La metodología que hace justicia al texto bíblico.
Para los Adventistas del Séptimo Día, los libros de Daniel y Apocalipsis proveen el fundamento de su identidad, su mensaje y su misión. Por su contenido y su naturaleza, han comprendido que la manera más natural de estudiar sus profecías es usar la metodología de interpretación historicista, que muestra el cumplimiento progresivo y continuo de las profecías desde el tiempo de Daniel y el de Juan hasta la destrucción final del mal. Dentro de esta metodología, las profecías de tiempo deben entenderse según el principio de día por año (Núm. 14:34; Eze. 4:6). El pueblo de Dios debe estar alerta frente al surgimiento de otras interpretaciones que, de aceptarse, afectarían sus fundamentos teológicos (1 Ped. 5:8, 9; 2 Ped. 2:1; Apoc. 12:7-9).
Escuelas alternativas de interpretación profética
La escuela de interpretación historicista de Daniel y Apocalipsis no es un invento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD). Fue usada por los reformadores protestantes y por otros cristianos siglos antes que ellos. Por medio del historicismo, los reformadores mostraron que los símbolos del “cuerno pequeño” (Dan. 7:8, 20-27; 8:9-12), “la bestia” (Apoc. 13:1-8) y “la gran ramera” (Apoc. 17:1‑16) se estaban cumpliendo en la Roma papal. Por eso, como fruto de la Contrarreforma, y con el fin de levantar la presión que los protestantes estaban colocando sobre el papado al identificarlo como un poder enemigo de Dios, jesuitas españoles crearon dos escuelas de interpretación alternativas: el preterismo y el futurismo.
El preterismo enseña que “el cuerno pequeño” es una referencia a un rey griego (seleúcida) llamado Antíoco IV Epífanes; que el anticristo de Apocalipsis se refiere a alguno de los emperadores romanos; y “la gran ramera”, a la Roma imperial. Por su parte, el futurismo afirma que el anticristo será un hombre impío que gobernará en Jerusalén al final de los tiempos. Como puede verse, en ambas escuelas de interpretación el papado no juega ningún papel ni en la profecía ni en la historia. La Contrarreforma finalmente triunfó, pues con el tiempo los protestantes abandonaron el historicismo, y terminaron aceptando el preterismo y el futurismo, aunque en distinto grado. Hoy la IASD es casi el último bastión coherente de la interpretación historicista.
Manteniendo el historicismo
A pesar de lo anterior, algunos han intentado introducir en la IASD el preterismo, relacionando el “cuerno pequeño” con Antíoco IV Epífanes o negando que el Mesías de Daniel 9 sea Jesús. Otros han propuesto el futurismo, al interpretar los 1.290 y los 1.335 días de Daniel 12 como literales y que se van a cumplir en los eventos finales (vers. 7, 11, 12). Sin embargo, estas ideas no respetan la estructura del libro de Daniel basada en el principio de recapitulación, en el que un capítulo repite con otras palabras lo revelado en el anterior (Dan. 2; 7; 8; 9; 10-12). Ni el preterismo ni el futurismo se ajustan a todos los datos encontrados en Daniel y Apocalipsis.
El historicismo es la metodología que hace justicia al texto bíblico. Tanto en Daniel como en Apocalipsis se observa que el cumplimiento de sus profecías se da a lo largo de la historia; algunas, con claros cumplimientos para “el tiempo del fin” (Dan. 8:17, 19, 26; 10:14; 12:4, 9, 13). Esto es muy evidente en la secuencia de reinos que aparecen en la historia hasta el establecimiento del Reino de Dios (Dan. 2:31‑45; 7:1-27). En Mateo 24:15, Jesús confirmó esta interpretación, al citar Daniel 9:27 para referirse al accionar que tendría la Roma imperial. Pablo también sostuvo el historicismo, pues, basado en Daniel, afirmó que la Segunda Venida no se produciría sino hasta después de que se diera un proceso de apostasía religiosa, que ya estaba en marcha en sus días y que tiempo después daría lugar a la formación del “hombre de pecado” (2 Tes. 2:1-7).
La correcta interpretación de las profecías de Daniel y de Apocalipsis, además de proporcionar un marco dentro del cual se desarrolla la teología adventista, también nos muestra que Dios está en el control de la historia y que el final del pecado está muy cerca.
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