“Reconócelo en todos tus caminos,
Proverbios 3:6 (RVR 1960).
y él enderezará tus veredas”.
Christian había pasado a la cuarta entrevista de selección de una prestigiosa empresa de Chile. Mientras subía las escaleras, se preparaba (con nervios) para conversar con uno de los gerentes. Lo tenía todo: conocimiento, talento, proactividad, y una carpeta llena de proyectos tecnológicos. Nada podía fallar, y no debía fallar. Estaba recién casado y había renunciado a su antiguo trabajo. Ser programador en esa empresa era la cúspide de sus sueños. Si lo lograba, no habría más problemas económicos, ni más preocupaciones. Este trabajo debía ser de él.
Después de una corta conversación con el gerente, ese hombre, que dirigía una de las empresas más exitosas de Chile, le dice a Christian: “Señor Núñez, ¡bienvenido al equipo! Acá solo están los mejores, y creo que usted es uno de ellos. Baje a firmar su contrato, y nos vemos el sábado”.
Christian se paralizó. “¿Sábado?”, dijo. “Sí, sábado”, respondió el gerente. “Aquí trabajamos también los sábados”. Christian guardó silencio unos segundos. Este era su trabajo soñado, sus amigos ingenieros darían todo por estar ahí. En ese momento, me imagino a los ángeles cantando en el cielo: “Christian, solo confía en que el Señor abrirá camino en tu favor. Pero confía”.
Cristian rechazó el trabajo. El castillo se había derrumbado. Salió de ese tremendo edifico mirando al piso, sin entender lo que había sucedido. Estaba sin trabajo. En el cielo, se escuchó una nueva canción: “Christian, tu trabajo es creer y aferrarte a la fe. El trabajo de Dios es hacerlo; él sabrá disponer los tiempos”. ¡Qué maravilloso es saber que el cielo está expectante cuando debemos tomar una decisión de salvación para nuestra alma! Christian se sentó en una banca de la plaza. Aún no digería la noticia cuando su celular sonó. Era el gerente de una empresa muy grande de Brasil. Le ofrecían un puesto como coordinador tecnológico en ese país. Ganaría el doble de sueldo que en la empresa de Chile. Y, lo más importante, el trabajo era de lunes a viernes. Y se escuchó en el cielo a los ángeles cantar: “Dios sabe lo que hace; él conoce los tiempos. No pierdas la esperanza; él está siempre en el control”.
He aprendido que, cuando algo muere en mi vida, Dios está haciendo renacer la esperanza, y… ¡algo nuevo llega! Él ya preparó una nueva oportunidad para tu vida. Dios tiene nuevos niveles para ti. Si fuiste perseverante, y a pesar de todo te mantuviste en el valle de las sombras creyendo, tu Padre tiene preparada una mesa llena de bendición. Algo justo para tu vida. No te quedes estancado en el valle de sombra. Persevera y crece. Sigue caminando hasta salir del valle. No te amargues. No te quejes. Sigue caminando, que el cielo está cantando por ti. Solo debes escuchar la letra del coro celestial, que te habla y te señala el camino.
Yo he conocido personas que son fieles a pesar de todo. He visto un cáncer sanado. He visto personas que se mantienen de pie frente a la tempestad. Personas castigadas por la vida, y que aun así no se han quejado, y guardan silencio para escuchar la canción de los ángeles; esa canción que llena tu alma y te da fuerza para continuar y confiar. Es una canción que se une a la voz del salmista: “Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Estando en angustia, tú me diste alivio; ten misericordia de mí y oye mi oración” (Sal. 4:1, RVR 1995).
Los obstáculos y los problemas que enfrentamos y enfrentaremos en esta vida nos sitúan en el camino correcto. Porque es ahí donde aprendemos a confiar; es ahí donde nuestro carácter se fortalece. Si permitimos que la fe nos inunde, y nos mantenemos confiando en que Dios sabe lo que hace, Dios cumplirá su plan original para el cual fuimos creados.
Pide a Dios que abra tus oídos a las canciones que cantan los ángeles por ti. Cuando estás pasando por el valle de sombra y de muerte, te invito a que hoy salgas al patio y en silencio escuches qué canción está cantando el coro de ángeles en el cielo. Hoy yo escuché: “Mi corazón entona esta canción, cuán grande es él, cuán grande es él”.
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