EL SÁBADO Y EL DECÁLOGO

22 marzo, 2021

Un repaso esclarecedor acerca de lo que la Biblia dice sobre el tema.

El Decálogo es el único cuerpo legal, en el Pentateuco, que fue dado por Dios de forma dramática, como  lo expresa Éxodo 20:18: “Todo el pueblo observaba el estruendo, los relámpagos, el sonido de la bocina y el monte que humeaba”. Luego, escribió esas palabras en tablas de piedra y se las dio a Moisés (Éxo. 31:18). Lo dicho anteriormente indica que Dios esperaba que el Decálogo fuera una legislación distinta del resto de ordenanzas que él revelaría por medio de Moisés. ¿Por qué esta distinción? Porque estaba revelando la Ley Moral no solo para Israel, sino también para toda la humanidad. El Nuevo Testamento lo ratifica, cuando lo presenta como el código de conducta que Dios espera que sigan los cristianos (Rom. 7:7, 12; Sant. 2:10-12; 1 Juan 2:3-6; 3:4; Apoc. 12:17; 14:12). 

Algunos han afirmado que con el “Nuevo Pacto” los Diez Mandamientos quedaron abolidos. Pero nada más lejos de la verdad. En Jeremías 31:31 al 33, se afirma que el “nuevo pacto” que Dios iba a establecer, en lugar de abrogar la Ley de Dios, la escribiría en la “mente” y el “corazón” de cada creyente. Hebreos 10:15 al 17 confirma que eso es lo que sucede cuando un pecador acepta a Cristo como Salvador. 

Es importante aclarar que, en el Pentateuco, el Decálogo no aparece como una obligación que se deba guardar para mover a Dios a la salvación, sino más bien, como los mandamientos de un pueblo que ya ha sido salvado por gracia. Por eso, se introduce con la declaración: “Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre” (Éxo. 20:2). Es lo mismo que sucede con los cristianos, Dios primero nos salva por gracia y luego nos invita a obedecer su santa Ley (Efe. 2:8-10; Juan 14:15).

Todo lo anterior significa que, si el Decálogo está en vigencia, el mandamiento del sábado también lo está. Éxodo 20:8 al 11 es revelador. Hay algunas lecciones que se pueden extraer de aquí:

Allí dice “Acuérdate”. Este término introductorio del cuarto Mandamiento encierra dos perspectivas: una, hacia el pasado; y otra, hacia el presente/futuro. La perspectiva hacia el pasado indica que el sábado no aparece en la Ley como algo nuevo, sino como una institución ya conocida antes del Sinaí (Éxo. 16); conocimiento que se origina en la semana de la Creación (Gén. 2:1-3). Desde la perspectiva presente/futura, se resalta la importancia de jamás olvidar, ni hoy ni mañana, la naturaleza santa del sábado. No es un día cualquiera: es un tiempo santo, y debe ser separado para la íntima comunión entre Dios y el hombre.

Allí dice que debemos guardar el sábado, y no otro día. Algunos han sostenido que se puede santificar “un séptimo día”; es decir, un séptimo de cualquier ciclo de días. Pero eso no es verdad. El texto no solamente llama sábado al día separado por Dios, sino también lo define claramente como “el séptimo día”; es un día determinado. En el Nuevo Testamento, el séptimo día sigue al día de la crucifixión de Cristo (Luc. 23:46-56) y precede al de su resurrección (Luc. 24:1; Mat. 28:1; Mar. 16:1). Con esto, también se descarta la observancia del domingo, como lo han afirmado muchos a lo largo de la historia.

Allí dice que debemos recordar nuestros orígenes. La razón para guardar el sábado es “porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay” (Éxo. 20:11). La vigencia del sábado es un recordatorio permanente de que no vinimos a la existencia por la casualidad o la Evolución, sino por un poderoso y amoroso acto creador (Gén. 1:26, 27; 2:7). Si la humanidad no se hubiera olvidado del sábado, con seguridad no existirían los ateos. Y, en esa misma línea de pensamiento, el sábado también es una vacuna contra cualquier clase de idolatría, pues cuando lo guardamos reconocemos que adoramos y servimos al Dios verdadero (Apoc. 14:6, 7).

En síntesis, Dios colocó el sábado en el mismo centro de su Ley para resaltar la relevancia que este tiene. Observar ese tiempo santo no solo sirve para descansar de nuestras obras, sino también como una señal de obediencia y sumisión a la Palabra de Dios.

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2 Comentarios

  1. Lila

    Porque dicen que está en el centro de la ley el 4to mandamiento?

    Responder
  2. Dalula

    Como se demuestra que esta en el centro de la ley , son 10 los mandamientos, y el 4to no es el centro!!!

    Respondan si saben la respuesta! Saludos!

    Responder

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