¿A QUÉ LE TEMES?

¿A QUÉ LE TEMES?

29/04/2019

En 2018, la Universidad Chapman, de Orange, California, realizó una encuesta novedosa: ¿Cuáles son los mayores temores que tiene la gente? La respuesta número uno, con el 74 %, fue el temor a la corrupción de los gobernantes y los políticos. Le seguían el temor a la contaminación ambiental, a la falta de dinero, y a las enfermedades y la muerte, entre otras.

Lo cierto es que el temor juega un papel importante en nuestra vida. Enfrentamos diversos temores a diario; temores que paralizan, como el pánico escénico o el vértigo, y temores que impulsan y movilizan, temores que se transforman en la motivación subyacente de nuestros actos y decisiones. Piensa, por ejemplo, en el temor al rechazo y a la soledad, el temor a la pérdida del empleo, o el temor al fracaso.

Puede ser que te sientas identificado con alguno de estos temores, o que incluso tengas otros temores propios mayores que estos. Al final, ¿quién vive sin temores? ¿Cómo hacerlo, considerando el contexto social, económico y moral del tiempo escatológico en el que vivimos?

Este mes, la nota de tapa de la Revista Adventista nos recuerda una realidad fundamental: las personas en nuestro mundo actual tienen múltiples temores porque, tristemente, se ha perdido por completo el temor a Dios. En otras palabras, quien no teme a Dios tendrá temor a todo lo demás.

Pero ¿qué clase de temor es aquel que elimina todos los otros temores? Hasta suena paradójico.

Se trata del temor reverente y respetuoso de la criatura al Creador. Se trata de la comprensión trascendental de que Dios está por encima y en el control de todo lo que sucede en nuestra vida aquí en la Tierra. Es la humildad y la reverencia frente a la santidad de aquel ante quien los ángeles cubren su rostro. Es la humildad que nos llevará a inclinarnos ante el Dios todopoderoso y que, al igual que Jacob cuando contempló la visión de Dios, nos llevará a exclamar: “¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo” (Gén. 28:17).

Pero, ese temor reverente nos llevará también, como lo hizo el mismo Jacob, a aferrarnos con fe de la promesa del Señor: “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres” (Gén. 28:15). RA

  • Pastor, Magíster en Teología y Traductor público de Inglés, Walter Steger desarrolla su ministerio como editor de libros en la Asociación Casa Editora Sudamericana. Es director de las revistas Ministerio y la Revista del anciano.

    Ver todas las entradas

Artículos relacionados

AL OTRO LADO DE LA CALLE (Y DEL MUNDO)

AL OTRO LADO DE LA CALLE (Y DEL MUNDO)

El desafío y el privilegio de esparcir la luz de Cristo. Aquí y allá. Cerca y lejos. En todos los lugares hay personas que viven en la oscuridad de la desesperanza. Necesitan la luz del evangelio. Romanos 10:13 al 15 afirma: “Porque ‘todo el que invoque el nombre del...

FRUTOS MÁS QUE CENTENARIOS

FRUTOS MÁS QUE CENTENARIOS

El incalculable valor de la educación cristiana. En 1893, Richard B. Craig (el primer director de colegio enviado por la Asociación General) abrió con su esposa la primera escuela adventista de Sudamérica. Esta funcionaba en su propia casa, ubicada en la ciudad de...

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *