Una adicción que puede absorber la vida de tu hijo.
María entró en la consulta muy preocupada por su hijo de 14 años debido a algunos cambios en su estado de ánimo, de higiene, de alimentación, de sociabilidad y de calificaciones en la escuela. “Desde que su tío le regaló esa computadora se pasa todo el día en su habitación jugando y no quiere hacer nada más. No come, no tiene amigos…”. Lo que, en realidad, María tal vez no sabía es que su hijo sí tenía amigos: los que juegan con él todo el día a los juegos en línea.
Luego, los dichos de la madre describieron con más dramatismo la situación. “La semana pasada nos quedamos sin Internet en casa, y fue un infierno. Nunca había visto a mi hijo tan irritado. Empezó a ponerse agresivo con nosotros, porque no volvía a funcionar Internet. ¡Cómo si fuera culpa nuestra! Encima su padre no colabora. Me dice que es solo una etapa en su vida, que ya se le pasará; pero yo estoy muy preocupada y no sé qué hacer…”.
Lamentablemente, María no es la única preocupada por este tipo de situaciones, y sé que puede estar pasando lo mismo en tu familia (o conoces a una familia que también sufre esta problemática). Este tema ha causado preocupación desde hace tiempo. Desde 2019 se considera una enfermedad médica llamada Game disorder; traducido: “trastorno por uso de videojuegos”. Sin duda, estamos ante una preocupación grave muy frecuente en niños y adolescentes.
El estímulo del neurotransmisor dopamina es equivalente a otros estímulos que originan cuadros de dependencia. Y, justamente, estos juegos se crean para generar nuevas realidades con posibilidades “increíbles” en el mundo virtual. Por eso, muchas personas pierden el gusto y la realización en la vida real por causa del mundo virtual, entendiendo que sus vidas solo tienen sentido allí.
Estos estímulos activan la dopamina, que es un neurotransmisor (o sea, una molécula que se encarga de llevar un mensaje desde las neuronas que lo producen hacia otras células) que interviene en una gran cantidad de procesos. La dopamina no es mala en sí; sin embargo, su exceso puede ser perjudicial porque provoca una búsqueda de estímulo constante. Esto lleva a la persona a ser más impulsiva, a descuidar el autocuidado, a la privación del sueño, a la mala nutrición, al bajo rendimiento en la escuela o el trabajo, a la baja autoestima, al aumento de la agresividad y a las dificultades con la memoria. Priorizar los juegos en línea aumenta la necesidad de pasar más tiempo jugando para sentir el mismo placer.
Este mal hábito también puede estar relacionado con otras enfermedades como trastornos de ansiedad y cuadros depresivos. Por esto, en los casos como el hijo de María, es sumamente importante consultar con un profesional de la salud mental. ¿Cómo ayudar a un hijo adicto a los juegos en línea?
- Aumentar la actividad al aire libre, especialmente la que implique un contacto social y familiar adecuado.
- Reducir el tiempo de contacto con el juego estimulando la práctica de actividad física regulada.
- Estimular otros pasatiempos saludables, como la lectura, la práctica de un instrumento musical o la pintura.
- Fomentar la buena comunicación familiar.
Vivimos en una época en la que el cerebro necesita reducir la velocidad. Parece que todo contribuye a que tengamos menos paciencia, menos esfuerzo, más velocidad, menos interacción real y muy poca capacidad de tolerancia a la frustración. Cuidemos nuestro cerebro para que él nos cuide a nosotros. Si tú o alguien de tu entorno tiene este problema, busca ayuda y orientación sin miedo. El tratamiento requerirá esfuerzo, pero no dejes que tu vida sea esclava de ningún mal hábito de este mundo.



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