“DESDE NUESTRA COSMOVISIÓN ADVENTISTA, TENEMOS MUCHO PARA APORTAR A LA LIBERTAD RELIGIOSA”
[highlight ]Nació en Tierra del Fuego, Rep. Argentina, y vivió en varias provincias argentinas. Estudió leyes, tiene una maestría en Derecho Empresarial y se especializó en el tema de la libertad religiosa. Actualmente, es secretario de Servicios Académicos de la Universidad Adventista del Plata. En este mes, el Dr. Martín Vives.[/highlight]
El tema se replica en cada lugar donde a algún ser humano se le quita la posibilidad de adorar a Dios… o de seguir libremente alguna creencia religiosa que pudiera ser errada. La imposición por la fuerza de adherir a una postura religiosa contrasta notablemente con el libre albedrío divino. Incluso el tema aparece en historias de la Biblia. Basta recordar Daniel 3, cuando Nabucodonosor (rebosante de orgullo) obligó a todos a postrarse ante su estatua. La democracia no tenía lugar alguno en Babilonia.
En la interpretación del sabio Daniel del sueño del capítulo 2, solamente la cabeza de la gran estatua con la que Nabucodonosor soñó era de oro. En su afán de engrandecimiento propio y conservación del poder, el rey construyó absolutamente toda la estatua de oro. Evidentemente, algo no estaba bien. Y, sin duda, algo no está bien tampoco en nuestro mundo.
Revista Adventista (RA): ¿Cómo se define la libertad religiosa?
Juan Martín Vives (JMV): Básicamente, la libertad religiosa, o libertad de conciencia, es el derecho de todas las personas de creer en lo que quieran y de no sufrir consecuencias negativas por causa de esas creencias, y que nadie obligue a creer en algo distinto. Hay discusiones en torno a si es solo aplicable para lo religioso o para todo tipo de creencias que no sean religiosas también. Por ejemplo: un vegano que lo sea pero no por motivos religiosos. Esa creencia tan íntima que las personas tienen, ¿debemos respetarla como si fuera una religión?
RA: ¿Qué aportes realiza la Iglesia Adventista en este sentido?
JMV: La Iglesia Adventista colaboró en la creación de la Asociación Internacional de Libertad Religiosa (IRLA, por sus siglas en inglés), organización no sectaria que apoya la libertad religiosa en el mundo. Es una organización mundial e interconfesional de la que participan autoridades de todas las religiones, que se encarga de la defensa de la libertad religiosa. Este es un tema que preocupa a todas las religiones, no es algo exclusivo de nuestra iglesia. Hay mucho para crecer en la teoría, en la parte académica. Desde nuestra cosmovisión adventista, tenemos mucho para aportar a la libertad religiosa
Además, desde la Universidad Adventista del Plata estamos formando un centro de estudio que pueda integrar la teoría académica con la cuestión de la libertad religiosa. En este sentido, tenemos planificado editar una revista académica sobre el derecho y la religión. Creo que debemos decir lo nuestro.
RA: ¿Cuál es la situación en materia de libertad religiosa en América Latina?
JMV: En términos generales, Latinoamérica tiene países de tradición católica. Hubo una fuerte unión entre Iglesia y Estado, que con el tiempo ha ido menguando. En general, la libertad religiosa es buena; no hay casos de persecución religiosa o de vidas en peligro por creencias religiosas. El aspecto por mejorar es la situación de las minorías religiosas. Se las ha tolerado y tienen libertad, pero no están en pie de igualdad con las creencias mayoritarias. Ellos tienen privilegios; y las minorías, no. La batalla es igualar.
RA: ¿Cuál es la situación en el mundo?
JMV: Sin duda, la iglesia sufre persecución en varios países, en diversos modos, como expropiación de propiedades, por ejemplo. Los dos focos complicados en temas de libertad religiosa son algunos de los países de Medio Oriente, de religión musulmana. En algunos, existe una ley anticonversión; esto es, si eres musulmán, no puedes convertirte a otra religión que la musulmana. Y también tienen una ley antiblasfemia: no se puede hablar mal de Mahoma. Esto implica que cualquier intento evangelizador puede ser tomado como una blasfemia y no entrar en los carriles legales.
Otro de los focos con dificultades en el mundo son algunos países de la ex Unión Soviética y los de origen comunista, como Corea del Norte.
RA: Estamos viviendo en un planeta inestable. El año pasado hubo atentados en París, y como quienes lo perpetraron son musulmanes, se asocia esa religión con la violencia. Sin embargo, los musulmanes son millones en el mundo, y solo una facción menor es la violenta. Esto no ayuda en el tema de la libertad religiosa, ¿verdad?
JMV: Por supuesto. Y ese es el tema de discusión hoy: hasta dónde tolerar a los intolerantes. Remarco siempre que cuando la intolerancia religiosa da lugar a la violencia, el problema no es la religión, el problema es la intolerancia. Hay musulmanes violentos, así como también hay cristianos violentos.
RA: Hubo masacres en nombre del cristianismo, como las cruzadas o la colonización de América; y eso no significa que el cristianismo sea malo.
JMV: Totalmente. Colocar la etiqueta de violenta a una religión por un sector o un acto violento es una generalización errada, una comparación odiosa. Me parece más interesante ver hasta qué punto el Islam puede convivir, como religión, con nuestras normas occidentales.
RA: Cuando ocurrió el atentado a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, el escritor José Saramago –ateo declarado– escribió una columna de opinión muy interesante, llamada “Matar en nombre de Dios”. Allí, decía que si Dios existiera sería un Dios de amor, y no uno que ordenara matar personas. Y que los hombres usan el concepto de Dios para legitimar o justificar sus actos violentos.
JMV: Sí; y eso es una desviación de la religión pura. IRLA organizó un encuentro con la temática de cómo las religiones contribuyen a la pacificación de la sociedad, a la resolución de los conflictos. Las religiones hacen muchísimo en este sentido.
RA: El año pasado también el Papa visitó Estados Unidos, y se habló mucho sobre las leyes dominicales. ¿Qué nos puede comentar al respecto?
JMV: Mi opinión es que podemos tener el escenario profético adecuado, pero no hay que confiarse en las interpretaciones particulares de los sucesos. Lo que dijo Dios pasará, sin duda; y pasará más allá de nuestra interpretación. Pero creo que no podemos saber exactamente cómo van a suceder los hechos. Vemos en los diarios y en la televisión que dos líderes mundiales como los mencionados se reúnen, y pensamos que ya es el fin. Tal vez el mundo se maneje de formas muy diferentes de las que pensamos. Posiblemente resuelvan o arreglen las cosas en otro lugar o de otro modo.
Las leyes dominicales se establecerán, inevitablemente. Mientras eso no ocurra, debemos trabajar de forma incansable en favor de la libertad y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para sostenerla el mayor tiempo posible. El plan de Dios es que la gente elija; es el primero que da la libertad. Debemos mantener la capacidad de decisión de la gente. Hay que cumplir fielmente el trabajo.
En la Argentina, por ejemplo, se ha reflotado el tema en los últimos años. En algunas ciudades, hay leyes que impiden trabajar el día domingo. Son leyes de descanso comercial, no laboral; el descanso laboral lo tenemos desde hace mucho tiempo ya. El descanso laborar implica flexibilidad; es decir, puedo elegir qué día no trabajar. Pero el comercial es inflexible.
No obstante, si bien el interés de estas leyes es comercial, hay un claro sesgo religioso detrás. Los impulsores de estas leyes, a veces, invocan razones religiosas. Incluso, poco tiempo atrás, empapelaron una ciudad con fotos del Papa diciendo que él avala esas leyes dominicales. La realidad es que si la ley tiene motivaciones religiosas, debe ser declarada institucional en el sistema demócrata. La constitución nos ampara en este caso. No debe imponerse ninguna religión por ley.
RA: Sí, porque muchas veces, para justificar ese descanso, se amparan en la defensa de la familia, de los valores, en el descanso semanal. Desde luego, estas cosas son positivas y son cosas que nosotros mismos proclamamos.
JMV: Desde ya, y está perfecto que lo hagamos. Debemos seguir así. El problema es cuando quiero imponer a los demás esos valores o esas cosmovisiones; aunque sean buenas, como las que proclamamos como iglesia.
RA: Por último, ¿qué tres consejos nos puede dejar en relación con este tema?
JMV: Lo primero es aprender a ser tolerantes. Generalmente, en estos temas todos piensan que los demás son intolerantes, pero nunca pensamos en que nosotros también podemos serlo. Debemos realizar una introspección, para determinar si somos realmente tan tolerantes como queremos que los demás lo sean. Aquí se aplica la Regla de Oro.
Lo segundo es ser solidarios con los demás. Hay muchas situaciones que no nos afectan directamente pero que tenemos que defender de todos modos. Hablamos de leyes dominicales porque nos afectan como adventistas, pero existen muchas otras cuestiones que no nos rozan, y para las cuales debemos ser solidarios también si afectan a otros. La clave es tener libertad para creer en lo que yo elijo creer, sin ser coercionados para creer lo que alguien me imponga que crea. Es decir, sé que lo que creemos es verdad y es bíblico, y se lo debo ofrecer a la sociedad, pero no puedo imponerlo. Tengo que luchar por un marco de libertad para predicar lo que creo, pero el otro también puede hacerlo, y predicar lo que él cree.
Y lo tercero es que no está mal defender nuestras libertades; debemos hacerlo por medios lícitos, desde luego. No podemos mentir ni ser deshonestos.RA
Hola ustedes defíen den mucho la libertad religiosa pero excluyen a miembros de sus iglesias sin fundamentos, eso se le llama fariseismo.