Breve informe de la postura de la Iglesia Adventista
Mientras se libran guerras en diferentes partes del mundo, y el terrorismo muestra su peor cara una y otra vez, muchos adventistas se preguntan si estará bien o no involucrarse en la acción militar. Recientemente, en Corea, cinco estudiantes de Teología se negaron a portar armas durante el entrenamiento de reserva militar.
“Creemos que portar armas no es apropiado para nosotros, como cristianos, como individuos y como estudiantes de Teología que serán pastores”.1 Aunque en muchas partes del mundo los adventistas se enlistan en el ejército e intentan firmemente ser reconocidos como no combatientes y como objetores de conciencia (algunos de ellos cumpliendo con su deber civil), en otros países muchos miembros de iglesia se unen al ejército en forma voluntaria. En diferentes partes de la iglesia mundial, la guerra con Irak y otros eventos han desencadenado una acalorada discusión en cuanto a dónde está parada la Iglesia Adventista del Séptimo Día respecto de este tema y cuál debería ser nuestra relación con las guerras.2 Algunos reclaman que “no hay indicaciones de que nuestra Iglesia Adventista desapruebe el servicio militar en cualquiera de sus funciones”. Dicen que, “en cuanto a la postura adventista respecto del servicio militar, el estado actual es de incertidumbre”.3
Esto no es del todo cierto. Si bien la iglesia ministra a miembros no combatientes del ejército, y también a los pacifistas y los combatientes, reconoce que los individuos toman decisiones libremente y deben seguir sus conciencias. En referencia a la no beligerancia, la clásica postura oficial de la iglesia expresaba, en la declaración de 1972:
“Votado, 1. Que aceptamos como idea básica la medida tomada por el Congreso de la Asociación General de 1954 titulada ‘La relación de los Adventistas del Séptimo Día con el Gobierno civil y la guerra’, según la revisión del Concilio Otoñal de 1954 y revisada una vez más de la siguiente manera:
El verdadero cristianismo se manifiesta en ciudadanos buenos y leales al Gobierno civil. Que surjan guerras entre los hombres no altera de ninguna forma la lealtad y la responsabilidad supremas del cristiano hacia Dios, ni modifica sus obligaciones a practicar sus creencias y poner a Dios en primer lugar.
‘Esta sociedad con Dios por medio de Jesucristo, quien vino a este mundo no para destruir la vida de los hombres sino para salvarla, hace que los Adventistas del Séptimo Día adopten una postura no beligerante, siguiendo a su divino Maestro al no matar vidas humanas, sino al brindar todo el servicio posible para salvarlas. Al aceptar tanto las obligaciones como los beneficios de ser ciudadanos, su lealtad al Gobierno requiere que voluntariamente sirvan al Estado en cualquier función como no combatientes, ya sea civil o militar, en la guerra o en la paz, con uniforme o sin él, lo que contribuirá a salvar vidas, con la consideración de que pedirán servir únicamente en las funciones que no violarán las convicciones de su conciencia’.
Esta declaración no es una postura rígida que obliga a los miembros de iglesia, sino que les da una guía y le permite a cada individuo evaluar la situación libremente en forma personal”.4
QUE SURJAN GUERRAS ENTRE LOS HOMBRES NO ALTERA DE NINGUNA FORMA LA LEALTAD Y LA RESPONSABILIDAD SUPREMAS DEL CRISTIANO HACIA DIOS, NI MODIFICA SUS OBLIGACIONES A PRACTICAR SUS CREENCIAS Y PONER A DIOS EN PRIMER LUGAR.
Esta declaración nunca fue revocada. “Desde el principio, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha defendido firmemente la no beligerancia de sus miembros. […] En los Estados Unidos, el 18 de abril de 1917, la División Norteamericana adoptó una declaración que confirmaba la postura tomada durante la Guerra Civil: ‘Por la presente, reafirmamos la siguiente declaración. Solicitamos que nuestras convicciones religiosas sean reconocidas por las autoridades, y que se nos requiera el servicio a nuestra nación únicamente en funciones que no violarán nuestra obediencia consciente a la Ley de Dios tal y como está declarada en el Decálogo, interpretada en las enseñanzas de Cristo y ejemplificada en su vida’ (Acta 1:517 de la Junta de la División Norteamericana, 18 de abril de 1917)”.5 En 1923, La Junta de la División Europea votó una declaración similar en Gland, Suiza. La Asociación General tomó medidas en 1951, 1952, 1954 y 1972.
Si comparamos la declaración de 1954 con la medida adoptada en 1972, notaremos que se hicieron cambios mínimos en la redacción, pero que se agregó una frase adicional al final. En 1969, la División Norteamericana emitió una declaración que recomendaba la no beligerancia, pero que les permitía a los miembros de iglesia asumir una postura pacifista y tendrían el apoyo de la iglesia. “Los Estados Unidos estaban participando en la guerra de Vietnam y solo aquellos individuos que pudieron mostrar un apoyo religioso para su pacifismo tuvieron la libertad para servir en un servicio alternativo”.6 La frase adicional en la declaración de 1972 le permite a la iglesia servir a todos sus miembros, sin importar lo que su conciencia les dicte, a la vez que oficialmente defiende la no beligerancia.
Con el pasar de los años, la Iglesia Adventista ha publicado otras declaraciones relacionadas con el asunto de la no beligerancia. En “Una declaración de paz”, podemos leer: “En un mundo lleno de odio y luchas, un mundo de contiendas ideológicas y conflictos militares, los Adventistas desean ser conocidos por ser pacificadores, y trabajadores en favor de la justicia y la paz mundial bajo Cristo como cabeza de una nueva humanidad”.7 Un documento previo declara: “Los Adventistas, por precepto y por ejemplo, deben erguirse y trabajar por la paz y la buena voluntad para con los hombres, y así ser conocidos como pacificadores y constructores de puentes”.8 Y la declaración oficial más reciente, emitida en el año 2002, afirma: “Jesucristo, Príncipe de Paz, quiere que sus seguidores sean pacificadores en la sociedad y, por lo tanto, los llama bienaventurados (Mat. 5:9)”.9
Si bien Tony Campolo discrepa con los Adventistas del Séptimo Día en Norteamérica, diciendo: “Ustedes se levantaron por la justicia de Jesús pero, poco a poco, la influencia que se ha extendido en esta comunidad los ha seducido hacia una mentalidad que me hace dudar de si la lealtad que ustedes tienen es más hacia los Estados Unidos que hacia el Reino de Dios”,10 en un editorial, William Johnson declaró: “Desde nuestros mismos comienzos como Adventistas, hemos defendido de forma oficial una postura de no beligerancia en tiempos de guerra. Apoyamos al Gobierno, pero nuestra lealtad máxima es hacia Dios, cueste lo que cueste”.11 Ángel Manuel Rodríguez concluye “que no existen guerras justas. […] La iglesia debe insistir siempre en que las guerras humanas son malvadas. Si la función de la iglesia en tiempos de guerra es hablar en favor de la paz y la reconciliación, la iglesia debe promover la no beligerancia entre sus miembros, basada en la enseñanza bíblica del valor de la vida humana”.12
La Iglesia Adventista no está abandonando su defensa de la no beligerancia. ¡Al contrario! Invita a todos los miembros de iglesia a seguir las huellas de Cristo y vivir su vida de acuerdo con el Sermón del Monte.
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