¡JUSTICIA!

13 septiembre, 2022

“No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo” (Lev. 19:15).

La justicia es una virtud que se refiere a la relación de la persona con la sociedad y que incluye tres actitudes: el civismo, la equidad y el liderazgo. El punto esencial es la equidad. Este valor busca brindar igualdad de oportunidades para todos, es decir, no ser indiferente, ni prejuicioso ni caer en el extremo de actuar con parcialidad, favoreciendo a unos sobre otros.

Como se muestra en el gráfico de más abajo, la equidad funciona entre el desapego o indiferencia (infrauso) y la parcialidad (sobreuso). Consiste en tratar a todas las personas por igual, en concordancia con la noción de justicia, no dejando que los sentimientos personales sesguen las decisiones sobre los otros, dándoles a todos una oportunidad justa. Esta fortaleza es reconocida entre las cinco más importantes de todas las virtudes, por sus amplios efectos, sociales e interrelacionales.

La equidad es una cualidad que nos permite ser ciudadanos responsables, cultivar la amistad y tener valores éticos elevados. Los individuos con una mentalidad justa, según las investigaciones, han demostrado que tienen mayor probabilidad de involucrarse en conductas positivas prosociales, y menos probabilidad de embarcarse en conductas inmorales.

Se ha reconocido la existencia de tres tipos de equidad:

  1. Justicia procedimental, que consiste en utilizar métodos equitativos en el tratamiento de las cuestiones de diferente índole.
  2. Justicia distributiva es resolver en última instancia un asunto de manera equitativa dando a cada uno lo que le corresponde.
  3. Justicia interaccional, por la cual los individuos son tratados con dignidad y respeto a la hora de implementar políticas y diversos procedimientos.

Según Peterson y Seligman, aquellas personas que han desarrollado la equidad adoptan pensamientos y comportamientos que se corresponden con cuestiones como las siguientes:1

  • Todos deberían recibir una repartición equitativa.
  • No quisiera engañar a nadie porque tampoco quisiera que me engañen.
  • Intento ser generoso con todos.
  • Todos merecen respeto y un trato amable.
  • Estamos todos juntos en esto (pasando por lo mismo).
  • Las personas son fines en sí mismas.
  • Nadie merece ser discriminado por su color de piel.
  • Somos responsables por nuestra propia conducta.
  • Aun si la sociedad dice que está bien hacer algo, si no va de acuerdo con el sentido de lo que es correcto, no lo haría.

En cada número de la Revista Adventista proponemos dedicar el mes a practicar alguna fortaleza del carácter. En esta ocasión, el desafío es buscar situaciones o circunstancias que posibiliten el ejercicio de la equidad. Por ejemplo, en el hogar, los hijos pueden tener un conflicto. Entonces debemos actuar escuchando a ambas partes y no favoreciendo a ninguno, sino dándole a cada uno lo que le corresponde.

Por otro lado, si observas una injusticia, ¿cómo podrías tomar una acción (o inacción) apropiada siguiendo un sentido de equidad? Niemiec sugiere discutir dilemas morales o historias que presenten perspectivas en conflicto en que la tolerancia, la apertura de mente y la toma de decisiones sabias y justas puedan evidenciarse,2 como el ejemplo de Salomón (1 Rey. 3:16-28). Cuando dos mujeres se presentaron reclamando la tutoría de un niño que ambas reclamaban como hijo propio, el rey amenazó con cortar al niño por la mitad y darle una mitad a cada una. Observando su reacción, descubrió cuál era la verdadera madre.

Referencias

1 Christopher Peterson y Martin Seligman, Character Strengths and Virtues [Fortalezas y virtudes de carácter] (Nueva York: Oxford University Press; Washington D.C., American Psychological Association, 2004).

2 Ryan Niemiec, Fortalezas de carácter (Ciudad de México: Manual Moderno, 2019).

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