LUCY POST: PRIMERA MISIONERA EN URUGUAY

04/11/2019

“Al fin, te encontré”, dijo Lucy después de recorrer aquella zona del campo gritando el nombre de su hermano, y pensó “ya estoy aquí”. Zina, saludando feliz a Lucy, expresó: “¡Seguro que traes un mensaje importante para nosotros porque viniste desde muy lejos!” Lucy era la hermana menor de Zina, a quien no había visto por 45 años. Muchos años Lucy había estado orando por encontrarse con su hermano Zina y su familia, quienes hacía décadas vivían en Uruguay.

Una misión

Desde que aceptara las creencias adventistas, Lucy Belinda Post anhelaba compartir su nueva esperanza en Cristo con su familia de Uruguay. Ella era descendiente de inmigrantes europeos radicados en Estados Unidos. Algunos aceptaron el mensaje adventista durante las últimas décadas del siglo XIX. Muchos inmigrantes salieron deseosos, sin medir los sacrificios, para compartir el precioso tesoro con sus familiares y amigos que residían en otras partes del mundo.

Una mujer valiente

¿Quién fue Lucy Belinda Post? Lucy nació en Wisconsin, Estados Unidos, el 19 de septiembre de 1845.Véase la biografía completa en Silvia C. Scholtus, “Lucy Post”, en Liderazgo Femenino. En los inicios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la División Sudamericana (Florida, Buenos Aires: ACES, 2013). Sus padres fueron Joshua y Emeline, quienes tuvieron catorce hijos, y Lucy fue la undécima.

Lucy vivió realmente una vida de pionera. Junto con su familia fueron testigos y sufrieron varios enfrentamientos con los indígenas. Varias veces se salvaron milagrosamente de las masacres. No obstante, aprendió la lengua de los sioux y varias de sus habilidades artísticas.

Lucy concluyó estudios para ser maestra. Siempre estuvo dispuesta a trabajar como maestra e incluso a cuidar a personas enfermas. Aunque tuvo varias oportunidades de casarse, no llegó a formalizar. Desde joven la guio un lema: “Ve donde el deber te llame”.

Aceptación de las creencias adventistas

Corría el año 1880, y por la influencia de la familia de su hermano Ezra, que había aceptado las creencias adventistas, Lucy conoció estas creencias cristianas. Tenía en ese momento 35 años. Después de recibir el bautismo, fue a Chicago, pues deseaba prepararse como instructora bíblica. Colaboró entusiastamente en varias campañas evangélicas en Minnesota, Dakota y Ohio.

Liderazgo y misión

Por su liderazgo, fue elegida como delegada para las sesiones de la Asociación General realizadas en Battle Creek el 5 de marzo de 1891.

Cuatro años después, cuando asistió nuevamente a las sesiones de la Asociación General, se produjo un gran cambio en su vida. Lucy llegó a ser la primera mujer soltera que ofreció voluntariamente sus servicios para ir a Sudamérica. Su decisión se inspiró en los reportes sobre las necesidades que escuchó de los misioneros que venían de ese campo misionero, y por su encuentro con Elena de White, quien, aludiendo al apellido de Lucy [Post en inglés significa “poste”], le expresó su deseo de que fuera un pilar en la casa del Señor. Así, Lucy llegó a ser la primera misionera residente en Uruguay por voto de la Sociedad de Tratados de la Asociación General y se le otorgó una licencia misionera. Aunque contaba con casi cincuenta años, Lucy no dudó en aceptar el desafío.

Lucy llegó en 1895 a Buenos Aires. Poco después de su arribo, a Lucy le dieron permiso para que pasara un tiempo con la familia de su hermano Zina, que residía en el campo de su propiedad ubicado en Nueva Palmira, Uruguay. Lucy llegó allí el 26 de julio de 1895 y fue recibida muy gozosamente por todos. Zina contaba entonces con 62 años.

Apenas llegó, comenzó una rica historia de testimonio, fe y difusión del evangelio. Ante todo, fue la primera misionera en establecer obra en Uruguay.

En la casa de su hermano Zina, Lucy guardó sola el primer sábado en territorio uruguayo. Fue un 27 de julio de 1895. Pronto comenzó a estudiar la Biblia con sus familiares. Al tercer sábado, el 10 de agosto de 1895, dos miembros de su familia ya se unieron con ella para adorar a Dios y una tercera familiar se sumó a la semana siguiente. Por el testimonio de Lucy, su cuñada Sarah Hoskens de Post y dos de sus sobrinas, Estela y Luisa, aceptaron las creencias adventistas. Fueron las primeras en hacerlo en Uruguay.

Lucy no solo se dedicó a su familia; pronto se la encontró visitando y estudiando la Biblia con otros vecinos. Su sobrina la ayudaba como traductora, ya que Lucy aún estaba aprendiendo español. Estaba segura de que la buena semilla había sido sembrada y que quien había comenzado la buena obra la completaría y traería a esos preciosos interesados a su redil.

Cinco semanas después, para el 31 de agosto de 1895, el grupo había crecido a doce integrantes y Lucy organizó la primera congregación adventista en ese país: una Escuela Sabática.

Fotos de la expropiedad de Zina Post obtenidas en junio de 2010.La chacra en cuestión se encuentra con frente a la calle Domingo Ordoñana, casi San José, Nueva Palmira, Uruguay. No tiene numeración. El número catastral es 506 para el plano de Nueva Palmira. La chacra cuenta actualmente con cuatro cuadras cuadradas. Estos datos fueron cedidos amablemente por Jorge Frogoni Laclau, director del museo de Nueva Palmira, Uruguay. Las fotos fueron obtenidas por gentileza de René Ernst y familia.

Lucy, al darse cuenta del creciente interés en estudiar la Biblia, solicitó ayuda. Escribió al pastor Francisco Westphal, quien había llegado hacía unos meses para dirigir la obra en el continente sudamericano como el primer pastor ordenado. Le solicitó que le enviara la ayuda del joven Jean Vuilleumier. Su carta recibió rápida respuesta. Jean Vuilleumier, que había llegado hacía poco tiempo de los Estados Unidos, era un evangelista suizo de unos 31 años. Este joven fue enviado a colaborar con el interés despertado en Nueva Palmira. Pasó dos meses en el área predicando entre los suizos, los franceses y los alemanes, e incluso con un traductor para quienes hablaban español. Luego informó que un grupo de personas había aceptado con gozo las creencias adventistas en Uruguay.

La historia registra que, mientras la primera iglesia en Uruguay se estaba organizando en Nueva Helvecia por el trabajo del colportor Stauffer y las charlas ofrecidas posteriormente por el pastor Francisco Westphal, ya había adventistas del séptimo día en Nueva Palmira, fruto del trabajo de Lucy Post.Walton John Brown, “A Historical Study of the Seventh-day Adventist Church in Austral South America”, 4 vols. (Tesis de Doctorado en Filosofía, University of Southern California, California, 1953), 1:101; “Misión del Plata”, El Faro 4, Nº 5 (noviembre 1900).

Mientras aún estaba en Uruguay, Lucy sintió la partida de una de sus sobrinas, quien era su traductora. Se iba a estudiar a Buenos Aires. No obstante, Lucy estaba feliz al ver a su joven sobrina entregarse a Jesús para serle de utilidad en su causa.

Unos meses después, tuvo lugar una reunión general en la misión adventista en Buenos Aires. Fue la primera de ese tipo en Argentina o Sudamérica. Lucy asistió con un grupo de personas de Uruguay. En esa ocasión, tuvo el gusto de ver que se bautizaron ocho de sus estudiantes de Biblia de Nueva Palmira, los primeros frutos de sus labores en Sudamérica. Dos de ellos eran miembros de su propia familia. Su corazón se afligía y clamaba al ver las necesidades de la gente que visitaba, sobre todo en relación con el conocimiento del evangelio. Por eso, escribió:

¿Hay alguna familia que desea venir aquí a vivir y ayudar a este pequeño grupo cuando sea el momento en que deba dejar este campo? Vengan, queridos hermanos, porque el Señor necesita a alguien que sostenga en alto la luz por precepto y ejemplo […]. Necesitamos literatura en español. Mi hermano ha ofrecido un hermoso terreno para construir una iglesia si nuestro pueblo asume los gastos.

Robert G. Wearner, “Lucy Post: Pioneer Pillar in Adventist Missions”, Review and Herald 165, Nº 9 (March 3, 1988): 19-20.
Dedicatoria de Lucy Post en el libro Patriarcas y profetas, de la autora Elena de White, que le obsequió a su hermano Zina Post el 18 de diciembre de 1895. Contiene la transcripción en inglés del pasaje del Evangelio de Mateo 11:28 al 30.

Lucy continuó trabajando en Uruguay por dos años y luego partió para Buenos Aires donde se dedicó a ser instructora bíblica por seis años. En Buenos Aires, se unió a los misioneros que residían allí. Trabajó como instructora bíblica para el grupo, visitando principalmente a la gente de habla inglesa. También colaboró como maestra de la Escuela Sabática en inglés entre los adventistas residentes en Buenos Aires. Visitaba a los enfermos recorriendo el hospital cama por cama acompañada por Sadie de Town; ayudaba a los pobres solicitando ropa de los sectores más pudientes de la ciudad; daba clases de cocina, de tratamientos simples de salud; distribuía literatura cristiana; y daba estudios bíblicos.

Cuando, en 1903, regresó a los Estados Unidos y se estableció en Idaho, no quedó ociosa. Allí adquirió un terreno de 160 hectáreas para vivir y trabajar como misionera. Hacía su tarea de hogar en hogar por diferentes localidades. Para ello, se compró un caballo y un carro. Al menos cuarenta personas ingresaron a la Iglesia Adventista como producto directo de sus esfuerzos.

Lucy pasó al descanso el 4 de febrero de 1937 en Portland, Oregon, a la edad de 92 años.

Una evangelista de avanzada

Maestra y evangelista incansable, Lucy siempre mantuvo su interés por el progreso de la causa de Dios y la difusión del evangelio de Cristo, feliz de haber podido dedicar sus mejores años como testigo para el Señor en donde le tocara actuar. Recibió los dones para evangelizar de parte de Dios y no los mantuvo ociosos. Expresó así sus sentimientos:

Mi oración es que cada verdad bíblica para estos tiempos pueda brillar en mi propio corazón de tal forma que pueda ser capaz de darla en toda su pureza a otros. Puedo decir que nunca disfruté más la tarea en mi vida que cuando estuve en Sudamérica y nunca sentí tanto la presencia de Dios.

Lucy Post, “Nueva Palmyra, Uruguay”, Review and Herald 72, Nº 50 (diciembre 10, 1895): 796.

Su dedicación dio frutos abundantes, no solo durante su breve estancia en el continente sudamericano, sino también en cada lugar a donde fue. Hoy podemos agradecer a Dios por esta hija suya que lo amó de todo corazón y no escatimó esfuerzos para darlo a conocer a otros.

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