Seis pasos para vencer este dañino hábito en nuestra vida y ayudar a otros para obtener la victoria.
Cada sábado, en nuestras iglesias saludamos a niños, adolescentes, jóvenes, adultos, hombres y mujeres que consumen pornografía de forma regular. Son corazones que sufren en silencio y luchan contra ella en soledad. Son esclavos y anhelan libertad. No buscar ser libres solamente por el daño que la pornografía causa, sino también por la culpa que cargan al intentar salir de este vicio una y otra vez… par volver a caer y a caer en él.
En la anterior entrega de la Revista Adventista, en el artículo de esta columna, busqué concientizarte acerca del consumo exponencial que la pornografía tiene, mediante las pantallas de los dispositivos, en el anonimato, el confort y la privacidad de nuestros hogares, y compartí contigo cuatro razones de por qué la pornografía es dañina. Pero, nos quedó pendiente una pregunta: ¿Cómo ser libre de ella?
Por eso, quiero compartir seis pasos para vencer la pornografía. Estos pueden ayudarte a ti, que estás luchando contra ella, o puede servirte para que puedas ayudar a otros que están inmersos en la lucha. Así que, guarda bien este artículo.
Primer paso: Debes hacerte las siguientes preguntas: Cuando soy tentado, ¿cómo me siento? ¿Dónde estoy y con quién? Las respuestas a estos interrogantes te permitirán identificar las “banderas rojas” que debes evadir, buscando alternativas para no estar con esa persona y en ese lugar. Así, puedes gestionar tus sentimientos o evitar esos momentos.
Segundo paso: Debes hacer un inventario de todo lo que alimenta tus pensamientos: películas, series, libros, cuentas de redes sociales, lugares, etc. Luego, quita todo lo que pueda promover, aunque sea en lo más mínimo, el deseo. Sé radical.
Tercer paso: Consta de no entretenerse con pensamientos incorrectos. Parece simple de lograr, pero no lo es. Apenas tengas esos pensamientos, corre a Dios en oración y concéntrate en él. Si demoras, será demasiado tarde.
Cuarto paso: Debes utilizar filtros en tus dispositivos que te ayuden a evitar sitios e información no deseados y provocativos. Además, colócate límites, como no llevar el celular a tu habitación y/o baño y para no quedarte solo en casa (siempre dependiendo de lo que respondiste en el primer paso).
Quinto paso: No tienes por qué batallar solo. Busca un amigo, un dirigente o un pastor de confianza (no un desconocido), o alguien que pueda orar cada día por ti y a quien puedas acudir en el momento de debilidad. Tiene que ser alguien que te quiera, que no divulgue lo que te pasa ni te prejuzgue, y que te ayude a salir adelante.
Sexto paso: Este el paso más importante. Presta atención: Tienes que entender que solo vencerás tu deseo por el pecado cuando tu deseo por Jesús sea más grande. No sigas leyendo tan rápido. Reflexiona nuevamente sobre lo que te acabo de decir. Voy de nuevo: Solo vencerás tu deseo por el pecado cuando tu deseo por Jesús sea más grande. ¿Qué significa esto? Que cuando cada día vives en la presencia de Dios y vas descubriendo su amor y creciendo en tu relación con él, logras vencer.
Porque no son tus fuerzas las que te dan la victoria. Aquí no es cuestión de esfuerzo, disciplina o voluntad, sino que es el poder que te da el Espíritu Santo lo que te da la victoria.
Si te encuentras en esta lucha, quiero que prestes mucha atención a lo que te diré a continuación: No permitas que Satanás te diga que no puedes ir a Dios porque no lo mereces y porque pecaste muchas veces (lo más probable es que estés hace meses o años lidiando con esto). Jesús murió exactamente para que puedas ir a Dios a pesar de ti mismo y de tus malos hábitos. Por eso, utiliza la gracia no como una excusa para caer, sino como un motivo para levantarte (Heb. 4:15, 16).
La pornografía ¿es un pecado? Sí, pero no está fuera del alcance de la gracia de Dios. Si hoy te arrepientes y confiesas tu pecado, puedes ser libre y tener la seguridad de su perdón (Isa. 1:18; 1 Juan 1:9). Así que, ánimo, levanta la cabeza, que Dios todavía no ha terminado su obra en ti.
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