LA MESA DE LOS PANES

Un símbolo que destaca el inmenso cuidado de Dios por los suyos

El Santuario consistía en un tabernáculo dividido en dos ambientes: el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. En el primer ambiente se encontraban tres muebles: el candelabro de oro, el altar del incienso y la mesa del pan de la presencia. En esta ocasión exploraremos algunas ideas esenciales de la mesa del pan de la presencia.

La mesa estaba hecha de madera de acacia y recubierta de oro puro (Éxo. 25:23-25). En esta mesa se debía poner un pan especial (vers. 30) elaborado siguiendo las instrucciones específicas de parte del Señor (Lev. 24:5).

Este pan debía ser puesto en la presencia de Dios, tal como Éxodo 40:23 sostiene: “Y sobre ella [la mesa del Tabernáculo] puso por orden los panes ante [heb. panim] el Señor”. Por tal motivo, este pan es llamado pan de la presencia (heb. lehem panim [Éxo. 25:30]; o lehem hapanim [Éxo. 35:13; 39:36; 1 Sam. 21:7; 2 Rey. 7:48; 2 Crón. 4:19]). Por lo tanto, este pan era “cosa muy santa” (Lev. 24:9) ya que estaba en la presencia de Dios.

El pan de la presencia, a diferencia de los otros elementos que estaban en el Tabernáculo, le pertenecía a Aarón y sus hijos para siempre. Por extensión, esto incluía a todos los sacerdotes que oficiaban en el Santuario (Lev. 24:9).

Así, cada sábado los panes de la presencia debían ser reemplazados por un nuevo grupo de panes (vers. 8) y los que se retiraban debían ser consumidos por los sacerdotes de turno. Este acto indica comunión entre los sacerdotes, que son representantes del pueblo, y Dios, ya que estos panes eran panes preparados específicamente para el Santuario como ofrenda para el Señor (vers. 9).

Además de esto, se debía preparar doce panes y debían ponerse en dos hileras sobre la mesa del Tabernáculo (Lev. 24:5, 6). Esto hace conexión entre las doce tribus de Israel. En varias ocasiones encontramos que el número doce se asocia a las tribus de Israel en el contexto del Santuario. El efod que se preparó para el sumo sacerdote tenía doce piedras preciosas que representaban a las tribus de Israel (Éxo. 28:15, 21, 29; 39:14). En Éxodo 28:9 al 12 también se dice que el efod tenía dos piedras adicionales de ónice que iban sobre sus hombros y que tenían grabados los nombres de las tribus de Israel, seis en cada piedra. Por lo tanto, los panes de la presencia eran una imagen de las tribus de Israel, es decir, el pueblo de Dios.

Ahora, según el texto bíblico, los sacerdotes debían comer el pan de la presencia en un lugar santo. Esto implica que este acto apuntaba a una acción de comunión entre Dios y su pueblo, representado por los sacerdotes, en gratitud por la provisión de Dios hacia los suyos.

EL PAN DE LA PRESENCIA SIEMPRE FUE UN SÍMBOLO DE LA PROVISIÓN CONSTANTE DE DIOS EN FAVOR DE SU PUEBLO POR TODAS LAS EDADES.

En el Éxodo, el pueblo de Dios no tenía alimento y Dios proveyó para ellos el maná, también llamado pan del cielo (heb. lehem min-hashamayim [Éxo. 16:4]). A esto se suma el hecho de que Dios les dijo que el sábado no salieran a buscar, pues la provisión para el día de reposo ya se había realizado el sexto día de la semana (vers. 5). Esto sucedió durante todo el tiempo en que Israel estuvo en el desierto y cada sábado el pan del cielo ya había sido provisto. Así, cada sábado, cuando los sacerdotes comían del pan de la presencia, conmemoraban la provisión constante de Dios para su pueblo.

Finalmente, el texto dice que el pan de la presencia debía estar en la mesa del Tabernáculo de manera permanente o continua (heb. tamid [Éxo. 25:30]), de la misma manera que los sacrificios que se realizaban en el altar del sacrificio debían ser realizados continuamente (heb. tamid [Éxo. 29:38]). El maná cayó sobre la tierra todo el tiempo en que estuvieron en el desierto; y cuando entraron a Canaán, el maná dejó de caer (Jos. 5:12).

Pero eso no significa que Dios dejó de proveer. Ahora, tenían los frutos de la Tierra Prometida. Dios ahora les entregó una tierra que fluía leche y miel. Es decir, la provisión divina continuó para su pueblo pues él siempre ha provisto y siempre proveerá para su pueblo, pues él es fiel. El pan de la presencia siempre fue un símbolo de la provisión constante de Dios en favor de su pueblo por todas las edades.

No obstante, la provisión divina no se circunscribe solo a lo material. Deuteronomio 8:3 dice lo siguiente: “Te sustentó con maná […] para hacerte saber que el hombre no vive solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor”. Esto implica que el sustento divino apunta también a lo espiritual y eterno.

Así, cuando Cristo vino, se llamó a sí mismo “el pan vivo que descendió del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre” (Juan 6:51), ya que sus palabras son vida (vers. 68). Cuando Cristo venga, entonces tendremos comunión plena y perfecta con él y estaremos para siempre en su presencia.

¡Maranata!

Artículos relacionados

LA FUENTE DE BRONCE

LA FUENTE DE BRONCE

Agua para vida eterna. El Santuario terrenal constaba en tres espacios bien definidos: el atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. En el atrio se encontraba el altar de sacrificios, que era el punto de partida de los ritos en los que participaba el pueblo de...

EL SANTUARIO Y LOS SACRIFICIOS

EL SANTUARIO Y LOS SACRIFICIOS

Una representación del amor divino. El Santuario levantado por Moisés en el desierto estaba compuesto por tres áreas claramente definidas. En primer lugar, el atrio, que era la parte externa del Tabernáculo. En seguro lugar, el Tabernáculo estaba dividido en dos...

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *