¿Son los principios de salud más importantes que las personas?
Los adventistas del séptimo día tenemos la bendición de haber recibido un mensaje valiosísimo sobre la salud. Este no fue dado solo para nuestra salud y bienestar, sino también para compartir los principios de vida sana con los demás de un modo que los atraiga a Jesucristo y a su pronta venida.
Los más fervientes adeptos de la Reforma Prosalud pueden aprender mucho de José Bates, uno de nuestros pioneros iniciales. Incluso antes del chasco de 1844, el tosco capitán de marina había dejado el alcohol, el tabaco, las comidas pesadas y la grasa, y se había hecho vegetariano. Dores Robinson comentó lo siguiente sobre Bates, en su libro The Story of Our Health Message [La historia de nuestro mensaje de salud]:
“A veces sus amigos le preguntaban por qué no comía carnes, grasas o comidas muy condimentadas; y él respondía con calma: ‘Ya he comido suficiente de ellos’. Ya sea en público o en privado, él no le daba protagonismo a su posición sobre la dieta adecuada a menos que se lo preguntaran. Naturalmente, para él fue grato que más tarde muchos de sus colegas adoptaran y empezaran a enseñar los principios de la Reforma Prosalud. Entonces, él se les unió con entusiasmo y comenzó a hablar con soltura sobre el tema”.1
Las opiniones y las prácticas extremistas de la Reforma Prosalud han sido una plaga en nuestra iglesia desde los primeros tiempos. Esto llevó a Elena de White a escribir: “Estos extremistas hacen más daño en unos cuantos meses que el bien que podrían realizar en toda una vida. Participan de una labor que a Satanás le encanta ver progresar” (Consejos sobre la salud, p. 151). Parece que siempre hay gente que lleva al extremo principios que son buenos y correctos.
Elena de White tenía un punto de vista equilibrado y amoroso. En un sermón que predicó el 16 de mayo de 1884, dijo: “Nosotros no hacemos de la Reforma Prosalud una cama de hierro, cortando o estirando a las personas para que encajen en ella. Ningún ser humano puede erigirse en norma para los demás. Lo que deseamos es un poquito de sentido común. No sean extremistas. Si yerran, sería mejor irse del lado de la gente en vez de asumir una posición donde usted no pueda alcanzar a la gente” (Sermones escogidos, t. 1, p. 22).
“Al enseñar la Reforma Prosalud, como en toda otra obra evangélica, debemos tener en cuenta la situación de la gente. Hasta que podamos enseñarle a preparar alimentos saludables, apetitosos, nutritivos y, sin embargo, poco costosos, no estamos libres para presentar los principios más adelantados de la alimentación saludable” (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 132).
¡Ojalá todos puedan mostrar este equilibrio y esta comprensión!
Nuestra iglesia ofrece muchos recursos con información equilibrada y valiosa sobre nutrición, e incluso sobre cómo preparar comidas a la canasta. ¡Búscalos y aprovéchalos!
Los promotores de la Reforma Prosalud siempre deberían tener en cuenta las palabras de Pablo: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal (es decir, de buen gusto, agradable, atractiva), para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Col. 4:6). RA
Referencias:
1 Dores E. Robinson, The Story of Our Health Message (Nashville: Southern Pub. Assn., 1943, 1955), p. 59.
Gracias por la información.