Un llamado a esparcir la luz a través de la distribución gratuita de publicaciones.

Ustedes han llamado la atención de la gente sobre temas importantes que, para un gran número, son extraños y nuevos. Para algunos son intensamente interesantes. Los obreros de la palabra y de la doctrina han hecho lo que han podido para presentar la verdad, lo que ha suscitado curiosidad en las mentes y ha despertado interés. Pero, a menos que se haga un esfuerzo más completo para fijar estas impresiones en las mentes, los esfuerzos que están haciendo ahora resultarán casi infructuosos. Satanás tiene muchas atracciones listas para distraer la mente; y las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas se combinan para ahogar la semilla de la verdad sembrada en el corazón, y en la mayoría de los casos no da fruto.

En cada esfuerzo, como el que se está haciendo ahora, su trabajo resultaría mucho mejor si tuvieran material de lectura apropiado listo para circular. Los tratados sobre los puntos importantes de la verdad para el tiempo presente deben repartirse libremente a todos los que los acepten… Se ha de sembrar junto a todas las aguas.

La prensa es un medio poderoso para mover las mentes y los corazones de la gente. Y los hombres de este mundo se apoderan de la prensa y aprovechan al máximo cada oportunidad para llevar literatura venenosa ante la gente. Si los hombres, bajo la influencia del espíritu del mundo y de Satanás, se esfuerzan por hacer circular libros, tratados y periódicos de naturaleza corruptora, ustedes deberían ser más fervientes en obtener material de lectura de carácter edificante y salvífico ante la gente.

Deberían realizarse esfuerzos más fervientes para iluminar a la gente sobre el gran tema de la reforma pro salud. Los tratados de cuatro, ocho, doce, dieciséis y más páginas, que contengan artículos incisivos y bien escritos sobre esta gran cuestión, deben esparcirse como las hojas de otoño. Se deben imprimir pequeños tratados sobre los diferentes puntos de la verdad bíblica aplicables al tiempo presente, en diferentes idiomas, y esparcirlos donde haya alguna probabilidad de que se lean. Dios ha puesto al mando de su pueblo ventajas en la prensa, la cual, combinada con otras agencias, tendrá éxito en extender el conocimiento de la verdad. Los tratados, periódicos y libros deben distribuirse en todas las ciudades y pueblos del país. Aquí hay trabajo misionero para todos.

Debe haber hombres capacitados para esta rama de la obra que serán misioneros y harán circular publicaciones. Deben ser hombres de buen trato, que no rechazarán a otros ni serán rechazados. Esta es una obra a la que los hombres estarían autorizados a dedicar todo su tiempo y energía…

Los que distribuyen tratados gratuitamente deben tomar otras publicaciones para venderlas a todos los que las compren. Los esfuerzos perseverantes resultarán en un gran bien. Muchísimas almas se han convertido a la verdad solo leyendo periódicos y tratados, que no habrían sido alcanzadas sin ellos. Dios ha encomendado a su pueblo gran luz. Esto no es para que este disfrute egoístamente solo, sino para dejar que sus rayos iluminen a otros que están en la oscuridad del error.

Como pueblo, no están haciendo ni la vigésima parte de lo que se podría hacer para difundir el conocimiento de la verdad. El predicador viviente puede lograr mucho más con la circulación de periódicos y tratados que con la sola predicación de la Palabra sin las publicaciones. La prensa es un instrumento poderoso que Dios ha ordenado que se combine con las energías del predicador viviente para llevar la verdad a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos.

Muchas mentes no pueden ser alcanzadas de ninguna otra manera. He aquí una verdadera obra misionera en la que se pueden invertir trabajo y recursos con los mejores resultados. Ha habido demasiado miedo a correr riesgos, a moverse por fe, y sembrar junto a todas las aguas. Se han presentado oportunidades que no se han aprovechado al máximo. Ha habido demasiado miedo a aventurarse. La verdadera fe no es presunción, pero arriesga mucho. La luz preciosa y la verdad poderosa deben publicarse sin demora. RA

Texto extraído de la Review and Herald del 4 de noviembre de 1875.