Hablemos de la menstruación con confianza y empatía.
Tengo 18 años y vivo en un país en desarrollo. A menudo, los jóvenes menosprecian a las mujeres por su ciclo menstrual mensual. A veces ni siquiera tenemos agua potable que garantice una higiene adecuada. Por favor, denos algo de esperanza.
Hemos sido maravillosamente formados. La menstruación es un proceso fisiológico mensual fundamental que marca un aspecto crucial de la salud reproductiva de una mujer, y refleja el don de la procreación humana (que ha sido diseñado y encomendado por Dios). Comprender la complejidad de la menstruación es fundamental no solo para promover el bienestar de las mujeres sino también para desmantelar los estigmas sociales que rodean a ese ciclo natural.
La menarquía marca el comienzo del proceso durante la adolescencia temprana, y cesa en la menopausia, en la mediana edad. El ciclo menstrual es una compleja interacción de fluctuaciones hormonales orquestadas por el hipotálamo, la glándula pituitaria y los ovarios. En promedio, abarca 28 días, divididos en fases distintivas que se denominan menstrual, folicular, ovulatoria y lútea. La menstruación misma es el desprendimiento del revestimiento uterino cuando no se produce la fertilización. Este proceso cíclico incluye cambios hormonales, mayormente estrógeno y progesterona, lo que regula el crecimiento y la liberación de un óvulo y prepara al útero para sustentar un potencial embarazo.
Aunque la menstruación es biológicamente fundamental, diversas sociedades han perpetuado los tabúes culturales y estigmas que la rodean. Esos constructos sociales contribuyen a la marginación y la degradación de las mujeres, fomentando ambientes de vergüenza y silencio. La educación juega un papel fundamental a la hora de poner fin a este estigma. La implementación de programas abarcadores de educación sexual que incluyen información sobre la menstruación, su base fisiológica y su normalidad pueden desafiar conceptos equivocados y mejorar la comprensión.
Participar de conversaciones abiertas ayuda a disipar mitos e incrementa el apoyo social. Normalizar las discusiones sobre los períodos menstruales en las escuelas, los lugares de trabajo y los hogares reduce el estigma que los acompaña. Las entidades culturales y religiosas pueden promover actitudes positivas, disipando la información errónea que perpetúa la vergüenza.
Los países en desarrollo enfrentan un acceso limitado a materiales sanitarios. Esa falta de higiene adecuada durante la menstruación puede llevar a problemas de salud y a tener un impacto negativo en la educación de una niña, por los días de escuela que pierde. Las sociedades tienen que priorizar iniciativas que permitan ofrecer productos de higiene asequibles y sustentables, como es el caso de las copas menstruales reutilizables y las toallas de paño.
Los programas educacionales en las escuelas deberían brindar información sobre prácticas adecuadas de higiene y el uso de esos materiales sanitarios. Los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales pueden colaborar para implementar reglamentos y programas que garanticen la distribución de productos gratuitos o subsidiados en las escuelas y las comunidades. Además de ello, las iniciativas que promueven el establecimiento de instalaciones adecuadas de saneamiento, lo que incluye baños limpios y privados y la disponibilidad de agua pura, pueden contribuir de manera significativa a conservar la higiene menstrual personal. La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) está trabajando de manera proactiva para alcanzar esos objetivos.
Como iglesia, los adventistas promovemos la salud y la plenitud para todos. No debemos descuidar la salud de las mujeres, y debemos incluir a los hombres y los muchachos en la conversación, educándolos mediante las iglesias, las escuelas y las instituciones de salud. Al hacer frente a los estigmas sociales y brindar materiales sanitarios para las adolescentes en países en desarrollo, podemos fomentar una sociedad en la que se quite el estigma de la menstruación, y en la que cada mujer y niña puedan ocuparse de su salud menstrual con dignidad y confianza.
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