Cuando los reveses de la vida se transforman en bendiciones.
Siempre escuchamos del Dios que abre puertas; incluso tú mismo lo has visto en tu vida. Cuando todo parecía perdido, Dios abrió esa puerta necesaria. Sin embargo, el Dios que las abre también las puede cerrar, simplemente porque él conoce el final del camino. Él sabe, él oye y él ve, como dice el cántico.
Y eso se relaciona con la fe. Después de todo, ¿qué es tener fe? Es confiar sin ver. Es entender que, cuando Dios cierra una puerta, él sabe cuáles son los callejones peligrosos por los que íbamos a transitar. En su amor, él prefiere cerrar puertas y ventanas para tu bien venidero. A veces termina amistades porque él vio y escuchó lo que tú jamás escucharías o verías.
Aquí la clave y lo importante es que tengas en claro que Dios quiere lo mejor para ti. Si sientes que tu oración fracasó porque no tuviste la respuesta esperada, no estás entendiendo bien la oración; porque toda oración es contestada. Dios te puede hablar diciendo: “Si confías en mí, acepta lo que estoy haciendo. Estoy trabajando, te estoy dando un atajo, estoy abriendo un camino en otro lugar…” O, simplemente, puede decirte: “Aún no estás listo para ese milagro; debes cambiar muchas cosas en tu carácter y tu personalidad; debes estar a cuenta con tus padres; a cuenta con aquella persona que dañaste; o todavía te falta madurez espiritual. No estás en sintonía con lo eterno”.
Más allá de todo, tu actitud debe ser esta: agradece por las puertas cerradas y agradece por las puertas abiertas. No te aflijas. Solo da gracias y sigue caminando, con fe y con absoluta confianza.
Cuando escribí mi libro Tú vales, toqué las puertas de muchas editoriales y –técnicamente– “me cerraban la puerta en la cara”. Tocaba y tocaba puertas, y ninguna se abría. Muchas veces llegué a creer lo que decían de mi libro: que era demasiado sencillo, que era para una lectura muy liviana, que no serviría…
Sin embargo, llegó el momento que Dios tenía preparado, y abrió la puerta de una de las editoriales cristianas más grandes de Sudamérica: Editorial ACES. La puerta se abrió en el momento justo, y mi texto se transformó en el libro del año para los jóvenes de los colegios adventistas. Estoy seguro de que si alguna de las otras puertas se hubiese abierto, hoy mi libro no habría tenido el impacto en los jóvenes de tantos colegios, que me escriben y agradecen.
Las puertas cerradas también pueden ser oportunidades.
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