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Si tuviera que elegir, no tendría dudas: el libro de devociones matutinas que más me gustó de todos los que leí fue Contemplemos su gloria, de William G. Johnsson. Nacido en Australia y director por muchos años de la Adventist Review, el Pr. Johnsson sirvió por algún tiempo como misionero en la India.
En uno de los relatos diarios, cuenta una experiencia que vivió en la ciudad de Calcuta. Allí, algo cansado por las tareas cotidianas y el agobiante calor, vio una pared pintada con esta leyenda: “Es preferible encender una vela antes que maldecir la oscuridad”. En Calcuta hay mucho para maldecir, argumenta este consagrado escritor: la pobreza, la desigualdad, la miseria… pero, y ante ese imperfecto combo de calamidades, es posible encender una luz mediante el servicio y la testificación. Una pintada puede cambiarte la perspectiva. Con esa frase en su mente, el pastor y su esposa siguieron cumpliendo con fe su ministerio.
En este mes, la nota de tapa relata las vivencias de Patricia y David, un matrimonio de jóvenes adventistas que fueron misioneros en la India, más precisamente en un orfanato que tiene nuestra iglesia en Bangalore.
Cuando ellos me contaban cómo fue llegar a la India y recorrer distintos sitios, me acordé de mi libro de meditaciones matutinas preferido. Hay situaciones aparentemente irreversibles, oportunidades truncas y brechas abismales casi imposibles de armonizar que se plasman en una honda negrura, casi insondable.
“Hay mucha basura… por todos lados. Nunca pensamos que el shock cultural sería tan enorme”, cuentan. “Pero, lo peor fue escuchar las historias de los niños. Son pequeños que están allí cargando un pasado muy duro de sobrellevar”, afirman.
Muchas veces, con sus cabezas llenas de piojos y sus dificultades para el aprendizaje, corrían hacia Patri y David para abrazarlos y regalarles su mejor sonrisa. ¿Cómo puede alguien reír en ese contexto? Esto es algo de lo que podrán leer en el exacto testimonio de dos personas que dejaron sus trabajos en Argentina, vendieron sus pertenencias y abandonaron su zona de confort para servir en el extranjero. Dos personas que saben que siempre es mejor encender una vela antes que maldecir la oscuridad.RA
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