Por Sandra Blackmer
El mayor anhelo de un padre cristiano adventista –como así también de cualquier otra fe– es que su hijo tenga una relación viva con el Señor, y se convierta en un miembro activo de la iglesia. Sin embargo, para tristeza y desconcierto de muchos, los hijos no siempre siguen el camino que los padres han pensado para ellos. También tienen libre albedrío, y cuando crecen pueden elegir unirse a una confesión religiosa distinta, o directamente rechazar a Dios. He hablado con padres que tienen un hijo (o nieto) pródigo, o un hijo que en su momento dejó la iglesia pero luego regresó a ella, y les pregunté qué consejos les darían a otros padres en esa lucha. Esto es lo que contestaron1
Cristina: “El amor incondicional probablemente sea una de las cosas más importantes que pueden brindar los padres de los hijos rebeldes, indistintamente de lo que hagan. Mostrarles nuestro enojo por sus malas decisiones no los hará cambiar de opinión. En cambio, mostrarles la felicidad y la paz que disfrutamos como fruto de nuestra relación con el Señor es contundente. He descubierto que a veces el silencio es oro”.
Jonatán: “Mantener abiertos los canales de comunicación y tratar de no ser prejuiciosos. Compartir tiempo haciendo cosas que ambos disfruten. No solo hablar a nuestro hijo sino también escucharlo. Hacerle saber, a través de palabras y acciones, que lo amamos incondicionalmente”.
Felicia: “Nunca se dé por vencido. Tenga tanta paciencia con su hijo como el Señor la ha tenido con usted. Nunca deje de orar por ellos. El Señor nos promete: “Contenderé con los que contiendan contigo, y yo mismo salvaré a tus hijos” (Isa. 49:25, NVI).
Joana: “Si su hijo lo permite, continúe invitándolo a las actividades de la iglesia que puedan ser de su interés, como una presentación musical o una noche de juegos sociales, y donde pueda relacionarse con gente de su edad. No lo presione; simplemente, invítelo. Si no acepta, no se preocupe y vuelva a intentarlo en otra oportunidad. Ayudarlo a mantener una conexión con la iglesia, aunque sea esporádica, eventualmente podría despertar en él el deseo de buscar el camino de regreso a Dios”.
Jorge: “Busque oportunidades de presentarles o ponerlos en contacto nuevamente con amigos adventistas. El Señor puede usar a esos amigos para acercar a su hijo nuevamente a él”.
Todos los padres afirman que encuentran consuelo y ánimo en la lectura de la Biblia, los escritos de Elena de White y libros de otros autores cristianos, como así también en la oración. Cristina compartió una cita que le fue muy inspiradora: “Si bien es cierto que Dios no forzará la voluntad, por medio de nuestra intercesión en el nombre de la sangre de Cristo, su Espíritu prevalecerá sobre las fuerzas de la oscuridad y tendrá el control de los hechos de tal manera, que aquellos por los que estamos orando recibirán ayuda para decidir lo correcto”.2
El Señor ama nuestros hijos más que nosotros, y anhela salvarlos. Podemos ponernos a su cuidado. RA
Referencias
1 Los nombres de todos los padres son seudónimos.
2 Roger J. Morneau, The Incredible Power of Prayer [El poder increíble de la oración] (Hagerstown, Md.: Review and Herald Pub. Assn., 1997, 2001), p. 61.
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