VOLVAMOS AL PRINCIPIO

23 septiembre, 2021

¿Cuál es el estilo de vida original que Dios dispuso para la raza humana?

Los primeros dos capítulos de la Biblia nos muestran el estilo de vida original que Dios diseñó para la humanidad:

  1. Dios provee un ambiente perfecto: el Jardín del Edén. Todo era naturaleza; había un huerto en el cual trabajar, luz solar, aire puro y alimentación sana, entre otros beneficios.
  2. Dios crea al hombre del polvo de la tierra y sopla en él aliento de vida.
  3. Dios crea a la mujer (Eva) de la costilla de Adán. Esta fue la primera cirugía y el primer trasplante.
  4. Dios establece la dieta basada en vegetales, la actividad física y el descanso nocturno.
  5. Dios establece el matrimonio: hombre y mujer.
  6. Dios levanta una catedral en el tiempo: el descanso semanal, el sábado, sello de Dios creador del Universo.
  7. Dios crea al hombre con libertad de elección y funciones cognitivas superiores (libre albedrío), pero establece su Ley y demanda obediencia (se podía comer de todos los árboles menos de uno).

Podemos imaginar el completo estilo de vida físico, mental, social y espiritual de Adán y de Eva en el Edén: iniciaban el día temprano, con los primeros rayos del Sol. Luego, tomaban un desayuno repleto de vegetales, semillas, frutas y verduras. Más tarde recorrían el jardín y lo cultivaban, corrían y jugaban con los animales y nadaban en aguas transparentes. Y, lo más maravilloso: compartían tiempo con su Creador, hablando con él cara a cara y disfrutando de todo lo creado.

Adán fue creado a imagen y semejanza de Dios, no solo en carácter, sino además en lo que se refiere a la forma y la fisonomía. La armonía del “ambioma” (el Jardín del Edén) interactuaba maravillosamente con el genoma de la primera pareja humana, y el estilo de vida original reflejaba el diálogo perfecto entre ambiente y genética, y brindaba una exuberante salud. Además, Dios, en su inmenso amor, proveyó el acceso al Árbol de la Vida. Este crecía en medio del Edén, y su fruto tenía el poder de perpetuar la vida. Si Adán y Eva hubiesen permanecido obedientes a Dios, habrían seguido gozando del libre acceso a aquel árbol y habrían vivido eternamente.

En el estilo de vida original provisto por Dios, encontramos los componentes para gozar de salud física, social, emocional, mental y espiritual de manera integral e inseparable.

Conectividad social

El hombre no fue creado para vivir en soledad; su naturaleza es ser sociable. Sin compañía, las bellas escenas y las encantadoras ocupaciones del Edén no hubiesen podido proporcionarle perfecta felicidad. Aun la comunión con los ángeles no hubiese podido satisfacer su deseo de simpatía y compañía. Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó una ayuda idónea, para que fuera una sola carne con él en amor y simpatía. Dios celebró la primera boda en el Edén.

El Señor colocó a nuestros primeros padres en el huerto del Edén. Los rodeó con todo lo que podría servir para su felicidad y les pidió que lo reconocieran como el poseedor de todas las cosas. El libro de la naturaleza, al desplegar ante ellos sus lecciones vivas, les proporcionaba una fuente inagotable de instrucción y deleite. El nombre de Dios estaba escrito en cada hoja del bosque y en cada piedra de las montañas; en toda estrella brillante, en el mar, el cielo y la tierra. Los misterios de la luz y del sonido, del día y de la noche, todos eran temas de estudio para los alumnos de la primera escuela de la Tierra. El Jardín del Edén era el aula; la naturaleza, el libro de texto. El Creador mismo era el Maestro; y los padres de la familia humana, los alumnos.

En Génesis 1 y 2 encontramos el estilo de vida original: salud, educación, vida en la naturaleza, descanso, sábado, matrimonio, y la presencia de Dios compartiendo su amor con la humanidad.

Muy pronto Jesús regresará por segunda vez a fin de restaurar la armonía original. Apocalipsis 21:3 y 4 nos dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron […]. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.

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