SaulUna vida transformada es un regalo que Dios quiere hacernos.
En el camino de nuestras historias personales hay curvas y contracurvas, líneas rectas, subidas y bajadas. Muchas veces nuestra vida avanza en una dirección decidida bajo las influencias de nuestra familia o de la sociedad. Otras veces, rompemos los moldes que nos forjaron y nos abrimos paso por caminos desconocidos. Otras veces aun, la gracia de Dios nos sorprende y nuestra vida da un giro humanamente impensable.
Impensable pero posible cuando Dios sale a buscarnos.
Piensa en Saulo de Tarso. Ni siquiera la imaginación más descabellada lo hubiese concebido como seguidor de Jesucristo. Judío de pura sangre, vivió en la ciudad de Tarso disfrutando de todos los beneficios de un ciudadano romano. Producto de la sociedad judía ultraortodoxa de su tiempo, obtuvo la mejor educación y fue formado para llevar en alto el estandarte de las influencias que lo habían marcado a fuego.
Pero el poderoso Espíritu de Dios encontró un lugar en su corazón. Y la voz de Jesús le habló en su camino a Damasco y detuvo el rumbo que Saulo había imaginado para su vida. Saulo de Tarso, el fariseo perseguidor de cristianos, se convirtió en Pablo, el eminente apóstol de Jesucristo.
Y fue él quien escribió: “Por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido en vano conmigo” (1 Cor. 15:10).
Esta declaración de Pablo desmiente el dicho que muchas veces oímos, o que tal vez incluso decimos: “Soy como soy”, para excusarnos de nuestros errores o defectos. Pero ¿es cierto que realmente estamos exclusivamente merced de las leyes de la herencia y del ambiente que nos rodea? Nuestro comportamiento ¿está acaso únicamente determinado por nuestra infancia o nuestros ancestros y asociados?
Es innegable que estos factores tienen una gran influencia en nuestra historia. Sin embargo, la experiencia de mucha gente prueba que la gracia de Dios es un factor sumamente poderoso que puede cambiar el rumbo de nuestra vida para bien. Jesús sabe cómo encontrarnos y sacarnos de cualquier contexto o situación negativos para convertirnos en hijos suyos. Si lo aceptamos, él llena nuestra vida de sentido y propósito. Pone buenas ideas en nuestra mente, nos ayuda a desarrollar nuestros talentos y a encontrar oportunidades para ser bendición.
Todo esto sucede dentro del marco de nuestra relación con él. Es una cuestión de influencia cotidiana que percibimos cuando buscamos la compañía de nuestro Salvador. Él, a través de su Santo Espíritu, cambia nuestros deseos y motivaciones, nos presenta posibilidades mucho más válidas para llenar los vacíos de nuestro corazón y obra el milagro de la transformación.
Acá se terminan los libros. Si bien muchos autores nos pueden concientizar sobre nuestra necesidad de cambio y darnos consejos importantes, al final es el toque de Jesús el que produce el cambio que transforma nuestra historia. Y es puro regalo.
Esa es la gloria y la belleza del evangelio. En el Cielo nos encontraremos con nuestros colegas de historia transformada. Ex asesinos, adúlteros, mentirosos, egoístas y orgullosos, todos habremos sido tocados por la gracia de Dios. Todos habremos sido lavados en la sangre del Cordero. La gracia de Dios nos habrá transformado en hombres y mujeres increíblemente diferentes.
“Soy como soy” puede ser cierto para una persona que no ha entregado su vida a Dios. No tiene la voluntad ni la capacidad para hacer los cambios necesarios en su vida. Pero, cuando la gracia de Dios entra en juego, suceden milagros.
Elena White escribió: “Por el milagro de la gracia divina, muchos pueden prepararse para una vida provechosa” (El ministerio de curación, p. 126) .
Todos podemos ser parte de esta experiencia. Entre las subidas y bajadas del camino de nuestra historia, todos podemos recibir este regalo.
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