El divino trazado del amor en el Salmo 139.
Cuando se trata de declarar su amor, Yasushi Takahashi no recurre a flores o bombones. Menos aún a cenas románticas o tarjetas con edulcorados mensajes. Nada de eso. Este artista gráfico japonés recorrió 7.163 kilómetros en auto, caminando, en auto y bicicleta durante 6 meses, para crear el “dibujo en GPS” más grande de la historia. Todo empezó en 2008 cuando tuvo una idea: mandarle un sorpresivo mensaje de amor a su novia lo más original posible mediante un viaje por todo Japón.
Así, el romántico joven planificó la ruta en Google Earth, renunció a su trabajo y partió. “Por la noche acampaba en el auto. Pasé por fuertes lluvias, nieve y hasta un terremoto; pero nunca me rendí”, apunta. “Cuando terminé mi viaje, actualicé los datos de mi GPS en Google y le mostré el mensaje sorpresa a mi novia”. Las líneas trazadas decían “¿Te casarías conmigo?” (Marry me?, en inglés). Al ver el resultado, ella (¡obviamente!) respondió que sí. Pueden ver la foto final de cómo quedó el mensaje/propuesta en esta misma página y pueden ver el video de Yasushi Takahashi contando esta historia aquí: https://www.youtube.com/watch?v=pPamLXiN05Q.
Cuando se trata de mostrar su amor, Dios no recurre a acciones que formen parte de nuestra lógica o comprensión. Nada de eso. Soluciona nuestro mayor problema (el del pecado) regalándonos a su único Hijo. Así, en los eternos concilios de Cielo, planificaron la ruta de viaje antes de la fundación del mundo (Efe. 1:4). El Héroe divino se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1:14). Renunció a su trabajo como Rey del Universo y a su completa naturaleza divina para adoptar una también humana. ¡Sublime periplo!
Él nació en un pesebre, vivió en condición humilde y soportó el inmenso terremoto emocional del Getsemaní y el tsunami del Calvario. Pero resucito y ascendió al Cielo, donde intercede por nosotros y prepara su segunda venida. En Biblia –la brillante revelación del mensaje celestial– quedó marcado el divino trazado de amor.
Ni la más sofisticada Inteligencia Artificial podrá igualar los exactos versos davídicos registrados en el Salmo 139. Lejos de ser una escritura tosca y sin pulir, impulsado por el Espíritu Santo, el noble pastor de Israel dibuja un texto sólidamente teológico y bello que bien podríamos dividir en tres partes.
1-Un himno a la grandeza (Sal. 139:1-18): Dios conoce todos los detalles de nuestro organismo. No solo es el Creador omnisapiente sino también un Dios personal. Es imposible huir de su presencia (por otro lado, ¿por qué lo haríamos y qué sentido tendría?) La altura y la profundidad teológica de estos versículos (además de destacar que somos valiosos para Dios desde el momento de nuestra concepción, una postura cuestionada actualmente por muchos sectores) será un tema de estudio por la eternidad.
2-Una oración por la justicia (Sal. 139:19-22): Abruptamente, en medio de la magnífica descripción divina, David recuerda sus crisis humanas, pero eleva su vista más allá de su propia situación y las entiende ahora en el marco del Gran Conflicto. No lo estaban atacando a él, sino a Dios. Nosotros deberíamos hacer este mismo ejercicio frente a las injusticias que sufrimos.
3-Una resolución de vida (Sal. 139:23, 24): Los versículos finales de este Salmo están a la altura poética y teológica de sus predecesores. David, en absoluta comprensión de la naturaleza y los atributos de Dios, los aplica a su propio discipulado personal. ¿Quién de nosotros se atreve a orar como el salmista? Después de todo, solo hay dos caminos: el de la maldad y la rebelión (pasajero), y el del bien y la obediencia a Dios (eterno). Por eso, en profunda actitud de humildad pide inspección, perdón, pureza y dirección. Después de todo, la gran lucha eterna entre el bien y el mal se libra en cada corazón humano.
Febrero es conocido popularmente como el “Mes de los Enamorados”. Repasa en estos días este canto trazado con líneas inmensas de amor divino. Te brindará fuerzas para tomar las mejores decisiones y te ayudará a enfrentar con valor tus luchas cotidianas.
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