Los aceites
Hay un ingrediente muy esencial en nuestra cocina y en nuestra dieta: el aceite.
El aceite de oliva
Una de sus principales características es que contiene grasas monoinsaturadas, con grandes beneficios para la salud cardiovascular. Idealmente, deberíamos consumir aceite de oliva extra virgen, no refinado, con una acidez menor a 0,7% y prensado en frío, algo que ayuda a conservar los polifenoles, antioxidantes muy necesarios para nuestra salud.
El aceite de coco
Aunque durante años fue impopular por su alto contenido de grasa saturada, varios estudios demostraron que, en realidad, es un aceite bastante noble. La mayoría de sus grasas saturadas son triglicéridos de cadena media, que el organismo transforma en energía en vez de almacenarlo como grasa corporal. Tiene propiedades antibióticas y antimicrobianas, que protegen el organismo de diferentes agentes patógenos. Además, es una fuente de energía para el cerebro y contribuye a la salud en general. Debes evitar recalentarlo o mezclarlo con otros aceites.
Aceites vegetales refinados
Muchos consideran los aceites de girasol, soja, canola o maíz como un sustituto “saludable” de la mantequilla, pues tienen la fama de contar con menos grasas saturadas que esta. El factor precio también los hacen más populares, pues son más baratos que el aceite de oliva y de coco.
Sin embargo, algunos estudios han demostrado que no son tan beneficiosos como se creía. Estos aceites vegetales contienen grandes cantidades de omega 6, que puede llegar a causar inflamación dentro de nuestro organismo, lo que aumenta las probabilidades de que padezcamos enfermedades como artritis, depresión o cáncer de piel, entre otras. “Vegetal” no siempre es sinónimo de “saludable”.
Por eso, trata de usar aceites naturales (como el de aguacates –paltas–, almendras y nueces). RA
HUMUS DE PALTA
Ingredientes:
- 1 taza de garbanzos.
- 2 dientes de ajo.
- ½ taza de agua de la cocción del garbanzo.
- ½ taza de aceite de oliva.
- 2 paltas grandes.
- 1 ramita de perejil.
- 1 chorrito de jugo de limón.
Preparación:
- Una vez remojados y cocidos los garbanzos, reservar ½ taza del agua de su cocción.
- Procesar los garbanzos junto con los demás ingredientes hasta que la mezcla esté suave.
- Servir decorando con sésamo y perejil.
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