¿Estamos protegiendo nuestra mente?
Debemos estar en guardia en todo momento y resistir perseverantemente las artimañas de Satanás. Él puede disfrazarse de ángel de luz para engañar y llevar cautivas a todas las personas que pueda. Las ventajas que saca de las ciencias de la mente humana son tremendas. Aquí, como una serpiente, se arrastra imperceptiblemente para corromper la obra de Dios. Satanás obra sobre la mente para desviarla del único camino seguro y correcto. La frenología, la [pseudo]psicología y el mesmerismo [hipnotismo] han sido el canal por el cual Satanás ha llegado más directamente a esta generación, y ha obrado con ese poder que había de caracterizar su obra cerca del fin del tiempo de prueba.
Satanás llega a través de estas ciencias sin ser percibido y envenena las mentes de miles de personas para alejarlas de Dios. Le complace que se difundan ampliamente, porque es su objetivo tener acceso a las mentes e influenciarlas como le plazca. Mientras los que se dedican a estas ciencias las alaban por las grandes y buenas obras que afirman que se llevan a cabo por medio de ellas, están permitiendo que Satanás intervenga.
Si Satanás puede inducir a los mortales a pensar que hay un poder inherente en ellos mismos para realizar obras grandes y buenas, dejan de confiar en Dios para que haga por ellos lo que creen que existe en ellos mismos para hacer. No reconocen un poder superior. No dan a Dios la gloria que le deben a su grande y excelente majestad. De este modo se cumple el objetivo de Satanás, que se regocija cuando el ser humano caído se exalta orgullosamente tal como él se exaltó en el Cielo, lo que llevó a su expulsión. Él sabe que la ruina de la humanidad es tan inevitable como la suya si se enaltece como él lo hizo.
Satanás fracasó en sus tentaciones dirigidas a Cristo en el desierto. El plan de salvación se llevó a cabo y se pagó el precio de la redención del hombre. Por lo tanto, ahora procura desviar las mentes de las personas de modo que no puedan ser beneficiadas ni salvadas por el gran sacrificio de Cristo.
Entonces destruye la confianza de la humanidad en la Biblia y fija el engaño, en las mentes, de que no hay un diablo. Los que creen esto no hacen ningún esfuerzo para resistir y luchar contra lo que no existe, y los pobres mortales finalmente adoptan la máxima: “Todo es bueno”.
Así, no reconocen ninguna regla para medir su conducta. Satanás hace creer a muchos que la oración a Dios es inútil e innecesaria. Sabe muy bien cuán necesarias son la reflexión y la oración para mantener despiertos a los seguidores de Cristo a fin de resistir sus astucias y engaños. Las artimañas de Satanás buscan desviar la mente de la oración, para que el alma no se apoye en el Todopoderoso en busca de ayuda ni obtenga de él fuerza para resistir sus ataques.
Se me mostró que Satanás no puede controlar las mentes a menos que estas se sometan a su control. Los que se apartan del camino recto se colocan en grave peligro. Pero, cuando acudan a Cristo, los ángeles de Dios, a quienes han contristado, vendrán en su rescate. Satanás y sus ángeles no están dispuestos a perder su presa, por lo que contienden y luchan con los santos ángeles. El conflicto es severo. Y, si los que han errado continúan suplicando y con profunda humildad confiesan sus pecados, los ángeles de Dios prevalecen y los arrancan del poder de los ángeles malignos.
Apartarse de los claros preceptos y mandamientos de Dios y prestar atención a las fábulas es prestarse a las maravillas mentirosas de Satanás. La fe en la Palabra de Dios, estudiada en oración y aplicada en la práctica, será nuestro escudo contra el poder de Satanás y nos hará vencedores por la sangre de Cristo.
Extraído y adaptado de “Phrenology, Psychology, Mesmerism, and Spiritualism”, Review and Herald, 18 de febrero de 1862, pp. 94, 95.
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