Me encantan las banderas. Si bien no me considero un experto en vexilología (disciplina que estudia las banderas y los estandartes), me gusta estudiar la historia de las banderas. Detrás de cada una de ellas, de sus colores, de sus símbolos, hay un trasfondo particularmente atractivo.
Tal vez uno de los más interesantes sea el de la bandera del Reino Unido, también llamada “Bandera de la Unión”, o “Union Jack”, que fue adoptada en 1606 y reformada en 1801. La bandera está conformada por tres banderas. A su vez, estas banderas están conformadas por tres cruces:
- La cruz de San Jorge (roja y blanca), que representa a Inglaterra.
- La cruz de San Andrés (blanca y azul, en forma de equis), que representa a Escocia.
- La cruz de San Patricio (blanca y roja, en forma de equis), que representa a Irlanda.
En la Biblia, también se mencionan banderas. Cuando el pueblo de Israel debió transitar por el desierto, Dios lo ordenó por formaciones, tribus y banderas. Números 1 nos cuenta sobre esto. Si leemos algunos versículos, podemos pensar que la bandera significaba tres cosas.
- Era símbolo de pertenencia: “Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos” (Núm. 1:52). Cada persona pertenecía a una tribu, y debía acampar bajo su bandera. No estaban solos; eran parte de un cuerpo.
- La bandera era un símbolo de identidad: “Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán” (2:2). Cada persona se identificaba con esa bandera. Formaban parte de una familia.
- La bandera era un símbolo de orientación: “Estos acamparán al oriente, al este: la bandera del campamento de Judá, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Judá, Naasón hijo de Aminadab” (2:3). A cada uno de los cuatro lados del Santuario había tres tribus que acampaban con sus respectivas banderas. Ellos sabían dónde ir porque el estandarte se lo indicaba.
Hoy, debemos unirnos bajo la bandera del Reino de Dios. Esta también tiene una cruz. Alza la bandera de Jesús. Estudia sus enseñanzas, y comprueba que te brindan pertenencia, identidad y orientación. No tienes por qué estar más solo, a la deriva y desorientado. Bajo su bandera de la Cruz, hay amor, unidad, perdón y consuelo.
“Cristo pide voluntarios que se alisten bajo su estandarte y sostengan ante el mundo la bandera de la Cruz” (Elena de White, Mensajes para los jóvenes, p. 21).RA
0 comentarios