Los cuatro énfasis de la Iglesia Adventista en Sudamérica para el próximo quinquenio.
El liderazgo mundial de la Iglesia Adventista definió cuatro pilares esenciales para guiar la vida de la iglesia en todo el mundo: Comunión con Dios, Identidad en Cristo, Unidad por el Espíritu Santo y Misión para todos.
En la División Sudamericana, de acuerdo con estos cuatro puntos fundamentales, se estableció (tras un largo proceso en el que participaron todos los niveles administrativos eclesiásticos) una orientación clara. Después de una reunión presencial con 1400 líderes de los ocho países del continente, y una intensa búsqueda en oración para fortalecer, alinear y cumplir la misión, se definieron nuestras cuatro prioridades estratégicas para el período 2026-2030. Me gustaría presentarlas de manera resumida.
Identidad. Hemos sido llamados por Dios para guardar sus mandamientos y mantener la fe en Jesús, proclamando la Segunda venida de Cristo. Debemos vivir de acuerdo con las Sagradas Escrituras y enseñarlas a las personas, reforzando nuestra identidad profética como pueblo remanente (Apoc. 12; 17 y 14:12), comprometido con las creencias fundamentales que sostenemos como Iglesia y el estilo de vida adventista.
Liderazgo. Cuando la iglesia tiene líderes bien preparados, estos motivan y capacitan a otros para servir con propósito. Entre las prioridades se encuentra mejorar el ancianato con materiales teológicos y administrativos, además de reforzar sus habilidades pastorales.
Nuevas generaciones. La iglesia actual y futura depende del crecimiento integral de los niños, adolescentes y jóvenes en su vida espiritual. Por eso, su participación en la misión y su compromiso con el liderazgo son fundamentales. Involucremos a las nuevas generaciones en la comunión y la adoración, la misión y el liderazgo.
Discipulado. Hacer discípulos es un mandamiento divino, un proceso constante de relación con Jesús que anima a cada discípulo a formar nuevos discípulos, utilizando sus talentos para la obra de la salvación. A través de la oración, el estudio de la Biblia, el testimonio y la fidelidad, construiremos una conexión personal con Dios.
El apóstol Pablo escribió: “Miren con cuidado cómo andan, no como necios, sino como sabios. Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entendidos de cuál es la voluntad del Señor (Efe. 5:15-17). En aquella época, los días malos eran causados por la persecución del Imperio Romano, que ponía en peligro el cumplimiento de la misión. En la actualidad, nuestros días malos son consecuencia del aumento del pecado, la indiferencia, el secularismo, la apatía espiritual y la falta de dedicación a la fe, a la esperanza y la misión.
Dios nos ofrece una nueva oportunidad para el quinquenio 2026-2030. Tenemos un plan estratégico que desarrollar, uniendo a todos los hermanos, todas las iglesias y todas las instituciones. Sumando todas las fuerzas, siendo relevantes en todos los lugares y actuando con urgencia. Recordemos lo que dice Elena de White: “La vida es demasiado corta para desperdiciarla. No tenemos sino unos pocos días de gracia en los cuales prepararnos para la eternidad” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 277). “Cada día termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del alcance de la misericordia. ¿Y dónde están las voces de amonestación y súplica que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los que con humildad y fe perseverante ruegan a Dios por ellos?” (Patriarcas y profetas, p. 135).
Aprovechemos juntos las oportunidades y cumplamos urgentemente la misión fortaleciendo nuestra identidad profética y nuestro liderazgo, con la participación de las nuevas generaciones y el discipulado. Siempre con las rodillas en el suelo, las manos en la misión y el corazón en el Cielo.
“Siempre con las rodillas en el suelo, las manos en la misión y el corazón en el Cielo”.
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