Cuatro años después de la muerte de Elena de White, en 1919, un grupo de 65 eruditos de la Iglesia Adventista se reunieron durante 40 días en una conferencia bíblica. Allí, especialistas en estudios bíblicos, historia, profecía y lenguas bíblicas debatían algunas cuestiones acerca de las cuales no había pleno consenso, como el “rey del norte” de Daniel y algunas fechas en la secuencia cronológica de las profecías.
Todos creían en la inspiración de la Biblia y del Espíritu de Profecía, todos creían en la veracidad histórica del texto bíblico y todos estaban preocupados por el ataque modernista a las verdades fundamentales del cristianismo. Pero había algunas diferencias dentro del campamento adventista que fueron saliendo a la luz con el paso de las semanas.
¿Qué significa exactamente la “inspiración”? De hecho, ¿es posible que existan errores en los escritos de los profetas? Estas son algunas de las preguntas que podrían haber venido a la mente de quienes presenciaron esas reuniones.
Algunas chispas provocadas en esta histórica conferencia de la Iglesia Adventista han producido llamas y encendido debates durante décadas, y quizá puedan ser responsables en parte por crear polarización teológica en nuestro seno hoy.
La verdad de la Palabra de Dios puede resistir cualquier indagación, debate y cuestionamiento. Pero, la pregunta que debe hacernos reflexionar es si somos capaces de buscar esa verdad con amor y compasión hacia nuestros hermanos en la fe que no ven absolutamente todo aspecto de la misma manera que nosotros.
Pablo nos exhorta a andar “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efe. 4:2, 3).
Aprendamos de nuestra historia y avancemos juntos para que el mundo reciba el mensaje que tenemos que compartir en esta hora.RA
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debemos buscar la verdad con fe y oración, no entiendo bien que quiere decir con lo de amor y compasión hacia los hermanos que no concuerdan.