Día 5 | Semana de oración en lecturas «Rumbo a las estrellas»
William creyó que había sido bautizado justo a tiempo para la segunda venida de Jesús. Después de estudiar la Biblia y aprender las profecías, se convenció de que los últimos días de la historia de este mundo eran inminentes. Se sintió aliviado de que Dios lo hubiera alcanzado cuando lo hizo. Solo un poco más tarde, pensaba William, y no habría estado preparado para encontrarse con Jesús en su venida.
Cuando William fue bautizado, Leonid Brezhnev era el líder de la Unión Soviética, e Ian Smith era el primer ministro de Rodesia (ahora Zimbabue). Ese mismo año terminó la guerra de Vietnam, aunque el Muro de Berlín seguiría en pie durante otros catorce años. En 1975, William estaba convencido de que era uno de los últimos que había llegado a tiempo antes de la segunda venida.
La verdad es que hay muchos detalles que no sabemos sobre el momento del regreso de Jesús, más allá de creer que regresará «pronto». Tenemos muchas buenas razones para creer, especialmente a la luz de las señales del regreso de Jesús como se dan en Mateo 24 y Lucas 21. Pero aparte de «pronto» o «muy pronto», no sabemos cuándo va a regresar Jesús. Como él mismo lo dijo: «Pero del día y la hora nadie sabe» (Mat. 24:36).
Eso no significa que dudemos del inminente regreso de Jesús. Es el siervo malvado el que dice: «Mi señor se tarda en venir» (Mat. 24:48). Aunque Pablo no tenía necesidad de escribir a los tesalonicenses «acerca de los tiempos y de las ocasiones» (1 Tes. 5:1), sí escribió que el pueblo de Dios está aguardando «la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13).
MIENTRAS ESPERAMOS
La aparente demora del regreso de Jesús no es necesariamente una mala noticia. Si hubiera regresado generaciones atrás, no hubiéramos llegado a la vida y menos, la vida eterna. Y muchos amigos y familiares que actualmente no están caminando con
Cristo finalmente se arrepentirán y hallarán el camino hacia Dios.
Una de las parábolas de Jesús demuestra que lo más importante no es el momento de su regreso. Dirigiéndose a las personas que «pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente», Jesús dijo: «Un hombre noble se fue a un país lejano para recibir un reino y volver. Llamó antes a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad entre tanto que regreso» (Lucas 19:11-13).
La palabra griega indica que el hombre estaba instando a sus siervos a que comerciaran o invirtieran los talentos que les había dado. Y aunque la parábola dice que se iba y que regresaría, no se menciona nada sobre el momento de su regreso. Él simplemente da la seguridad de que regresará, e instruye a sus siervos para que estén ocupados hasta ese momento. Tenían que ocuparse de sus asuntos durante el tiempo que él demorase en volver. Para aquellos que creen que el reino de Dios tiene que manifestarse inmediatamente, el mensaje es claro.
Si Jesús regresa dentro de cinco años, el pueblo de Dios tiene que estar ocupado esos cinco años. Si regresa dentro de diez, veinte o treinta años, los creyentes deben ocuparse de los negocios de su Padre durante ese período. Ya sea que el tiempo de espera sea largo o corto, este tiene que ser empleado en el servicio a Dios, compartiendo las buenas nuevas y proclamando los mensajes de los tres ángeles.
LEVANTÉMONOS
En el libro de Nehemías, el pueblo de Dios regresa a Jerusalén desde Babilonia. Aunque todavía están bajo el dominio de Medopersia, se les concede permiso de reconstruir Jerusalén y reordenar la sociedad en esa ciudad que había sido devastada.
«Entonces se levantaron el sumo sacerdote Eliasib y sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas […]. Junto a ella trabajaron los hombres de Jericó, y luego Zacur hijo de Imri. Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado […]. Junto a ellos trabajó en la restauración Meremot hijo de Urías hijo de Cos y, al lado de ellos, Mesulam hijo de Berequías hijo de Mesezabeel. Junto a ellos trabajó Sadoc hijo de Baana» (Neh. 3:1-4).
La frase «junto a ellos» o «al lado de ellos» aparece por lo menos treinta veces en Nehemías 3. En un momento decisivo para el pueblo de Dios, dieron un paso al frente y compartieron la responsabilidad de cumplir con la obra que él les había encomendado. Esa obra era tan importante que se menciona a los nobles de los tecoítas porque «no se prestaron a ayudar a la obra de su Señor» (Neh. 3:5). Es vital que cada uno haga su parte.
Jesús prometió que «será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces endrá el fin» (Mat. 24:14). El evangelio eterno no puede ser llevado al mundo solo por ministros del evangelio con salarios pagos, ni tampoco irá al mundo únicamente mediante los medios electrónicos. Dios concede a su pueblo el privilegio de compartir su fe en Jesús con los demás, y cuando la iglesia esté a la altura de esa obra, el evangelio avanzará a pasos agigantados.
Tomás era un entusiasta pescador recreativo. Después de ayudar a un extraño a sacar un pez hasta la orilla, él y su compañero pescador se hicieron amigos. Su nuevo amigo, inicialmente no mostró interés en temas religiosos, hasta que Tomás le dijo: «¿Sabías que Jesús pasaba mucho tiempo con los pescadores?» Entonces Felipe, que no sabía mucho de la Biblia, quedó intrigado y fue una sorpresa escucharlo decir: «Me gustaría saber más sobre el tema».
Tomás comenzó a darle estudios bíblicos, y Felipe recibió con entusiasmo las grandes enseñanzas de las Escrituras. Comenzó
a asistir a la Iglesia, aceptó a Jesús como su Salvador personal, creció en la fe y, al poco tiempo, se bautizó.
Poco después de su bautismo, Felipe se enfermó. Los médicos no pudieron tratarlo con éxito, y falleció repentinamente. En su funeral, la iglesia se llenó de deudos, muchos de ellos pescadores, y muchos que, como Felipe, no sabían mucho de la vida cristiana. «Fue una bendición ser usado por Dios para alcanzar a Felipe», dijo Tomás, quien incluso dirigió el servicio fúnebre de su amigo.
Puede ser un encuentro casual en el mercado, el trabajo o la universidad, o incluso la experiencia de ayudar a un extraño mientras pesca, lo que lleva a una vida transformada por Jesús. No podemos saber exactamente cuándo regresará, pero es nuestro privilegio mantenernos ocupados hasta que él vuelva.
Autor: John Bradshaw, pastor y presidente de It Is Written (Escrito está), un ministerio de medios de evangelización con sede en Collegedale (Tennessee, EE. UU.).
Todos los temas de la semana de oración en lecturas | Adventist Review | Septiembre 2025
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