¿Usó Jesús dos animales en la entrada triunfal a Jerusalén?
Los cuatro evangelios documentan la llegada de Jesús a Jerusalén en su última semana de vida. Si bien existen divergencias en la forma en que estos documentan los hechos, todos reportan el mismo suceso: Jesús llega a Jerusalén montando un animal: un pollino (Mat. 21:1-11; Mar. 11:1-11; Luc. 19:28-40; Juan 12:12-19). No obstante, en contraposición a Marcos y Lucas, en los que Jesús envía a los discípulos en busca de un animal (Mar. 11:1-6; Luc. 19:29-34), Mateo señala que había dos animales. Leamos: “Vayan a la aldea que está frente a ustedes. En seguida hallarán una asna atada y un pollino con ella. Desátenla y tráiganmelos. […] Trajeron el asna y el pollino, pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima” (Mat. 21:2, 7). Es decir que, según Mateo, Jesús ingresa a Jerusalén con ambos animales. ¿Cómo podemos comprender la discrepancia entre los evangelios respecto de la cantidad de animales que Jesús montó?
A diferencia de Marcos y Lucas, el objetivo específico de Mateo es subrayar que la figura de Jesús representa la realización de las promesas registradas en el Antiguo Testamento (ver Mat. 1:22; 2:15, 17, 23; 4:14; 8:17; 12:17; 13:35; 21:4; 27:9). Esto abarca la visita de Jesús a Jerusalén, la que según Mateo significa el cumplimiento de las Escrituras (Mat. 21:4, 5). El pasaje citado por Mateo 21 es una fusión y adaptación de Isaías 62:11 y de Zacarías 9:9. Veamos cómo sería según el verso hebreo lo que dice y cita Mateo en el capítulo 21, versículo 5 (RVR 1960):
“Decid a la hija de Sion:
He aquí, tu Rey viene a ti,
manso, y sentado sobre una asna,
sobre un pollino, hijo de animal de carga”.
Claramente, el texto en el que se hace referencia a los dos animales es Zacarías 9:9, que muestra rasgos literarios del llamado paralelismo hebreo sinónimo, muy típico de la literatura poética del Antiguo Testamento.Esto implica que los segmentos del verso se situarían en líneas paralelas que se vinculan entre sí, y que las ideas manifestadas en la primera se repiten de forma distinta en la segunda.
Entonces, siguiendo la lógica de la poesía hebrea, el primer verso de Zacarías 9:9 menciona a un asno, y el siguiente replica lo mismo al afirmar “sobre un pollino hijo de asna”. Pero, puede no estar hablando de dos animales, sino de uno solo. Para algunos comentadores, Mateo no comprendió el paralelismo y creyó que el oráculo aludía a dos animales en lugar de uno.
No obstante, resulta un poco difícil afirmar que Mateo (siendo una persona instruida, como era alguien que se desempeñó como cobrador de impuestos) no pudiera leer el texto hebreo y que desconociera el énfasis poético del pasaje, especialmente cuando en su Evangelio se nota una correcta utilización del idioma en los textos que él cita del Antiguo Testamento.
De esta manera, es lógico suponer que existían dos animales, un asna y un pollino (o sea, una madre y su cría), y que Mateo (al observar los sucesos) documentó fehacientemente lo que había visto. Aunque Marcos y Lucas ignoran este detalle, ellos nunca sostienen que solo existía un animal, sino que se centran exclusivamente en el animal que Jesús montó (Mar. 11:1-6; Luc. 19:29-34).
Es interesante observar que en Mateo 21:7 se menciona que los discípulos trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima; considerando que el pasaje indica que los mantos se colocaron encima de ellos, y el texto en griego expresa literalmente que Jesús se sentó sobre ellos.
Ahora bien, es importante considerar que –en términos gramaticales– el antecedente de la frase pueden ser los animales o los mantos. Es razonable suponer que Jesús se sentó en los mantos colocados sobre uno de los animales. Basándonos en la lectura de los evangelios sinópticos y el de Juan, la última alternativa resulta ser la más sensata.
Otro punto interesante es este: La tradición oral preservada por la Misná (es decir, la colección escrita de las tradiciones orales judías conocida como la “Torá oral”) dicta que –al adquirir un asna– los judíos debían obtenerla con su cría. Aunque no se detalla el motivo, la justificación puede ser doble. Primero, la cría se la separaba de su madre solo después de que esta era montada. Marcos y Lucas enfatizan esto al declarar que ella nunca había sido usada (Mar. 11:2; Luc. 19:30). En segundo lugar, el mantenerlos unidos habría evitado que el pollino se distrajera o estresara. Si se toma en cuenta el tumulto de la multitud en la llegada de Jesús a Jerusalén, el asna cumplía la función de tranquilizar al pollino.
Por lo tanto, Jesús ingresó a Jerusalén en compañía de dos animales (un asna y un pollino), cumpliendo de esta manera la profecía de Zacarías; pero solo se sentó en el pollino, ya que el asna iba junto con su cría.
Debemos analizar bien cada texto de la Biblia a fin de disipar cualquier duda o aparente contradicción en los escritos inspirados. ¡Podemos confiar siempre en la Palabra de Dios!
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