Una aproximación a la definición de “pecado”.
Algunos afirman que Cristo nació con una naturaleza pecaminosa, pero que no era pecador porque el pecado solo es la “transgresión de la ley” (1 Juan 3:4), y nada más. ¿Qué dice la Biblia sobre el pecado? ¿Solo son actos pecaminosos o es más que eso?
El pecado según la Biblia
No hay duda de que la Biblia define al pecado como “la transgresión de la ley” (1 Juan 3:4), pero decir esto es solo una parte de la verdad. El apóstol Pablo afirma que todo lo que no proviene de fe es pecado (Rom. 14:23). Aquí el pecado no se define desde el aspecto legal, sino desde el relacional; es decir, la fe. En Santiago 4:17 se dice que “el que sabe hacer lo bueno y no lo hace comete pecado”. Aquí la definición de pecado va por el lado de la omisión, y no por el de la acción.
Pablo describe el pecado como algo más que actos. Lo ve como un estado, como un poder que lo controla desde el interior. Por eso escribió: “De manera que ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí. […] Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (Rom. 7:17, 20). Esta permanencia en el hombre se da por medio de lo que él llama la “mente carnal”, la “carne” (Rom. 8:6). La “carne” no es otra cosa que la naturaleza pecaminosa, la naturaleza humana apartada de Dios. Así, aprendemos que Pablo llama a la naturaleza pecaminosa “pecado”. Y Elena de White está de acuerdo con esto cuando señala que “hombres a quienes Dios honró con luz divina y poder […] confesaron su naturaleza pecaminosa” (Los hechos de los apóstoles, pág. 463). ¿Por qué confesar algo que no es pecado?
Hay que clarificar que, aunque no somos culpables del pecado personal de Adán, como erradamente enseñaba Agustín de Hipona (siglo IV), hemos heredado sus consecuencias. Eso es lo que Pablo quiso decir cuando manifestó que “por la desobediencia de un hombre los muchos fueron hechos pecadores” (Rom. 5:19). Elena de White escribió: “Tenemos motivos de incesante gratitud a Dios porque Cristo, gracias a su perfecta obediencia, recobró el Cielo que Adán perdió por su desobediencia. Adán pecó, y los descendientes de Adán comparten su culpa y sus consecuencias” (Fe y obras, p. 91). Esto es como un niño que no es culpable por los defectos con los que nace por culpa de la drogadicción de sus padres, pero igualmente nace con defectos. De igual manera, un niño, aunque no viole ningún mandamiento, es pecador, porque el pecado está en su naturaleza.
¿La única definición?
Pero ¿no ha dicho Elena de White lo siguiente? “Nuestra única definición de pecado es la que da la Palabra de Dios: ‘El pecado es transgresión de la ley’. Es la manifestación exterior de un principio en guerra contra la gran Ley de amor que es el fundamento del gobierno divino” (El conflicto de los siglos, p. 547). Aquí hay dos cosas que decir. En primer lugar, cuando usa la palabra “única” no está negando otras definiciones; solo está realizando un énfasis en esta. Es común para la hermana White escribir así.
La frase “nuestra única definición” solo está destacando que esta es la mejor definición, pero no lo único que se puede decir sobre el pecado. En la Biblia tenemos otro ejemplo. En Juan 17:3 se llama al Padre “el único Dios verdadero”. Y, basándose en esta frase, algunos han concluido que solo el Padre es Dios, lo cual es un error porque la Biblia también sostiene la absoluta divinidad de Jesús (Juan 1:1; 20:28; Tito 2:13; Heb. 1:8).
En segundo lugar, debe notarse que en la misma cita ella afirma que la transgresión de la Ley “es la manifestación exterior de un principio en guerra contra la gran Ley de amor”. En otras palabras, la desobediencia a la Ley es la manifestación externa de un problema interno.
Es decir, no somos pecadores porque cometemos actos pecaminosos, sino que comentemos actos pecaminosos porque somos pecadores. Como alguien lo ilustró: “Un tigre es tigre por naturaleza y no cuando empieza a comportarse como un tigre y deja de ser un lindo gatito”.
Pensamientos finales
Como puede observarse, somos pecadores por naturaleza. Por eso, si Cristo hubiera nacido con una naturaleza humana caída, él mismo hubiera nacido como un pecador, como parte del problema, y no podría haber sido nuestro Salvador.
Al respecto, Elena de White afirmó: “Cristo no poseía la misma deslealtad pecaminosa, corrupta y caída que nosotros poseemos, pues entonces él no podría haber sido una ofrenda perfecta” (Mensajes selectos, t. 3, pág. 153).
Hola, con todo respeto estoy en desacuerdo con el autor, Cristo tenía naturaleza caída por ser hijo de Maria y del Espíritu Santo (Mat. 1.20 y Gal. 4.4). Sostener lo contrario, es decir que tenia la naturaleza de Adán antes de pecar, por tanto inmaculada, implica que Maria también tenía esa naturaleza, porque ella no podía dar lo que no tenía. Tal posición es la que sostiene la doctrina católica romana, que adopta la nocion de «pecado original», un falso evangelio que enseña que nacemos pecadores y por tanto es imposible para el hombre vencer el pecado, contradiciendo la Biblia (por ej 1 Cor. 10. 13, Judas 24, 2 Pedro 1. 3-4, entre muchos otros)
Hola, buenos días.
Entonces, ¿ no podemos dejar de pecar?
Al parecer se está olvidando que existe una naturaleza Divina al igual que la carnal y una mente espiritual en lugar de la carnal así mismo.
Por tal razón la mente carnal es enemistad para con Dios y al ser humano se le ofrece la mente espiritual para que el pecado no se eseñoree mas de nosotros como dice el apóstol Pablo “Habiendo enviado a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”
Argumentos sobran para un análisis más criterioso. A veces este me da la sensación de que sin pensarlo estamos llegando a conclusiones más católicas que adventistas.
Maranatha