El Salmo 147, un bálsamo ante el invierno del alma.

Hay momentos en la vida que nos marcan para siempre y en los que las decisiones (buenas o malas) son clave. Bien lo sabían (o tuvieron que aprenderlo) los sobrevivientes de la llamada “La tragedia de los Andes”, el accidente aéreo del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrelló en la cordillera de los Andes el 13 de octubre de 1972. El avión transportaba a un equipo de rugby uruguayo y a sus familiares y amigos a Santiago de Chile. De las 45 personas a bordo, solo 16 sobrevivieron, después de 72 días de lucha por la vida en condiciones extremas, con frío, hambre y avalanchas.

Sus admirables experiencias se encuentran registradas en varios libros. Uno de los más famosos actualmente es La sociedad de la nieve, que reúne una serie de extraordinarias entrevistas a todos los sobrevivientes. Cabe destacar que este libro se popularizó gracias a la película homónima estrenada en 2023. Con una notable realización técnica y actoral, el filmrevive casi a la perfección las penurias de estos héroes uruguayos.

Hoy es uno de esos momentos en tu vida que te marcarán para siempre. Seguramente estarás atravesando tu propio desierto gélido, sin esperanza ni rumbo. Con soluciones humanas completamente agotadas, dependes de un milagro divino para sobrellevar la situación. No es tu avión el que ha estallado a pedazos. Tal vez sea tu vida espiritual, tu familia, tu economía o tus motivaciones. Hoy es el día de la supervivencia. Hoy es el día de las buenas decisiones.

Desde luego, estas no se darán en el vacío. Necesitas una firme guía y una brújula segura. La tienes. Abre tu Biblia ahora en el Salmo 147.

1-Alabanzas contra el frío (vers. 1): Pablo y Silas cantaron desde su prisión en Filipos (Hech. 16:25). No era lógico ni normal. Dice el preciso relato de Lucas que los demás presos oían. El Salmo 147 nos desafía a la alabanza aun en los momentos más críticos porque nuestra mirada no debe estar fija en las preocupaciones, sino en Dios. El pedido de alabanza de este primer versículo se repite también en los versos 7 y 12. Este salmo deja en claro que Dios es nuestro Sanador, Restaurador y Sustentador.

2-Su poder contra el frío (vers. 2-6): Estos versículos son un retrato vívido de un Dios que orquesta la naturaleza con la precisión de un artista. Pero él no solo conoce el número de estrellas y llama a cada una por su nombre, también “sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas” (vers. 3). Así de todopoderoso es nuestro Dios. No solo se preocupa por sus grandes constelaciones, sino también por nuestras pequeñas lágrimas. El mismo Dios que notó cuando una galaxia se apaga también se preocupa cuando una pena te desgarra. Él quiere sanarte ahora, restaurar tus heridas y darte un nuevo corazón.

3-Servicio contra el frío (vers. 7-11): Dios no es un Dios pasivo ni quieto. Él trabaja y sirve. Toda la naturaleza también lo hace. Muchas veces elegimos ahogarnos en nuestro insignificante vaso de agua, cuando no vemos la inundación que está frente a nuestros ojos. Al servir y ayudar a otros no solo estamos haciendo un acto de altruismo y solidaridad. También estamos ayudándonos a nosotros mismos. El camino hacia la estabilidad y la paz es un camino de servicio al prójimo. Así como también lo es la obediencia a los mandatos de Dios, ya que “el Señor se complace en los que le temen y en los que esperan en su constante amor” (vers. 11).

4-Su Palabra contra el frío (vers. 12-20): Nos encontramos aquí frente a una de las porciones de texto más poéticamente significativas de los Salmos. Dios nos brinda seguridad (fortificó los cerrojos de nuestras puertas), nos da un futuro (bendijo a nuestros hijos dentro de la muralla), nos otorga tranquilidad (pone paz en nuestro territorio), nos llena de provisiones (nos sacia con lo mejor del trigo).

Y hace algo más: envía su Palabra rápidamente para derretir la nieve y evaporar el frío (vers. 15). El apóstol Pablo ora en 2 Tesalonicenses 3:1 pidiendo que la Palabra del Señor corra y sea glorificada. Sin duda, está pensando en Salmo 147:15. Dios es más potente que el frío de la nieve y el calor de la lana. Su Palabra de amor es irresistible: “Envía el hielo en forma de granizo, y su frío, ¿quién lo puede resistir? Envía su palabra, y lo derrite” (vers. 17, 18).

Sin embargo, cada uno de nosotros puede elegir resistirla. Tal vez no lo hagamos conscientemente, pero cuando no la estudiamos diariamente, no la practicamos y no la predicamos, la estamos resistiendo. Es nuestro privilegio ponernos cada día bajo los rayos de luz de la Biblia para que ella derrita nuestro egoísmo y nos otorgue la verdadera sabiduría que estamos necesitando.

Los sobrevivientes de la tragedia de los Andes lograron vencer el frío y salir vivos de una muerte segura porque se organizaron, fueron disciplinados, trabajaron en equipo y aprendieron a confiar. El éxito en la vida espiritual se basa en los mismos pilares.

Es tiempo de hacer una sociedad con Dios, aun en medio de la nieve. Una sociedad que sea una relación vital, constante y creciente en estudio de la Biblia y oración. Una sociedad que nos permita cantar y alabar aun en medio de los problemas y mantenernos enfocados en el servicio más allá de las complejidades de esta vida.

En este invierno, lee en oración el Salmo 147. Es un divino tapiz de alabanza, providencia y restauración. Es un mensaje poderoso para aprender a esperar con esperanza en tiempos difíciles.

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