Responde: Pamela Sicalo Oborsky
Psicóloga y psicoterapeuta cognitivo-conductual, escribe desde Montevideo, República Oriental del Uruguay.
1- ¿Qué hacer con los niños en vacaciones?
Son muchas las posibilidades, cuando se tiene un ojo entrenado para el disfrute. Estamos rodeados de pequeñas y grandes maravillas: una fila de hormigas que lleva alimentos, un cielo estrellado o cómo se elabora una torta. Estas cosas pueden hacer que el día sea inolvidable. Es necesario integrar juegos infantiles, pero los padres no deberían jugar todo el día a las muñecas o a las escondidas, para que los niños no se aburran. Más bien, pueden acercarlos a su propia pasión: pescar, tejer, leer, escuchar o hacer música, practicar un deporte, etc. No es bueno darles todo planificado. Si el niño percibe que dependerá exclusivamente del adulto, se debilitará su capacidad creativa.
2- El aburrimiento: ¿amigo o enemigo?
El aburrimiento es una señal de que la curiosidad necesita ser atendida. En ese sentido, es un amigo útil. Sin embargo, la mayoría lo percibe como un enemigo para vencer o para evitar. En esta sociedad saturada de tecnología, nos hemos acostumbrado a descartar el aburrimiento demasiado rápido. Lamentablemente, estamos logrando lo opuesto. Las investigaciones demuestran que los niños de hoy se aburren más; y esto, debido a que no han aprendido a convivir con el aburrimiento lo suficiente como para resolverlo saludablemente por sí mismos.
3- ¿Cómo enseñar a un niño a usar productivamente el tiempo de ocio?
Siendo nosotros un buen modelo de disfrute. No les preguntemos continuamente si están aburridos, ni hablemos del aburrimiento como algo negativo. Tampoco propiciemos una gratificación inmediata a través de pantallas. Enseñemos a pasar tiempo con uno mismo, y a disfrutarlo. El tiempo de ocio implica renovar energías haciendo cosas diferentes de lo cotidiano, no debilitarnos yendo en contra de lo que nos hace bien. RA
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