“Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos porque sus obras con ellos siguen” (Apoc. 14:13).
¿Dichosos los que mueren? ¿Cuándo es “de aquí en adelante”? ¿En qué se diferencian estos muertos de los que murieron antes que ellos? ¿Son dichosos porque mueren “de aquí en adelante”, o porque “descansarán de sus trabajos”? ¿Cuáles son esos trabajos? ¿Qué significa morir “en el Señor” ¿En qué sentido “siguen” sus obras con ellos? ¿A qué obras se refiere Juan? Tal vez, unos pocos ajustes de traducción y algunas observaciones acerca de la relación de este pasaje con otros, dentro y fuera del Apocalipsis, podrían dar respuesta a esos interrogantes.
La palabra “bienaventurados”, o “dichosos”, trae a la mente el Sermón del Monte, en el que el Señor, paradójicamente, declaró afortunados a quienes tuvieran hambre y sed de justicia (Mat. 5:6), y a quienes fueran perseguidos y calumniados por causa de Cristo (Mat. 5:10-12). La razón del gozo anticipado era que se les haría justicia en su debido tiempo (vers. 6) y heredarían el Reino de Dios (vers. 10).
En el caso de Apocalipsis 14:13, existe una clara conexión temática y literaria con Apocalipsis 6:9, donde Dios se hace eco del figurado clamor por justicia de los testigos de Cristo asesinados por sus perseguidores, que rechazaron su testimonio. En respuesta al reclamo de esos mártires, Dios les dice que descansen (hina anapauo/ἵνα ἀναπάυω)1, que sigan durmiendo el sueño de la muerte hasta que se complete el número de quienes habrían de descansar o morir como ellos; es decir, hasta que la impiedad de los malvados alcance su clímax.
Esa es la clase de muertos a los que se declara afortunados. ¿Por qué? Porque en Apocalipsis 14:13, tanto los juicios divinos de las trompetas (Apoc. 8; 9; 11:15-19) –que llaman aún al arrepentimiento a los enemigos del pueblo de Dios– como la última triple exhortación angélica (14:6-12), han quedado atrás. Para entonces, los impíos ya habrán sellado su destino eterno, al optar por la marca de la bestia en lugar del sello de Dios. En ese momento, las copas de la justicia divina retributiva, retenidas por misericordia hasta entonces, serán por fin derramadas sobre ellos en respuesta al clamor de la sangre de los mártires.2
Es a ese momento crucial de la historia de la salvación al que se refiere la expresión “de aquí en adelante”. Quienes pierden su vida a causa de su testimonio fiel son declarados dichosos porque el “poco tiempo” (6:11) de espera de sus precursores y el de ellos estará a punto de concluir.
Mientras tanto, el temporario y breve sueño de la muerte les dará descanso de sus arduas labores y pesares resultantes de su testimonio fiel, que irán figuradamente en pos de ellos a la tumba (cf. Fil. 1:21), hasta la mañana dichosa de la resurrección, separada de la muerte apenas por un cerrar y abrir de ojos (1 Cor. 15:52).RA
Referencias
1 Esta expresión solo aparece en Apoc. 6:9 y 14:13, mostrando así la vinculación existente entre ambos
textos.
2 Comparar con Gén. 4:10; Mat. 23:35; Apoc. 16:6; 19:2.
Muy buena explicacion.excelente me gusto mucho para la gloria de Dios.aprendi mucho.Dios le siga usando y dando mas sabiduria
Querido Pastor Cotro, cuando Ud. hace alusión a la resurrección de los que son bienaventurados o dichosos, de acuerdo al texto de Apoc. 14:13 ¿A cual resurrección se refiere? Queda claro que no es la resurrección después del milenio, la de los impíos. Sin embargo, ¿Es esta resurrección la de 1 Tesalonicenses 4:13-18?