CÓMO VENCER LA ANSIEDAD

15/10/2020

Las soluciones que creíamos tan lejanas están más cerca de lo que pensamos.

¿Es mala la ansiedad? Claramente,  ella tiene su utilidad. Cuando estoy sobre un edificio de siete pisos y miro hacia abajo, la adrenalina que se dispara por mi espalda me da un mensaje claro de que debo asegurar mi posición. Dios ha permitido que la reacción ante el miedo nos ayude a protegernos en un mundo peligroso.

De hecho, el temor dirige la atención. Podemos ver esto en el concepto bíblico de temer a Dios. ¿Pide Dios que lo temamos porque quiere controlarnos y asustarnos? ¿Quiere vernos escondidos detrás de un arbusto en nuestro pequeño jardín del Edén, espiando como conejos asustados? 

No exactamente. Es porque él quiere captar nuestra atención. La palabra griega para “miedo” es fobos, que significa simplemente estimulación del sistema nervioso. Dios quiere captar nuestra atención, para que entonces examinemos la amenaza percibida.

Y ¿qué descubriremos entonces? Que él no es peligroso en absoluto. De hecho, él es amor. Y su amor perfecto perfeccionado en nosotros expulsa nuestro miedo (1 Juan 4:18). Thomas Chalmers llamó a esto “el poder expulsor de un nuevo afecto”. El amor entra, y elimina el miedo. Cuando pasamos de sentirnos inseguros con Dios a sentirnos seguros con él, entonces el miedo se ha ido.

Así que, la razón por la que Dios nos dice que lo temamos no es para que sigamos atemorizados, o incluso para que la emoción predominante que sentimos hacia él sea el miedo. En otras palabras, el camino bíblico para curar la ansiedad es redirigir nuestras ansiedades al Dios que, en última instancia, calma nuestros miedos.

Si bien nuestra reacción ante el miedo tiene su utilidad, ese mecanismo puede averiarse y causar un problema adicional. El miedo, especialmente para algunos de nosotros que somos altamente sensibles, tiende a tomar vida propia. Cuando se desvía de su fin apropiado, la ansiedad puede llegar a ser una amenaza significativa para la calidad de vida.

¿Cómo tratar la ansiedad?

Los tratamientos que más ayudan contra la ansiedad abarcan los cuatro componentes de la vida: los aspectos físico, mental, social y espiritual.

El aspecto físico del tratamiento ayuda porque cualquier cosa que mejora la salud del cuerpo ayuda al cerebro. Los “remedios naturales” trabajan para mejorar el equilibrio de los neurotransmisores. Una dieta basada en vegetales, el ejercicio, la luz solar, el descanso, el uso de agua, abstenerse de cafeína y alcohol, el aire fresco y la confianza en Dios son prácticas que tienen importancia. La ciencia ha validado estas cosas vez tras vez. ¿Sabías que en Europa se usa la hidroterapia para mejorar el estado de ánimo? ¿Te sorprendería saber que una respiración lenta y profunda puede prevenir un ataque de pánico?

El aspecto mental del tratamiento contra la ansiedad ha sido abordado por medio de la terapia cognitivo-conductual (TCC). La TCC ayuda a controlar los pensamientos, “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Cor. 10:5). 

Jesús puede cambiar nuestra narrativa, de “soy un perdedor” a “soy un valioso hijo de Dios”; y de “no hay nada que esperar del futuro” a “hay suficiente trabajo en la viña de Dios para mantenerme feliz hasta que Jesús vuelva”.

El componente social de la sanación implica alejarse del aislamiento que se da naturalmente en personas con aflicciones emocionales y comenzar a relacionarse con otros. Una iglesia saludable es un lugar excelente para encontrar amigos y compañerismo en un mundo oscuro.

Finalmente, confiar en que Dios hará por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos nos dará una paz que sobrepasa todo entendimiento. 

¿Por qué no confiar en quien dio a su único Hijo, a un costo infinito para él, como un don gratuito? ¿Por qué no confiar en Jesús, quien se entregó a sí mismo para morir en una cruz solitaria para poder tomar nuestras vidas temblorosas en sus brazos amantes y poderosos por la eternidad?

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1 Comentario

  1. Nancy Guanipa

    Muy bueno el artículo sobre la ansiedad. Dios bendiga a la persona que lo escribió y a la persona que me lo envió.

    Responder

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