«NO TEMAN»

22/12/2016

Por Alejandro Bullón

Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo (Lucas 2:10).

“No temáis». ¡Qué anuncio maravilloso! «Vine a traerles la más extraordiaria noticia que alguna vez alguien podría recibir». Son «nuevas de gran gozo». ¡Gozo! ¿Entiendes? El gozo divino no es la alegría pasajera que la carne proporciona: el gozo divino es aquel sentimiento maravilloso de saber que Dios te acepta como eres: aquel deseo de salir corriendo por las calles de la vida, y gritar a todo el mundo: «No tengo más miedo, estoy libre».

Y, lo mejor de todo, esas buenas nuevas de gozo son «para todos», les dijo el ángel. Los pastores estaban, aquella noche oscura, aprensivos y llenos de expectativas. Habían estudiado las profecías, y sabían que el Mesías debería nacer: ellos aguardaban la llegada de alguien que les traería el regalo. De repente, en la penumbra de las colinas de Belén, el propio Padre rompe la oscuridad del pecado, trayendo el mayor presente, envuelto en pañales, en un pesebre. Y dice a los pastores: «Os ha nacido hoy en la ciudad de David, un salvador, que es CRISTO el Señor».

Creo que muchos cristianos todavía no han entendido esta declaración. La palabra CRISTO (“enviado”) destaca la misión redentora de Jesús. El texto dice más: añade que la señal de que Jesús era el Cristo sería encontrarlo «envuelto en pañales, acostado en un pesebre».

Pobreza, sufrimiento, limitaciones… Todo ello acompañó a Jesús, a lo largo de su existencia. Fue perseguido; huyó a una tierra lejana. Todo eso ¿para qué? Para que tú vivas la vida abundante, las nuevas de gran gozo: su pobreza es tu riqueza; sus limitaciones, tu abundancia; su muerte, tu vida.

Nadie tiene el derecho de vivir una vida sin ambiciones, alegando que Cristo fue pobre. La pobreza es una de las consecuencias que el pecado trajo a este mundo; por lo tanto, mientras exista el pecado existirá pobreza. Pero, Jesús vino a liberarte de la mediocridad y el conformismo; vino a liberarte de la ignorancia y de la miseria. La salvación que él ofrece no  tiene que ver solo con la vida eterna, que recibirás en ocasión de su retorno triunfante a este mundo, sino también con una vida de alegría y gozo, en esta tierra.

No salgas hoy sin meditar en las palabras del ángel: «Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo».

Artículos relacionados

AL OTRO LADO DE LA CALLE (Y DEL MUNDO)

AL OTRO LADO DE LA CALLE (Y DEL MUNDO)

El desafío y el privilegio de esparcir la luz de Cristo. Aquí y allá. Cerca y lejos. En todos los lugares hay personas que viven en la oscuridad de la desesperanza. Necesitan la luz del evangelio. Romanos 10:13 al 15 afirma: “Porque ‘todo el que invoque el nombre del...

FRUTOS MÁS QUE CENTENARIOS

FRUTOS MÁS QUE CENTENARIOS

El incalculable valor de la educación cristiana. En 1893, Richard B. Craig (el primer director de colegio enviado por la Asociación General) abrió con su esposa la primera escuela adventista de Sudamérica. Esta funcionaba en su propia casa, ubicada en la ciudad de...

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *