora Sudamericana, relata lo siguiente: “Le alegrará saber que la fábrica Granix ha tenido un año maravilloso. Han ido mejorando los productos hasta que pudieron sacarlos al mercado. Ante la imposibilidad de importar materias primas para ciertos artículos, para gran sorpresa, han reinventado las elaboraciones y han comenzaron a recibir grandes pedidos de las grandes casas frigoríficas para usarlos también. Como estos pedidos eran por cantidades tan grandes, Granix ha podido pagar todos los préstamos, y ahora está en la posición envidiable de tener su planta completamente libre de todo gravamen y un cómodo fondo operativo en el banco. Está todo pagado. Su aumento de ventas ha
sido realmente extraordinario este año, y las perspectivas son muy buenas para el futuro”.

Por último, cabe destacar el informe de 1944, que agrega estos datos: “El Pr. Edgar Brooks, de la Casa Publicadora Sudamericana, relata en una carta personal a su tierra natal el crecimiento de nuestra obra de alimentos saludables bajo la supervisión del hermano George Norris, de Watford. La fabricación de productos es un éxito, pero de repente, una empresa grande del país en cuestión comenzó a producir productos similares, para nuestra gran pérdida. Luego, la empresa empacadora más grande comenzó a comercializar copos de trigo con un nombre elegante y contrató a nuestra planta para su fabricación. La planta que el hermano Norris comenzó en locales temporales ahora se está convirtiendo en edificios permanentes. Nos alegra leer este buen progreso”.

Estos informes sobre los problemas del mercado argentino, que humanamente parecían imposibles de sortear, nos recuerdan que –de alguna u otra forma– Dios siempre ha transformado las crisis en bendición. Porque Dios siempre tuvo un plan.

DESAFIANDO LO IMPOSIBLE

Durante el año 2022, los representantes más importantes de la industria argentina se reunieron para debatir cómo hacer para mantenerse a flote en circunstancias permanentes de inestabilidad económica y alimentaria. La conclusión a la que arribaron fue que “por la carga impositiva, los costos laborales y la falta de previsibilidad, se hace imposible invertir en Argentina”. Entonces, ¿cómo hace Alimentos Granix para mantenerse activa y creciendo, si para los expertos es imposible? La respuesta la encontramos en Lucas 18:27, cuando Jesús indicó a sus discípulos: “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios”.

Esta promesa es la base sobre la cual los 1.100 colaboradores que trabajan actualmente en Granix realizan día a día su labor. Solo por la gracia de Dios, hoy Granix cuenta con tres plantas elaboradoras, que están ubicadas en la provincia de Buenos Aires, Argentina.

En la localidad de Florida, departamento de Vicente López (a unos 15 km de la Ciudad de Buenos Aires), se encuentra la administración de la institución y se continúa elaborando cereales laminados. En la planta de la ciudad de Baradero (a unos 150 km de la Ciudad de Buenos Aires) está concentrada la producción de todas las galletas: dulces y crackers. Y en la planta de la ciudad de Campana (a unos 80 km de la Ciudad de Buenos Aires) también se elaboran cereales (en sus dos procesos: laminados y extrusados).

En la actualidad, Granix cuenta con nueve sucursales distribuidas en toda la Argentina, con el objetivo de llegar a todo el país con alimentos saludables y con un mensaje: el próximo retorno de nuestro Señor Jesús.

Como resultado de seguir las instrucciones de Elena de White sobre el régimen alimenticio y dejar que Dios sea el dueño de esta nave, hoy podemos celebrar victoriosamente estos 85 años.

ELENA DE WHITE Y LAS FÁBRICAS DE ALIMENTOS

La mensajera del Señor destaca, al menos, cuatro aspectos importantes:

1-Materias primas

“En muchos lugares se han de establecer industrias para fabricarlos. Lo que es una bendición para la obra en un lugar lo será en otros donde es mucho más difícil obtener dinero. Este régimen debe consistir en alimentos hechos con las materias primas que Dios proveyó, que son principalmente las frutas, los cereales y las oleaginosas, aunque también se usarán diversos tubérculos” (Cooranbong, Nueva Gales del Sur, 10 de marzo de 1900).

2-Tesoros alimenticios de cada país

“El Señor enseñará a muchos en todas partes del mundo a combinar las frutas, los cereales y las verduras en alimentos que sostengan la vida y no comuniquen enfermedad. Es su designio que los tesoros alimenticios de cada país sean preparados de tal manera que puedan usarse en los países para los cuales son apropiados. Como Dios dio maná del Cielo para sostener a los hijos de Israel, dará a su pueblo en diferentes lugares habilidad y sabiduría para usar los productos de esos países en la preparación de alimentos que reemplacen la carne” (Cooranbong, Nueva Gales del Sur, 10 de marzo de 1900).

3-Innovación, desarrollo y mejora continua

“El asunto de la alimentación no ha alcanzado aún la perfección. Hay todavía mucho que aprender en esta línea. El Señor quiere que las mentes de sus hijos en todo el mundo se hallen en tal condición que puedan recibir las impresiones que él les dé con respecto a la combinación de ciertos artículos en la producción de alimentos, que son necesarios, pero que todavía no se producen” (Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 319, 320).

4-Testificación a través de los alimentos

“Tengo palabras fervientes para hablarles a aquellos que se ocuparán en el negocio de los alimentos saludables. Debe introducirse un aspecto enteramente diferente en el trabajo de nuestros almacenes de alimentos, restaurantes y en cada línea en la cual se manipulan nuestras producciones de alimentos. Este trabajo debe ser llevado adelante como un medio de iluminación del evangelio para aquellos que se han entregado al Señor. El negocio de los alimentos saludables es una puerta por la cual debemos dejar que nuestra luz brille hacia afuera” (Manuscrito 81, 27 de septiembre de 1906).

PREDICANDO Y BAUTIZANDO A TRAVÉS DE UNA FÁBRICA DE ALIMENTOS

Nuestra larga tradición de 85 años contiene muchas historias. Como no podemos contarlas a todas, elegimos relatar una que resume nuestra misión, porque la iglesia tiene templos construidos en forma de fábricas de alimentos. Las fábricas somos la iglesia, no una institución “de la iglesia”.

“Mi nombre es Andreik Assis. Nací en Brasil y a los 17 años ya tenía un sueño: “ser médico”. En mi pueblo, a unos kilómetros de San Pablo, no había lugar para estudiar esa carrera, por lo que estudié algo lo más similar posible y me recibí de enfermero. Pero Dios tenía un plan.

“Luego de buscar bastante, encontré que en Buenos Aires podía estudiar Medicina, y por el cambio monetario con Brasil me resultaba conveniente. Llegué a Buenos Aires solo, sin conocer a nadie y sin hablar español. Pero no tenía miedo, porque sabía que me iba a encontrar con mis hermanos evangélicos de la misma confesión que la iglesia a la que yo asistía en Brasil.

“Después de buscar por varios meses, descubrí que esa iglesia no existía en Argentina. Mis compañeros de facultad ya habían comenzado a burlarse de mí, debido a que no me unía a ellos en las fiestas, los bailes y las demás actividades nocturnas.

“Encontré una iglesia evangélica en el barrio de Flores, Buenos Aires, y comencé a asistir, esperando encontrar respuestas a mis inquietudes espirituales (especialmente relacionadas con el sábado como día de reposo), que cada vez eran más fuertes. El pastor de esa iglesia me respondió que no tenía la respuesta que yo buscaba.

“Comencé a sentirme extremadamente solo y a cuestionarme si valía la pena seguir buscando a Dios. Trataba de encontrar respuestas, pero el ambiente en la facultad tampoco me brindaba contención. Estaba solo, lejos de mi país y con las carencias económicas de un estudiante que no puede trabajar.

“En uno de mis momentos más oscuros, rogué a Dios que por favor se manifestara de alguna manera: ‘Dios, te necesito, pero no te puedo encontrar’, oré.

“Debido a mis escasos recursos económicos, tenía por costumbre leer muy bien las tablas nutricionales de los productos comestibles para saber si estaba invirtiendo lo poco que tenía en alimentos realmente saludables.

“Una de las tantas veces en las que entré en el supermercado al que siempre iba, con el ánimo muy por el piso, seguí la misma rutina de siempre; di vuelta el paquete de galletitas Frutigran, de Granix, para revisar la tabla nutricional. Fue entonces que Dios me mostró –de una manera que no puedo describir– un tesoro que nunca antes había visto. Ahí, al lado de la tabla nutricional que casi sabía de memoria, estaba el logo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Cuando mis ojos leyeron el nombre de la iglesia, fue como si por fin mi búsqueda hubiese llegado a su fin.

“Llegué a mi casa y busqué en Google cuál era la iglesia adventista más cercana a mi domicilio. También comencé a buscar algún correo electrónico de contacto para escribir. Me contacté con un pastor que figuraba en Internet, sin esperar que me respondiera. Para mi sorpresa, a las pocas horas me contestó y me contó que él ahora vivía en otro lugar, pero que fuera el sábado por la mañana a la iglesia, que me iban a estar esperando.

“Y así fue. El sábado llegué temprano a la iglesia. Había hermanas que me dieron la bienvenida y me abrazaron como hacía meses nadie me abrazaba. En ese momento, supe que había encontrado una familia.

“En menos de dos meses completé los estudios bíblicos y me bauticé.

“Mi oración es que mi familia también pueda aceptar a Dios. No son adventistas, pero están estudiando la Biblia; y hasta mi padre, alcohólico durante toda su vida, experimentó el poder milagroso de Dios al devolverle la vida luego de un shock hepático.

“Hoy soy miembro de la Iglesia Adventista de Caballito (en la ciudad de Buenos Aires) y miembro de esta gran familia que espera ansiosa el retorno de Jesús. Todo sucedió gracias a un paquete de galletitas Frutigran”.

Dios siempre tiene un plan.

Copia de la autorización legal para producir y elaborar copos de maíz, en 1936.

MIRANDO HACIA ATRÁS CON FE EN EL FUTURO

En marzo de 2023, al cumplirse 85 años desde ese primer voto que dio origen a Alimentos Granix, solo es posible mirar hacia atrás y ver bendición tras bendición en el camino recorrido. Y ese camino es el que debemos continuar, porque tenemos un objetivo que cumplir y una misión que Dios nos dejó: presentar nuestro mensaje de salud a través de alimentos saludables. Perder la perspectiva de misión es perder la bendición de Dios.

Por eso, conscientes de que Dios es el Dueño de todo, continuamos trabajando con visión, dedicación, creatividad, calidad, osadía y fe, tal como lo hicieron nuestros pioneros. Y continuamos planificando, entendiendo que “hacer planes” implica, sobre todo, doblar las rodillas ante Dios. Todo lo que se construye de rodillas permanece por la eternidad.

Por eso, la Misión de “producir y distribuir alimentos naturales y saludables, generando trabajo y recursos económicos para cumplir con la misión cristiana”, y la Visión de “ser una empresa pionera y líder en la elaboración de alimentos sanos y naturales, que aporten a la sociedad una mejor calidad de vida”, siguen intactas. Estos ideales se cumplen por el compromiso de cada uno de los colaboradores de continuar el legado de los pioneros y dejar que Dios siga utilizando su institución como un medio para ayudar a predicar el evangelio de su pronto retorno. Así, estaremos eternamente con él en el Cielo.

Ese fue siempre el plan de Dios.

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