Siempre sucedió así. Cada generación enfrenta sus propios desafíos para vivir y transmitir la fe, pero el llamado de Cristo a hacer discípulos sigue siendo el mismo. El mundo actual está marcado por la incertidumbre, la digitalización y el distanciamiento intergeneracional. Por eso, en este contexto, la tarea de discipular a los más jóvenes exige compromiso, creatividad y autenticidad.
Este doble artículo nos invita a reflexionar en dos aspectos esenciales de esa misión: Cómo fortalecer la fe de nuestros hijos desde el hogar y cómo alcanzar con el evangelio a la llamada Generación Z, una generación profundamente influida por la tecnología, pero también abierta a experiencias espirituales significativas.
El primer artículo nos recuerda que la construcción de una fe resiliente comienza con relaciones auténticas, la enseñanza bíblica constante y modelos de vida coherentes en la familia.
Por su parte, el segundo artículo traza una estrategia práctica y contextualizada para llegar a una generación que busca autenticidad, propósito y conexión real.
Ambos artículos convergen en un mismo propósito: pasar la antorcha de la fe con oración, intencionalidad y amor, asegurando que las nuevas generaciones conozcan, vivan y compartan el poder transformador del evangelio de Cristo.
Niños fuertes, fe fuerte
Cómo ayudar a nuestros hijos a confiar en Dios en los tiempos difíciles.
Por LaVonne Long
Criar hijos es muy difícil, ¿no? Es un trabajo en el que constantemente cometo errores. Siempre estoy tratando de hacerlo mejor, aprender más y hacer reparaciones con mis hijos al pedirles perdón.
La vida es muy diferente en 2025 para un niño que termina la primaria y un adolescente que está en la secundaria. En un mundo impredecible, ¿qué podemos hacer como adultos para ayudar a nuestros hijos a edificar su fe en tiempos difíciles? Debemos equipar a nuestros hijos y proporcionarles herramientas para que encuentren esperanza, fortaleza y paz al depender de Dios.
¿De dónde viene la fe?
La resiliencia cristiana proviene de confiar en Dios y en su plan para nuestra vida. No se trata de autosuficiencia y rasgos personales característicos. Santiago nos dice: “Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se hallen en diversas pruebas, porque ustedes saben que la prueba de su fe produce paciencia. Pero tenga la paciencia su obra completa, para que sean perfectos y cabales, sin que les falte cosa alguna” (Sant. 1:2-4). Cuando tenemos a Dios en nuestra vida, podemos enfrentar luchas y, aun así, encontraremos esperanza y paz. Filipenses 4:13 nos dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Nutrir la fe de nuestros hijos requiere esfuerzo, paciencia y amor intencionales. Necesitamos construir relaciones auténticas con ellos, proporcionarles una enseñanza bíblica sólida, fomentar la oración y ser modelos positivos para ellos. Analicemos esto con un poco más de detalle.
Construir relaciones auténticas
La base para que la fe de los niños crezca es forjar una relación auténtica con ellos. Ser auténtico fomenta la confianza. Esto hace que nuestros hijos se abran y compartan sus pensamientos, dudas y preguntas. Padres, tómense el tiempo para escuchar activamente, comprender su perspectiva y responder con empatía y respeto. Al demostrar interés y compasión genuinos, podemos crear un ambiente en el que se sientan seguros para explorar su fe.
Enseñanza bíblica
Para ayudar a nuestros hijos a crecer en su fe, debemos proporcionarles una base bíblica sólida. Anímalos a leer la Biblia con regularidad y a explorar la relevancia que tiene para su vida. Planifica un grupo de estudio bíblico o participa en programas juveniles en los que puedan analizar y aprender de la Palabra de Dios junto a una comunidad de apoyo. Al profundizar en las enseñanzas de Jesús, podrán obtener sabiduría, encontrar respuestas para sus preguntas y desarrollar una comprensión más profunda del plan de Dios para ellos.
Los padres dan el ejemplo
Mi esposo está leyendo un libro muy bueno en este momento, que habla de lo importantes que son los padres en la vida de sus hijos: es crucial la forma en que les hablan, interactúan con ellos y reaccionan ante ellos. Debemos mostrarles a nuestros hijos en nuestras acciones cómo responder a las dificultades.
¿De qué manera tu fe influye en tu respuesta a situaciones difíciles? ¿Qué están aprendiendo nuestros hijos de nosotros? Responder adecuadamente no siempre es fácil, ¿verdad? Aquí hay tres maneras en que podemos darles a nuestros hijos el ejemplo de una respuesta cristiana: orar abiertamente en familia en los tiempos complicados, expresar gratitud incluso en las dificultades y hablar sobre cómo la fe nos ayuda personalmente.
Maneras prácticas en que los niños pueden depender de Dios durante las pruebas
Orar
La oración debe ser nuestra primera estrategia, no nuestro último recurso. Anima a los niños a contarle a Dios todas sus luchas y temores. Pablo les escribió a los filipenses: “Por nada estén afanosos, sino presenten sus pedidos a Dios en oración, ruego y acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4:6, 7).
Para todos nosotros es fácil decir oraciones memorizadas por la mañana, antes de las comidas y al final del día. Así que con mi familia tratamos de ser intencionales con la oración en nuestro hogar y de hacer que sea significativa. Queremos que nuestros hijos forjen una vida de oración propia ahora, para que cuando sean adultos y padres puedan continuar con esta disciplina espiritual esencial.
Todos tenemos pruebas en nuestro hogar. Las pruebas son parte de esta vida. ¿Nos estamos frustrando, estamos perdiendo la paciencia, nos estamos enojando y preocupando, o estamos orando primero? Cuando nuestros hijos ven que recurrimos primero a la oración, aprenden desde una edad temprana la importancia de la oración y de que Dios nos guíe en nuestra vida. Cuando los niños estén pasando por dificultades, ofrécete a orar en ese momento pidiendo la ayuda de Dios. Enséñales a tus hijos, con el ejemplo, el poder de la oración.
Memorizar pasajes de la Biblia
Enséñales a tus hijos versículos de la Biblia que dan consuelo y fortaleza. ¡Hay tantos para elegir! Búscalos en Google, haz tarjetas de memorización, recítenlos juntos, colócalos en los espejos del baño o en la heladera y cuélgalos en las puertas de sus habitaciones. Aquí tienes tres que puedes buscar: Salmo 46:1; Isaías 41:10; y 2 Corintios 12:9. Puedes agregar muchos más.
Diario de oración
Hacer un diario de oración se ha vuelto popular en los últimos años. Deja que tus hijos escojan un diario y diles que escriban en él sus oraciones a Dios. Incluso pueden llevar un registro de sus oraciones contestadas. Me encanta volver a leer mis diarios de oración anteriores y ver dónde Dios respondió a mis oraciones.
Lleva también un diario de oración familiar. Escriban todas las muestras de cómo obró Dios en la vida de ustedes, especialmente durante las pruebas. Esto es algo que puede ayudarnos a mirar hacia atrás y sentirnos llenos de esperanza.
Recuerda, concentrémonos en las promesas de Dios, no solo en los desafíos de la vida. Las luchas son temporales, y nuestros hijos necesitan entender esto. Una base sólida de fe en Dios ayuda a nuestros hijos a enfrentar los desafíos y desarrollar la resiliencia. Estamos todos juntos en esto. Sobre todo, oremos por nuestros hijos mientras los criamos de la mejor manera que somos capaces.
LaVonne Long es escritora y le gusta hablar acerca de la educación de los hijos y la vida en familia. Vive en Estados Unidos, en el estado de Washington, y trabaja en la escuela de sus hijos. Está casada con Tyler Long, director de
Actividad Misionera de la Asociación
de Washington.
Alcanzar a la Generación Z con el evangelio
Compartamos a Cristo con una generación digital y diversa.
Por Rodney Palmer
Al dar la Gran Comisión, Jesús les encargó a los discípulos que fueran “a todas las naciones”, hicieran discípulos “bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y les enseñaran a obedecer todo lo que él les había mandado (Mat. 28:19, 20). Este mandamiento no ha cambiado, pero cada generación presenta nuevos desafíos para llevar a cabo este mandato del evangelio. Una de esas generaciones con las que la iglesia debe compartir efectivamente el evangelio es la Generación Z, a la que James Emery White describe como “la fuerza religiosa más influyente en Occidente y el corazón del desafío misionero que enfrenta la iglesia cristiana”.1
¿Quiénes son?
La Generación Z está compuesta por los nacidos aproximadamente entre mediados de la década de 1990 y principios de la década de 2010.2 Se describe a esta generación como nativos digitales porque estuvieron expuestos a Internet y a los dispositivos digitales desde una edad temprana. Su educación tecnológica ha influido significativamente en su estilo de comunicación, patrones de aprendizaje y hábitos de consumo de información.
A diferencia de las generaciones anteriores, que podrían haber estado estrechamente vinculadas a los valores cristianos, es menos probable que la Generación Z tenga un origen cristiano y que se sienta fuertemente conectada con las instituciones religiosas tradicionales, como las iglesias. La Generación Z se identifica como espiritual, priorizando una relación personal con Dios o un ser trascendente por sobre la adherencia a un conjunto estructurado de creencias, prácticas, rituales o religión formalizada.
Cómo llegar a la Generación Z con el evangelio
Con base en las características de la Generación Z, existe una necesidad obvia de una estrategia intencional para comunicarles el evangelio. La iglesia debe ir más allá de los métodos tradicionales para alcanzar a esta generación, manteniendo al mismo tiempo principios bíblicos sólidos.
Establecer relaciones auténticas
La Generación Z es conocida por su naturaleza en busca de autenticidad, y la iglesia solo puede construir y mantener la confianza con esta generación mediante relaciones genuinas y conexiones personales. Estas conexiones auténticas e intencionales abren la puerta para compartir el evangelio de una manera que les llegue al corazón. Una de las mejores maneras de hacerlo es creando un espacio en el que se sientan seguros para hacer preguntas difíciles y no les dé miedo a ser criticados.
El grupo Barna aconseja: “Las iglesias deben ser un refugio para quienes luchan con dudas y preguntas difíciles, un lugar donde la próxima generación pueda buscar la verdad y aprender en grupo”.3 Además, aunque la Generación Z dedica gran parte de su tiempo a hacer conexiones en línea, ellos siguen anhelando las conexiones humanas cara a cara. Muchos de estos jóvenes se enfrentan a preguntas sobre el sentido, la salud mental y el propósito, y necesitan mentores espirituales que caminen junto a ellos, ofreciendo orientación, apoyo y aliento.
Como señala Elena de White: “Solo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les pedía: ‘Sígueme’ ”.4 Siguiendo el ejemplo de Cristo, la iglesia puede forjar relaciones auténticas con la Generación Z y mostrarles que nos importan, lo que en última instancia abre la puerta para conversaciones más profundas sobre la fe.
Hacer y hablar
Aquellos que buscan compartir el evangelio con la Generación Z deben vivir lo que predican. Esto está en consonancia con el llamado de Santiago a los creyentes a ser “cumplidores de la palabra y no solamente oidores” (Sant. 1:22). La credibilidad del mensaje aumenta cuando los cristianos son testigos creíbles del evangelio que buscan comunicar.
La Generación Z siempre está observando y puede detectar la hipocresía a kilómetros de distancia. La forma en que nos relacionamos con los que tienen puntos de vista diferentes y en que respondemos a los desafíos como cristianos abrirá o cerrará puertas para conversaciones sobre el evangelio con la Generación Z. En última instancia, tus acciones hablan más que tus palabras.
Contar historias
La narración de historias es una herramienta poderosa para compartir el evangelio con la Generación Z. Esta generación está ansiosa por explorar cómo su historia se conecta con la de los demás y con la gran historia de la Biblia. Mediante el arte de contar historias, la Generación Z llegará a comprender que el Dios de la Biblia es personal, está presente y anhela actuar con poder en su vida. La Generación Z da prioridad al “contenido motivador e inspirador, seleccionando sistemáticamente como su historia favorita historias de personas que vencen las adversidades. […] Estos temas ‘esperanzadores’ e ‘inspiradores’ superaron a temas como el romance o los problemas sociales, lo que señala una preferencia de esta generación por las historias de resiliencia y optimistas”.5
Según las conclusiones de estas investigaciones, existe una excelente oportunidad para compartir el evangelio contando historias de fe, perseverancia y transformación que se alinean con el deseo que tiene la Generación Z de encontrar esperanza e inspiración. Utiliza las narraciones bíblicas para contar historias de personas que superaron la adversidad, como José, Rut y Pablo. Este también es un buen momento para compartir nuestro testimonio personal de cómo Dios ha obrado y sigue obrando en nuestra vida.
Contextualizar el mensaje
La contextualización del evangelio es esencial al compartir el mensaje con la Generación Z. Necesitamos entender su visión del mundo, encontrarnos con ellos donde están y compartir el evangelio de maneras auténticas y relacionales que se conecten con su experiencia cotidiana. Evita usar conceptos teológicos complejos y jergas que no entenderán fácilmente, ya que esta generación tiene una alta tasa de analfabetismo bíblico.
Al compartir el evangelio, utiliza ejemplos de la vida real y un lenguaje con el que se puedan identificar, y al mismo tiempo enfatiza los beneficios presentes, el gozo, la esperanza, la paz y el propósito de vivir en una relación con Jesús. YouTube y TikTok son herramientas prácticas para compartir el evangelio con la Generación Z, a la que le gustan estas plataformas de redes sociales por su “contenido con el que se pueden identificar, sin guión, que se alinea con la forma en que se ven a sí mismos y a su mundo”.6 Una buena contextualización servirá como puente que conecte las enseñanzas bíblicas con las preocupaciones actuales de la Generación Z.
Equiparlos
Las iglesias deben proporcionar a la Generación Z los recursos necesarios para acompañar su crecimiento espiritual. A través de actividades en grupos pequeños, conexiones saludables entre las diferentes generaciones y un programa dinámico de discipulado, esta generación estará capacitada para apropiarse de su experiencia de fe y, a su vez, compartir de forma clara esta fe con sus compañeros y con otros.
Como señala Elena White: “Con semejante ejército de obreros como el que nuestros jóvenes, bien preparados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría a todo el mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a venir!”.7 A fin de cuentas, los miembros de la Generación Z son los que mejor equipados están para compartir el evangelio con sus pares.
Ora, ora y ora
Todo el proceso de compartir el evangelio con la Generación Z debe tener la oración como base. Al orar, debemos pedirle al Señor que nos abra oportunidades para compartir el evangelio y que el Espíritu Santo convenza a estos adolescentes y jóvenes.
Ben Jack aconseja que debemos “orar por oportunidades, orar por sabiduría, orar por claridad, orar por salvación, orar por sanidad, orar por perdón, orar por discernimiento, orar por compasión, orar por audacia […], orar por humildad. Ora, ora, ora”.8
Esa paciencia y persistencia en la oración son esenciales, ya que todo joven de la Generación Z se encuentra en una etapa única en su experiencia de fe. Mientras que algunos responderán rápidamente al llamado del Espíritu Santo, otros tardarán más en entregarle su vida a Cristo.
Un último desafío
Aunque compartir el evangelio con la Generación Z presenta muchos desafíos, la iglesia tiene una excelente oportunidad para compartir el evangelio con esta generación.
Al alcanzar a la Generación Z para Cristo, la iglesia debe estar dispuesta a adaptar su enfoque sin comprometer las verdades eternas del evangelio. Cristo nos pide que le entreguemos la antorcha de la fe a la Generación Z. Que nunca se diga de nosotros lo que se dijo de Israel: “Después se levantó otra generación que no conocía al Señor ni la obra que él había hecho por Israel” (Juec. 2:10). En cambio, aceptemos en oración el desafío de asegurarnos de que la Generación Z no solo escuche el evangelio, sino que también experimente el poder transformador de Cristo en sus vidas.
Rodney Palmer es profesor adjunto de Religión (con énfasis en Homilética y Teología Aplicada) y director del departamento de Religión y Lenguas Bíblicas en la Universidad Andrews,
en Míchigan, Estados Unidos.
Artículos publicados originalmente en Adventist Review: “Strong Kids, Strong Faith”, por LaVonne Long (1º de junio de 2025) y “Reaching Generation Z With the Gospel”, por Rodney Palmer (31 de mayo de 2025).
Referencias:
1 James E. White, Meet Generation Z: Understanding and Reaching the New Post-Christian World (Grand Rapids, Michigan: Baker, 2017), p. 11.
2 Según el grupo de investigación Barna, la Generación Z incluye a las personas nacidas entre 1999 y 2015, mientras que el Centro de Investigación Pew define que esta generación son los nacidos entre 1997 y 2012.
3 Grupo Barna, Gen Z: Volume 2 (Estados Unidos, Barna Group, 2021), p. 60.
4 Elena G. de White, El ministerio de curación (ACES, 2008), p. 102.
5 britopian.com/generation/gen-z-ucla-study/.
6 Ibid.
7 Elena G. de White, La educación (ACES, 2009), p. 271.
8 Ben Jack, If Jesus Is the Answer, What Is the Question? (Sandycroft, U.K.: Equipping the Church, 2021), p. 5.
0 comentarios