Entrevista al Pr. Stanley Arco, nuevo presidente de la División Sudamericana.
Revista Adventista (RA): ¿Qué significa ser elegido presidente de la División Sudamericana?
Stanley Arco (SA): Estudié y me preparé para ser pastor de iglesia; y frente a un desafío como este me siento pequeño y reconozco que realmente necesito depender de Dios. La responsabilidad de ser el líder de tantos adventistas es enorme. Al mismo tiempo, es un gran privilegio y una misión fuertemente espiritual. Me pongo enteramente en manos de Dios y reafirmo mi ideal de servicio. Cuanto mayores sean las responsabilidades, mayor será la necesidad de depender del Señor.
RA: ¿Qué recuerda de los inicios de su ministerio, allí en el Estado de Mato Grosso, Brasil?
SA: Comencé como capellán en una escuela secundaria, y luego fui pastor de distrito y director de departamento de Jóvenes. Me impactó profundamente el trabajo unido de la iglesia en esa región, donde participaban hermanos de diferentes edades. Allí aprendí a iniciar proyectos casi sin presupuesto, a trabajar en la construcción con muchos desafíos, a dedicarle mucho tiempo al evangelismo y a involucrar a todos en la tarea de ganar almas. Las lecciones adquiridas allí me ayudaron a formar un liderazgo comprometido en el cumplimiento de la misión.
RA: Ud. trabajó muchos años en Brasil, en Chile y en Bolivia liderando a la iglesia: ¿Qué evaluación en general hacer de la iglesia en Sudamérica?
SA: La Iglesia Adventista es muy diversa en relación con culturas, pero unida en lo referente al cumplimiento de la misión. En cada país hay desafíos porque la forma en que la sociedad reacciona al mensaje es diferente. Hay ciertos proyectos y programas que se adaptan bien a un país, pero en otros es necesario adaptarlos o es posible que no se apliquen. Por eso, es necesario que se utilicen estrategias regionales que aborden estas necesidades específicas de cada ubicación. Pero todo debe tener en cuenta la dimensión espiritual.
Si algo he aprendido es que cada realidad requiere métodos adecuados. Pero una cosa es igual en todas partes: la necesidad de depender de Dios y la intensa obra del Espíritu Santo. El sufrimiento humano puede variar aquí y allá, pero el Señor es la solución para todos. La idea de trabajar con un fuerte énfasis en el discipulado bíblico, que involucra a cada uno individualmente como seguidor de Cristo, es la respuesta bíblica apropiada para todo tipo de personas, en diferentes contextos.
RA: Luego de casi 15 años de liderazgo del Pr. Erton, ¿cómo vislumbra el gran desafío de continuar este camino que ha sido marcando con grandes logros y proyectos?
SA: El pastor Erton es de gran motivación para todos. Su extrema dedicación y compromiso con la predicación del evangelio, su vitalidad y su dinamismo marcaron el período en el que presidió la iglesia en América del Sur. No será diferente en su nuevo desafío como secretario de la Asociación General.
Al ser elegido para este rol, me dedicaré a la tarea con todos mis esfuerzos, conociendo mis limitaciones, pero confiando en las bendiciones celestiales para avanzar y colaborar para tener una iglesia cada vez más vibrante, y misionera. El mejor aporte que puedo hacer es dejarme usar por el Espíritu Santo para acelerar aún más la predicación del evangelio.
Por eso, como iglesia debemos unirnos bajo el mismo propósito divino a fin de convertirnos en un ejército bajo el poder del Espíritu Santo para conmover al mundo.
RA: ¿Qué aspectos representa el desafío que tenemos como iglesia de adoptar cambios sin perder nuestra identidad adventista?
SA: En la iglesia han cambiado muchas cosas. Hoy contamos con excelentes oportunidades para la evangelización por medio de la comunicación digital, además de la televisión, la radio y los medios de comunicación en general. La sociedad también ha cambiado. Tenemos una realidad de personas más atentas a la coherencia de las organizaciones, más exigentes y dispuestas a señalar errores y defectos en las personas y las instituciones. Además, hay un gran clamor por la igualdad, el respeto, la tolerancia y la solidaridad.
Por otro lado, también es posible percibir un cierto desprecio por parte de algunos hacia la revelación bíblica y una dificultad para entender por qué somos adventistas y cuál es nuestro papel aquí en este mundo. Tenemos un tremendo desafío para observar todo esto y hacer de los principios bíblicos la base a fin de dar respuestas concretas a la sociedad. Y debemos hacerlo sin abandonar nuestra identidad y nuestros fundamentos. Nuestra identidad es la esencia de quienes somos. Tenemos una teología consistente que se basa en la Biblia. Fuimos llamados a prepararnos y preparar a otros para el pronto regreso de Jesús. Somos un movimiento que restaura verdades bíblicas olvidadas. Predicamos el “evangelio eterno” de Apocalipsis 14: 6. Llevamos las marcas del pueblo de Dios para el tiempo del fin, como está escrito en Apocalipsis 14:12. Estos son los cimientos de nuestra identidad y no se pueden negociar ni cambiar.
RA: ¿Qué desafíos representa asumir esta responsabilidad en un contexto tan complicado e inestable como la pandemia que atravesamos?
SA: Más allá del dolor por la enfermedad, la ansiedad por el futuro y el llanto ante la pérdida de un ser querido, esta situación también reviste oportunidades para una relación más estrecha con Dios, una renovación en lo referente a nuestro espíritu solidario y un compromiso más decidido con la misión de predicar. Este virus también ha traído la oportunidad de mirarnos más a nosotros mismos y a nuestros seres queridos con otros ojos. Era necesaria una profunda reflexión sobre la brevedad de la vida y, por lo tanto, sobre la importancia de valorar la convivencia en familia, la oración, la ayuda al prójimo, una sólida espiritualidad basada en la Santa Biblia. También despertó la conciencia de que tenemos que cuidar nuestra salud, para observar los remedios naturales que Dios dejó para la humanidad.
Para la iglesia, como institución, la Pandemia significó un gran cambio. Nos hizo pensar en la importancia de cuidar a las personas, y en una apertura a una realidad digital que tal vez no teníamos del todo en cuenta y que necesitamos utilizar. Al mismo tiempo, entendemos que los cultos virtuales no deberían transformarse en lo habitual. En la medida de lo posible, y siempre respetando las legislaciones del lugar y la situación sanitaria, debemos reabrir los templos para volver a congregarnos. Todo debe ser hecho con prudencia. La iglesia debe ser un lugar seguro en todo aspecto.
RA: Ud. trabajó como líder JA y de Conquistadores y Aventureros en asociaciones y uniones durante 17 años. ¿Qué mensaje les puede dar a los jóvenes en relación con su compromiso con la iglesia y con vivir los principios de la Biblia?
SA: Los jóvenes representan una fuerza importante y fundamental para la iglesia en el cumplimiento de la gran comisión de predicar el evangelio. Combinando la fuerza de la experiencia del adulto con la fuerza creativa e innovadora de los jóvenes, llegaremos a buen puerto.
Por otro lado, los jóvenes enfrentan una tensión entre la cultura de la iglesia y la cultura contemporánea. La revolución tecnológica ha acelerado cambios profundos en la sociedad. Por lo tanto, se necesita mucha sabiduría para usar y explorar lo que es bueno a fin de enfrentar esta batalla en la vida espiritual. Para estos tiempos complicados, les dejo el consejo que proviene de la Biblia: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. […] En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:9, 11).
RA: ¿Qué mensaje le gustaría dejarle a la Iglesia Adventista en Sudamérica?
SA: Mi sueño es ver a Jesús regresar, pero no iré al cielo solo. El Señor me asignó una iglesia para dirigir. Hoy clamo por fuerza, sabiduría, dependencia y poder del Espíritu Santo sobre mi vida, mi familia y mi iglesia. Quiero encontrarme con Dios y decirle (parafraseando Isaías 25:9 y 8:18): “Te he esperado, mi Señor y estoy muy alegre. Aquí estoy junto a los hijos que me has dado”. ¿Me acompañan en este sueño? ¿Vamos juntos?
Conoce más detalles del nombramiento del pastor Stanley Arco, haciendo clic aquí.
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