LOS CINCO VERBOS APOCALÍPTICOS

05/08/2020

Las exhortaciones de los tres ángeles de Apocalipsis para nuestros tiempos.

Muchos leímos o escuchamos hablar acerca del triple mensaje profético en Apocalipsis, el conocido pasaje del “mensaje de los tres ángeles”. Entender este pasaje es clave no solamente para comprender la cosmovisión escatológica adventista, sino también para entender la justicia divina presentada bíblicamente.

En Apocalipsis 14:7 y 12, se nos hacen algunas exhortaciones en las que se usan verbos clave. Las apelaciones del primer ángel y el tercero son fundamentales. Son cinco llamados que se nos hacen a fin de estar preparados para lo que se vendrá. Analicemos y reflexionemos en cada uno de ellos, extrayendo lecciones sumamente prácticas para nuestra vida cotidiana. ¡Comencemos!

Reverencia

“Temed a Dios”

El primer ángel habla acerca de tener temor a Dios. Debemos cuidarnos sobre cómo interpretar esta frase, para evitar caer en extremismos. No se trata de tener terror a un Dios opresivo, sino de tener una actitud de respeto, de reverencia. Pienso que este mensaje es para nuestra actualidad. Hoy, por todos los medios de comunicación, nos sentimos bombardeados al ver cómo se tuerce la imagen de Dios a través de opiniones, el arte, movimientos, etc. Y lamentablemente muchos caen en el error de aceptar o apoyar ciertos pensamientos contrarios a la voluntad de Dios. Esto ocurre sencillamente por la siguiente realidad: existe un solo Dios, pero a la vez muchos conceptos de él. Cada persona visualiza a Dios de un modo diferente.

En esa vorágine de cosmovisiones, lamentablemente hay una “mala publicidad” del Dios de la Biblia. No tenemos un dios tirano, opresivo, perfeccionista o condicional. Esta visión peligrosa suele presentarse incluso en ambientes cristianos. Por lo tanto, deberíamos retarnos a lo siguiente: “Cuanto más estudio la Biblia, más conozco la imagen de Dios, porque ‘la fe viene por el oír y oír la Palabra de Dios’ ”.

Pero temer a Dios va mucho más allá que tenerle reverencia con todo nuestro ser. Una reverencia integral viene consecuentemente de la mano del siguiente llamado angélico, que lo veremos posteriormente. El primer llamado angélico nos invita no solo a reverenciar a Dios, sino también a revisar cómo lo vemos realmente. El temor de Dios, en la Biblia, siempre viene acompañado de una actitud de servicio, y es una “consecuencia” de lo que Dios es y ha hecho por nosotros (ver 1 Sam. 12:24; Heb. 12:28); incluso nos hace bienaventurados (Sal. 128:1), sabios (Sal. 111:10; Prov. 1:7) y nos da vida (Prov. 14:27).

La pregunta que nos queda es: ¿Lo estaremos viendo de una forma equivocada? ¿Qué podríamos hacer en la vida práctica para reverenciarlo como corresponde? Comienza hoy a visualizar la reverencia de manera más profunda.

Glorificación

“…y dadle gloria”

Dar gloria a Dios es una de las más sublimes razones de la existencia humana. Y no se debe malinterpretar esto. Muchos consideran que Dios es un ser ególatra, por el simple hecho de buscar que sus hijos lo ensalcen día y noche, para que de esa forma encuentren su favor. Este es un concepto errado de glorificación. Nosotros lo glorificamos a Dios porque él ya nos predestinó a una glorificación primero. Nosotros le ofrecemos nuestra vida porque desde el principio él quiso salvarnos y llamarnos al arrepentimiento y la transformación. Es una dinámica de reciprocidad.

El apóstol Pablo enfatiza este tema al escribir que debemos dar gloria a Dios con todo lo que hacemos (1 Cor. 10:31). Es darle honor con todo. Esto no tiene que ver más que con agradecer a Jehová por todo lo que hace por nosotros. Es una forma externa de agradecimiento puro; reconocer su dignidad, su justicia y su autoridad. Él es el gran Juez y realiza juicios para toda la humanidad. Él es el único que puede hacer esta tarea.

En 1 Crónicas 16:28 y 29, David exhorta al pueblo a hacer lo mismo, además de “traer ofrenda” a Dios. Y no se refiere únicamente a la ofrenda material. La mejor manera de traer ofrenda diaria a Dios es con nuestra actitud contemplativa, con un corazón donado a Dios. Sin embargo, la glorificación está relacionada con otro punto clave en el mensaje angélico que veremos a continuación.

Comienza hoy a visualizar la glorificación de manera diferente.

Adoración

“Adorad al que hizo los cielos y la tierra”

Este concepto es el tema central del gran conflicto cósmico y, por ende, del Apocalipsis. Esta es la palabra que definirá a los dos grupos: los sellados de Dios y los marcados por la bestia. La adoración demuestra en qué lugar de los “equipos” estamos. Comenzó en el Génesis, en el encuentro de la serpiente maligna con Eva y Adán. Continuó a lo largo de la historia de Israel, y finalmente toma un lugar central en la escatología bíblica.

Adorar a Dios trae muchos beneficios para nuestro crecimiento espiritual: nos ayuda a conocer más a Dios, a ser más sensibles a su cuidado y amor, y a tener más fe. Deberíamos apartar un buen tiempo para adorar a Dios y darle gracias por todas las cosas buenas que nos suceden, así como también por las malas. Él es quien toma control de nuestra vida cuando le permitimos que obre según su poder y autoridad.

Meditemos en esto y propongámonos tener una vida radical de contemplación, en donde ofrendemos diariamente sentida adoración a Dios. La adoración no es soltar simples palabras de engrandecimiento a Dios para que nuestra oración quede bonita, sino que es un engrandecimiento con palabras que salen de un sensible corazón.

Paciencia y obediencia

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.

Finalmente, el tercer ángel identifica a los santos que tendrán parte con Dios, aquellos que tienen paciencia y guardan los mandamientos de Dios. Esta idea es similar a las características que presenta Apocalipsis en general. Un verdadero hijo de Dios soportará cualquier situación adversa, porque confía en que lo malo es pasajero y que su galardón está cercano, cuando venga Cristo. Y, mientras lo aguarda, se mantiene fiel agradando a su Padre mediante la obediencia y la fe en Cristo Jesús.

Un mal concepto de gracia es afanarse por cumplir los mandamientos. No nos salvamos por esto, sino que el amor a Cristo y su redención provocan una vida de paciencia y obediencia a los mandamientos. Esta idea la aclaró Jesús al decir: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Juan 14:15).

Conclusión

Las cinco exhortaciones angélicas (reverenciar, glorificar, adorar, perseverar y obedecer) son claramente una consecuencia, un agradecimiento del cristiano por todo lo que hizo Dios con su vida. Dios es un Dios de amor. Busca que todos nos salvemos; no nos abandona. Por esta razón, debemos sentirnos agradecidos, y estas exhortaciones pueden formar parte de nuestra vida.

El mensaje apocalíptico de los tres ángeles tiene como objetivo alertar al pueblo de Dios y salvarlo de su mal camino. Pero también muestra la mejor forma de dar gracias a Dios por el amor que nos brinda día a día. Meditemos siempre en estos cinco llamados, y pidámosle a Dios que estos principios formen parte de nuestro diario vivir.


Isaías y Lautaro Silva son escritores freelance. Ambos mantienen un ministerio juvenil y son autores de devocionales en la plataforma de la Biblia “YouVersion”, en su columna “Twins Ministry”.

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2 Comentarios

  1. Humberto Campos

    Gracias, muy edificante en momentos como los que estamos viviendo, material para predicar en las congregaciones hoy en dia.

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  2. Alfonso

    Reverencia, Gloria, Adoración, Paciencia y Obediencia, términos muy fácilmente tomados en la jerga Cristiana para simplemente hacer apología de nuestras doctrinas, sin darles el carisma prioritario de un verdadero estilo de vida cristiano.
    Todos esperamos esos hechos escatológicos del Apocalipsis, pero poco a poco, he aprendido que estar alineado con el Cielo, es vivir en el “ahora” como sí ya estuviera ocurriendo.
    Ánimo hermanos Silva, sigan a través de palabras sencillas llegando al corazón del lector cristiano a anhelar a llegar a estatura de Cristo, porque esto definitivamente hará la diferencia para llegar a almas perdidas que también están buscando de Dios.
    Dios les bendiga

    Alfonso Gomez Plaza- AGOPLA

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