El desesperado pedido de una realidad alarmante.
Dr. Pereyra:
Estoy en un problema grave. Mi esposa me sorprendió viendo pornografía. Fue terrible para ella. Todos me consideran una persona respetable, por ser líder en mi iglesia. Ahí me di cuenta de que mi matrimonio de 32 años tambaleó (si no se destruyó del todo). Mi esposa se fue de la casa, pero todavía no le ha dicho nada a nadie. Tenemos tres hijos y dos nietos. Hace años que veo ese tipo de videos, pero hasta ahora nadie se había dado cuenta. Estoy desesperado y no sé qué hacer. Estoy muy conmocionado. Es como si toda mi vida se derrumbara de golpe. Deme algún consejo, por favor.
Estimado consultante:
Lo que tienes que hacer es muy fácil de decir: abandona definitivamente el acto de mirar pornografía y convence a tu esposa para que te perdone y no se divorcie. Ambas tareas son complicadas de realizar. Debes rogarle a Dios como nunca para que te ayude a conseguir esos objetivos. De ellos depende tu futuro. Ambas tareas están relacionadas. Si no logras abstenerte de la pornografía, difícilmente vas a poder convencer a tu esposa, y toda tu vida se derrumbará como un castillo de naipes.
Quizá después de lo ocurrido pienses que “ahora sí, nunca más”. Incluso, por algún tiempo creas que lo has superado totalmente. Yo no sería tan optimista. Tienes una adicción al sexo virtual. Has cultivado este hábito dañino durante años.
Me parece que en tu fuero íntimo piensas que no está tan mal ver algún videíto una vez cada tanto. Ese pensamiento es típico de todas las adicciones: ser condescendiente con el mal.
¿Qué pensarías si tu esposa te confesara que durante años ha tenido una infidelidad cada mes o cada mes y medio? Ver pornografía es como adulterar. Es una acción aberrante que ataca directamente el vínculo conyugal.
Seguramente, como dirigente religioso, sabes lo que dijo Jesucristo: Si alguien mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón. Estas no son palabras humanas. Son los dichos del mismo Salvador del mundo en Mateo 5:27 al 30. Por lo tanto, has estado adulterando durante años. Es lógico que tu esposa haya reaccionado como lo hizo.
Este es el primer paso que tienes que dar: tomar conciencia del mal. Lo segundo es no volver a cometerlo más. ¿Cómo hacerlo?
Pienso que necesitas una terapia psicológica que te ayude a conservar la abstinencia. Puedes consultar a un profesional cristiano al respecto. Por cómo describes la situación, temo que solo no puedes lograrlo.
Además, si tu esposa sabe que estás en tratamiento será más fácil que se sienta inclinada a perdonarte y a conservar el matrimonio.
Te agrego un consejo más: “vacuna” tu computadora o tu celular contra la pornografía. Ponle un “candado” que impida ingresar a esas páginas. Existen programas que lo hacen. Puedes aprender cómo se hace buscando en Internet, pero es mejor llevarlo a algún experto que te bloquee esas páginas y que tú no sepas la clave para desbloquearlas. Esto sí es algo que puedes hacer por ti mismo. Se necesitan firmeza y valor, pero podrás hacerlo si evalúas bien la situación. Si bien el mal está en tu mente, bloquear el acceso a este mundo de perversión te ayudará grandemente a vencer la tentación.
En la medida que consigas vencer tu adicción, es posible que tu esposa recupere la confianza en ti. ¡Qué Dios te ayude a lograrlo!
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