Una nueva sección para aprender a tener alegría aun en medio de las tormentas.
Estoy cantando bajo la lluvia
¡Qué glorioso sentimiento!
Estoy feliz otra vez,
Me río de las nubes.
Tan oscuro adelante,
El sol está en mi corazón.
Así empieza la letra de la canción Singin’ in the Rain [Cantando bajo la lluvia], popularmente conocida gracias a la película del mismo nombre. Se trata de un film musical de 1952. Su escena más recordada es cuando Gene Kelly canta de noche bajo un torrente de agua.
No es lógico cantar bajo la lluvia. Podríamos correr, gritar, quejarnos, refugiarnos… pero ¿cantar? Sin embargo, esta simple película solo es un pálido reflejo, comparado con el sublime libro bíblico de los Salmos. En sus 150 capítulos encontramos expresiones de alabanza consagrada, declaraciones de confianza absoluta, afirmaciones de fe convincentes y devociones sumisas al Dios creador. Pero, no en un plácido contexto de bienestar sino insertadas en terribles injusticias externas, horribles pecados personales, alarmantes situaciones y destinos inciertos rodeados de enemigos.
La vida no es fácil. David y los demás autores lo saben muy bien. Y no esperan que sea fácil, pero confían en Dios. Creen lo humanamente imposible, como lo expresa el Salmo 23:4: Aunque estemos rodeados por la muerte, no tendremos temor porque Dios estará con nosotros. La clave no está en atravesar una situación extrema sino en Quién nos acompaña en esa situación. Y en todas.
Por eso, en esta primera entrega, el primer “canto bajo la lluvia” será el Salmo 16. En la lectura de este capítulo, notamos –a priori– que se lo llama “Mictam de David”. Si bien los comentadores no pueden establecer con precisión qué significa esto, la mayoría respalda la idea de que se puede traducir como“inscripción en tableta”, como dice la Septuaginta (LXX). Esto implica que es algo para recordar, algo firme, que no cambia.
Luego, en sus once versículos, es evidente que se trata de un canto de esperanza centrado en la alegría: El gozo está en Dios (vers. 1, 2); en su pueblo (vers. 3, 4); en la provisión de Dios (vers. 5-10); y en la presencia de Dios (vers. 11).
Colocando una lupa sobre algunas palabras y expresiones de este capítulo, notamos aspectos maravillosos:
-Versículos 1 y 2: David destaca que Dios es su Señor (se usa el nombre “Adonai”, que significa “mi dueño”) y que fuera de él no hay felicidad (aun en tiempos de peligros).
-Versículos 3 y 4: La integridad siempre vence (aunque temporalmente no lo haga), y los justos serán recompensados. Los paganos usaban sangre (que podría derivar de sacrificios humanos) para las libaciones, pero para David esto era repulsivo porque no representaba el verdadero culto a Jehová, ya que allí se usaba vino (Éxo. 29:40, Núm. 15:5).
-Versículos 5 al 7: No importaba cómo se repartiera la tierra, Dios siempre sería la mejor parte de la herencia. La mención de la copa se refiere a la buena fortuna (como en Sal. 23:5) de vivir junto a Dios. Las cuerdas que se mencionan se usaban para medir la tierra y repartir los territorios; y son ellas las que caen sobre lugares deleitosos.
-Versículo 8: El secreto del éxito en la vida espiritual es tener a Dios siempre delante de nosotros y aprender a vivir con él. Como Enoc, que caminó con Dios (Gén. 5:22), y como Moisés, que se mantuvo como mirando al Invisible (Heb. 11:27), necesitamos experimentar constantemente la presencia de Dios. Esto nos mantendrá puros y alegrará nuestro corazón, y hará que permanezcamos firmes en los principios bíblicos.
-Versículos 9 y 10: La muerte, nuestro mayor problema, es un enemigo vencido porque Cristo resucitó.
-Versículo 11: Es el punto más alto del capítulo, donde se registra que Dios nos muestra el camino de la verdad; que solo en su presencia y su compañía hay un gozo (no parcial ni circunstancial, sino uno pleno); y que a su lado las delicias no duran un momento ni son efímeras, sino que son para siempre.
Así, este Salmo es una hermosa expresión de lo que ocurre cuando decidimos ser fieles a Dios. Transitemos este año 2022 recordando de dónde proviene la felicidad real. Y sigamos tarareando con Gene Kelly:
Tengo una sonrisa en mi cara
Camino por la vía feliz.
Solo cantando,
Cantando bajo la lluvia.
Excelente reflexión sobre el Salmo 16.
Aunque leí por ahí, que la felicidad es circunstancial, en cambio el gozo es permanente.
El gozo quizás no sea tan emocional o expresivo; pero la paz, la seguridad y la confianza en las circunstancias bajo el control de de Dios son incomparables.
Muy claro. Conozco infinidad de pasajes bíblicos, aún así, en ocasiones, no me siento tranquilo y seguro. Cómo lograrlo? Abrazo
Buscaba una reflexión de Dios para mí vida y encontré esta página. Quiero seguir recibiendo este mensaje de Dios para mí vida.