CELEBRACIÓN DE LA ESPERANZA

31/07/2025

El congreso mundial elige a los nuevos líderes y reafirma el propósito de llevar el mensaje al mundo en esta generación.

 Diogo Cavalcanti
 Marcos Blanco
 Wellington Barbosa

Cada cinco años, la Iglesia Adventista del Séptimo Día celebra el Congreso de la Asociación General, un encuentro que reúne a representantes de todo el mundo para tomar decisiones importantes sobre el futuro de su organización y su misión. Se trata del evento administrativo y espiritual más importante de la Iglesia Adventista, ya que allí se eligen los líderes mundiales y se revisan documentos esenciales, como el Manual de la Iglesia, la Constitución y el Reglamento interno de la Asociación General, y las Creencias Fundamentales.

El 62º Congreso, realizado en St. Louis, Missouri (EE. UU.), reunió a más de 2.800 delegados y a miles de visitantes que participaron en cultos, seminarios, exposiciones y diversas actividades. Más allá del programa, el evento fue un reflejo vivo de la diversidad, la misión compartida y la unidad que caracterizan a una iglesia verdaderamente global.

¿Cómo funciona?

El congreso representa el máximo órgano deliberativo de la Iglesia, donde se toman decisiones administrativas en un espíritu de oración y consagración. Durante diez días, los delegados acreditados debaten y votan propuestas que afectan a la iglesia a nivel mundial, incluidas la elección de sus principales dirigentes (como el presidente, el secretario ejecutivo y el tesorero de la Asociación General) y líderes regionales.

Las decisiones se toman mediante votación, utilizando un sistema electrónico ágil y seguro. La Comisión de Nombramientos –compuesta por una proporción menor de delegados elegidos por la asamblea– es la encargada de proponer los nombres, que luego son sometidos a la votación del plenario.

Además, durante el congreso se revisan y modifican normas doctrinales y organizativas. Los delegados pueden participar de los debates desde el micrófono en la sesión plenaria, siempre respetando las reglas de tiempo y orden.

¿Quiénes son los delegados?

Los delegados, con derecho a voz y voto en el congreso, son seleccionados cuidadosamente para asegurar una representación justa y equilibrada. Las trece divisiones mundiales, junto con las uniones y las instituciones autorizadas, designan un número determinado de representantes según criterios de proporcionalidad y diversidad.

La Asociación General establece que haya representación tanto de líderes laicos como de pastores, hombres y mujeres, jóvenes y personas de distintas culturas. Esto permite que las decisiones no reflejen solo una región o un grupo, sino la voz colectiva de toda la iglesia.

Para ser delegado, se requiere ser miembro activo de la Iglesia Adventista, tener experiencia y compromiso con la misión, y haber sido elegido por la organización o el campo al que representa.

Importancia

La relevancia del congreso radica en que es el máximo órgano de autoridad de la Iglesia Adventista. Allí se definen orientaciones teológicas, administrativas y estratégicas que impactan directamente en las iglesias locales de los más de doscientos países donde el adventismo está presente.

La logística es impresionante: el evento requiere años de preparación, coordinación internacional, equipos de traductores, técnicos, voluntarios y líderes que hacen posible que personas de diversas lenguas y orígenes se reúnan con un mismo propósito.

Pero, más allá de las decisiones institucionales, el congreso es una celebración de fe y misión. En los cultos y los programas especiales, se destacan historias de cómo Dios obra en distintas culturas y contextos. Es una oportunidad para escuchar testimonios inspiradores, fortalecer la identidad adventista y renovar el compromiso con la misión global de anunciar el evangelio.

Enfoque misionero

Hace tres años, la sinergia entre el recién elegido secretario de la Asociación General, el pastor Erton Köhler, y el nuevo tesorero, Paul Douglas, fue sorprendente. Declararon al unísono que los recursos seguirían a la misión, en un programa que se llamaría “Mission Refocus”. En 2025, los informes de ambas áreas señalaron el impacto global de la adopción de este enfoque en el panorama adventista. Se destacaron los fundamentos espirituales y teológicos de esta iniciativa, la integración práctica de diferentes departamentos, una nueva actitud por parte de los líderes y un sorprendente ritmo de crecimiento.

Solo el año pasado, más de 1,88 millones de personas se unieron a la iglesia. Esta cifra récord se debe al fuerte crecimiento que se viene dando desde 2021. En 2020, 803.400 personas se unieron a la iglesia, un reflejo del impacto de la pandemia en la actividad evangelizadora. Sin embargo, a partir del año siguiente, se produjo un efecto rebote y las cifras se dispararon, superando las pérdidas del período anterior.

Según datos del 31 de diciembre de 2024, hay 23,68 millones de adventistas en el mundo, repartidos en 212 países. Una persona se convierte en adventista cada 11,5 segundos. En los últimos cinco años, la iglesia experimentó un crecimiento global del 8 % en el establecimiento de iglesias y grupos, alcanzando un total de 181.622 congregaciones.

De la Secretaría dependen siete entidades, incluyendo el Servicio Voluntario Adventista (SVA), el Instituto de Misión Mundial (IMM) y VividFaith (VF). Hace unos años, el primer paso fue integrar estos departamentos para que trabajaran en conjunto. Como se afirma en un video presentado en el informe de la Secretaría, “el SVA tocaba los corazones, IMM los capacitaba y VividFaith ofrecía oportunidades”.

En los últimos cinco años, los miembros han contribuido más: un 16 % más en diezmos y un 17 % más en ofrendas para la misión mundial; en el quinquenio anterior, el crecimiento fue del 6 % y el 3 %, respectivamente. Las donaciones a la misión mundial per cápita representan una media mensual equivalente a 3,5 centavos de dólar por cada dólar de diezmo, frente a los 60 centavos de dólar de la década de 1930. Esta cifra muestra que, aunque las noticias recientes sean positivas, la iglesia necesita despertar para apoyar la misión mundial y darse cuenta de que, al hacerlo, también se desarrollará en el nivel local.

Tres ventanas desafiantes se presentan ante la iglesia: la Ventana 10/40, la ventana urbana y la ventana poscristiana. En la Ventana 10/40 vive alrededor del 66 % de la población mundial, pero solo el 12 % de los miembros bautizados. En la ventana urbana, en 600 ciudades de más de un millón de habitantes, tenemos una presencia adventista muy baja. En 543 de ellas hay, en promedio, un adventista por cada 89 mil personas. En la ventana posmoderna, la gente ignora o incluso rechaza el cristianismo. Para llegar a ellos, como pedía el pastor Erton Köhler, los países que antes recibían misioneros y recursos, y se convirtieron en graneros misioneros, tienen que contribuir de forma decisiva a la misión mundial.

En el último quinquenio, la Asociación General envió a 126 misioneros y mantuvo a un total de 628 trabajando en 88 países. Además de estos, hay unos 2.500 pioneros de Misión Global y más de 1.400 en servicios de misión. Según Karen Porter, que forma parte del equipo de secretarios asociados, el proyecto Mission Refocus ha llegado para quedarse. Para Paul Douglas y Erton Köhler, no se trata solo de un eslogan, sino de una acción consciente, intencionada y estratégica de la Iglesia para el presente y el futuro.

Mejoras normativas

El modelo representativo adoptado por la Iglesia Adventista prevé que, en los congresos de la Asociación General, los asuntos relacionados con el estatuto, el reglamento interno y el Manual de la Iglesia sean tratados por los delegados presentes. Las adiciones, modificaciones y supresiones se presentan y discuten en el plenario, y los representantes de las iglesias son libres de proponer mejoras, la retirada o la aprobación de los puntos analizados.

Entre los puntos relativos al estatuto y al reglamento interno de la sede mundial, se destacaron dos. El primero fue la propuesta de adelantar un año el proceso de elección de delegados para el Congreso de la Asociación General, teniendo en cuenta el retraso que han sufrido algunas partes del mundo en la obtención de visados para Estados Unidos. De este modo, el proceso podría comenzar tres años antes del congreso, garantizando así tiempo suficiente para los preparativos.

También se debatió el papel de las dos reuniones administrativas anuales de la Junta Directiva de la Asociación General: el Concilio de Primavera (abril) y el Concilio Anual (octubre). Históricamente, las decisiones importantes se toman en el Concilio Anual, cuando están presentes todos sus miembros. Ante la posibilidad de celebrar reuniones híbridas después de la pandemia, se propuso que los temas importantes se votaran también en el Concilio de Primavera. Sin embargo, la propuesta fue rechazada porque favorecía la falta de representación presencial. Sin embargo, esto no excluyó la posibilidad de debatir en esta reunión los ajustes de los límites territoriales de las divisiones, para poder resolver rápidamente situaciones de emergencia, como las relacionadas con contextos bélicos.

En cuanto al Manual de la Iglesia, tres temas ocuparon una parte considerable del tiempo de los delegados. En primer lugar, una enmienda que reafirma la función del pastor, haciendo hincapié en su papel de capacitador. En esencia, el texto subraya que los ministros deben proclamar el evangelio, hacer discípulos, formar a los miembros de la iglesia para el servicio, y dirigir con humildad y dedicación. Inspirado en el modelo apostólico, el ministerio adventista debe valorar el trabajo evangelizador y la organización de las iglesias locales, animando a los miembros a asumir responsabilidades y a no depender exclusivamente del trabajo pastoral. La obra solo se completará cuando todos los miembros se unan activamente a la misión.

Otra definición importante está relacionada con el trabajo de la Secretaría. Además de algunas precisiones sobre las actividades del departamento, los delegados aprobaron la inclusión de una sección titulada “Registro de miembros”, separada de la ya existente “Transferencia de miembros”. El texto añadido trata de la resolución de registros duplicados, el papel de la iglesia de la Asociación en relación con los miembros aislados, y la responsabilidad de las iglesias locales de promover la atención pastoral y el discipulado mediante una labor redentora de revisión de la membrecía. El objetivo de esta acción es mantener registros precisos, sin centrarse en los números, sino en restaurar a los miembros alejados, en un espíritu cristiano.

También se votaron varias enmiendas relacionadas con el tema de la mayordomía cristiana, que subrayan la importancia de las ofrendas voluntarias y el diezmo como fuentes esenciales de apoyo a la obra del Señor. Además, se aprobó una enmienda que refuerza los principios de la mayordomía, afirmando que la fidelidad en el uso de los recursos recibidos de Dios fortalece la fe y promueve las bendiciones espirituales. Por último, se establecieron directrices de confidencialidad, indicando que el tesorero no debe hacer comentarios sobre las decisiones individuales de donación y que ni él ni el pastor pueden revelar los registros de contribuciones personales, excepto con el consentimiento del donante o por requerimiento legal.

Estos y otros ítems mejorados o insertados en el Manual de la Iglesia estarán a disposición de los miembros en la nueva edición de la obra, cuya publicación está prevista para finales de 2025.

Rumbo al futuro

Además de evaluar el último quinquenio, nombrar a los líderes para el período siguiente y sugerir mejoras en los estatutos de la iglesia, el Congreso de la Asociación General también representa una oportunidad para presentar la dirección que los adventistas del séptimo día deben tomar en los próximos cinco años. Bajo el lema “Yo voy”, el plan estratégico para 2025-2030 incluye cuatro énfasis principales, articulados con el proyecto Todo Miembro Involucrado, una iniciativa basada en las Escrituras, que sistematiza el proceso de evangelización utilizando la metáfora de la agricultura.

En la base del plan estratégico está la convicción de que el crecimiento espiritual es el resultado de una comunión cada vez más profunda con Dios, expresada a través de la oración, el estudio de la Biblia, la misión, el servicio, la mayordomía cristiana y la aplicación práctica de los escritos inspirados de Elena de White.

Como fruto de una vida de intimidad con Dios, los cristianos reconocen su identidad en Cristo, se comprometen con la verdad revelada en las Escrituras, viven según los mandamientos de Dios y dan fruto en toda buena obra.

Este compromiso práctico y consciente con la verdad promueve la unidad a través del Espíritu Santo. En otras palabras, la iglesia demuestra su unidad a través de la enseñanza de la Palabra, la comunión, la adoración, el testimonio, el servicio a los necesitados y la preparación para recibir la lluvia tardía.

Por último, capacitados y fortalecidos por el Espíritu Santo, los miembros y las instituciones de la Iglesia están llamados a implicarse, personal y públicamente, en la proclamación del “evangelio eterno […] a toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6).

Partiendo de estas premisas, se invita a la iglesia, a través de sus diferentes ministerios, a involucrarse sistemáticamente en la evangelización, siguiendo cinco pasos:

Preparar el terreno. La fase inicial consiste en preparar el corazón de las personas acercándonos a ellas con amistad, servicio, amabilidad y compasión. Al satisfacer sus necesidades prácticas, nos ganamos su confianza y creamos espacio para el mensaje del evangelio.

Plantar las semillas. Después de preparar el corazón con amistad y servicio, el siguiente paso en el discipulado es presentar la verdad bíblica, a través de literatura, medios digitales, estudios bíblicos o invitaciones a cultos y eventos. Cuantas más semillas espirituales se planten, mayor será el número de personas interesadas y, en consecuencia, la cosecha.

Cultivar el interés. Después de sembrar la Palabra, es necesario cultivar el interés espiritual. Esto se hace mediante estudios bíblicos en profundidad, acompañados de amistad, orientación y apoyo espiritual.

Cosechar decisiones. Después de cultivar el interés espiritual, llega el momento de cosechar las decisiones que conducen al bautismo. Las personas que reciben estudios bíblicos deben ser animadas a seguir a Cristo y vivir de acuerdo con las verdades reveladas en la Palabra de Dios.

Conservar la cosecha. El trabajo no termina cuando alguien se bautiza. Jesús nos llamó a hacer discípulos, no miembros. Por eso es esencial ofrecer atención y formación posbautismal, para que los nuevos miembros se conviertan en discípulos que hagan más discípulos.

Al predicar el sermón del último sábado del congreso, el pastor Erton Köhler reafirmó su convicción de que el Espíritu Santo quiere hacer prosperar los esfuerzos de la Iglesia para lograr una gran cosecha. Considerando el contexto crítico en el que se encuentra el mundo, desafió a los adventistas del séptimo día a permanecer centrados en la tarea que se les ha encomendado.

“No podemos ser una iglesia que mide su crecimiento solo por el simple ABC: Asistencia, Bienes y Construcciones, sino una iglesia firmemente comprometida con la ‘D’ de Discipulado”, afirmó. “Una iglesia que sabe cómo ampliar las puertas delanteras y cerrar las traseras. Una iglesia más acogedora, que no se centre solo en sí misma, como un club de santos, sino que se centre en las personas. Al fin y al cabo, Jesús vino por las personas, vivió para las personas, atendió a las personas, murió por las personas y, cuando vuelva, solo se llevará a las personas al Cielo”.

Este llamamiento resonó entre los miles de presentes, reafirmando el papel vital de la iglesia como fuente de esperanza en tiempos difíciles. Más que un sermón, sus palabras expresaron el anhelo de que los adventistas del séptimo día seamos una comunidad de fe que avanza en actitud de oración, anclada en nuestra identidad bíblica y unida en un propósito: ¡con los pies en la Tierra y los ojos en el Cielo!

DIOGO CAVALCANTI, gerente editorial asociado de la CPB.

MARCOS BLANCO, gerente general de la ACES.

WELLINGTON BARBOSA, gerente editorial de la CPB.


PERFIL DE LOS ADMINISTRADORES

Durante el 62º Congreso de la Asociación General, fueron elegidos los líderes que dirigirán la obra mundial durante los próximos cinco años. Este equipo, conformado por el presidente, el secretario y el tesorero, asume la responsabilidad de guiar a la iglesia en un escenario global desafiante, con una visión clara y enfocada en el cumplimiento de la misión. Al mismo tiempo, la División Sudamericana reconfirmó su equipo administrativo y reforzó su compromiso con el crecimiento espiritual, la formación de discípulos y la expansión del mensaje adventista en los ocho países que la componen.

Asociación General

Erton Köhler, presidente

El pastor Köhler (57 años) nació en Caxias do Sul, Brasil. Se graduó en Teología en el Instituto Adventista de Enseñanza (hoy UNASP) en 1989 y cursó una maestría en Teología Pastoral en la misma institución en 2008. Actualmente cursa el doctorado en Ministerio en la Universidad Andrews.

De 1990 a 1994, Köhler trabajó como pastor distrital en São Paulo. En 1995, fue elegido director del Ministerio Joven para el estado de Rio Grande do Sul; y en 1998, pasó a ser director del Ministerio Joven de la Unión Nordeste Brasileña. En julio de 2002, Köhler regresó a la Asociación Sur Riograndense para desempeñar el cargo de secretario ejecutivo. Al año siguiente, fue elegido director del Ministerio Joven para los ocho países que componen la División Sudamericana. Tras cuatro años en este cargo, fue elegido presidente de la DSA en 2007.

En abril de 2021, el pastor Köhler fue elegido secretario ejecutivo de la Asociación General, lo que lo convirtió en una de las tres principales autoridades ejecutivas de la iglesia. En este cargo, ha asesorado a la Oficina de Misión Adventista; a la Oficina de Archivo, Estadística e Investigación; y al Instituto de Misión Mundial. Está casado con Adriene Marques, de profesión enfermera, con quien tiene dos hijos: Matheus y Mariana. Juntos, participan activamente en el ministerio, sirviendo y apoyándose mutuamente mientras visitan a miembros de todo el mundo.

El pastor Erton Köhler es el primer presidente sudamericano de la Asociación General y el quinto nacido fuera de Estados Unidos.

Richard E. McEdward, secretario ejecutivo

El pastor McEdward (59 años) se desempeñaba hasta ahora como presidente de la Unión del Medio Oriente y el Norte de África (MENAUM), un campo dependiente directamente de la Asociación General. Fue pastor de iglesia y, en 2011, se sumó al equipo de la Asociación General como director asociado del Instituto de Misión Mundial, en el Seminario Teológico Adventista de la Universidad Andrews, en Berrien Springs, Michigan. Antes de ser elegido presidente de la MENAUM, McEdward se desempeñó como director de los Centros de Misión Global para las Religiones Mundiales de la Iglesia Adventista y director asociado de la Secretaría de Misión Adventista en la Asociación General.

Paul H. Douglas, tesorero

Douglas (59 años) aporta a este cargo toda una vida de liderazgo financiero en la iglesia, incluyendo décadas de trabajo en el Servicio de Auditoría de la Asociación General (GCAS), donde ocupó el cargo de director ejecutivo antes de ser elegido tesorero de la Asociación General en 2021. En este último congreso, fue reconfirmado por un período de cinco años.

División Sudamericana

Stanley Arco, presidente

Originario de Laranjeiras do Sul, Brasil, el pastor Arco (62 años) se graduó en Teología en el Instituto Adventista de Enseñanza (hoy UNASP). Actualmente, está realizando una maestría en Relaciones Familiares en la Universidad Adventista de Montemorelos, en México.

Inició su ministerio como capellán en el Colegio Adventista Centro América, en la ciudad de Cuiabá. En Várzea Grande fue pastor distrital y, más adelante, fue elegido como director del Ministerio Joven y de la Familia en la Misión Mato-­Grosense. Trabajó en el Ministerio Joven durante 17 años en diferentes regiones: Misión Mato-Grosense, Asociación Rio de Janeiro, Unión Chilena, Asociación Sur Paranaense y Unión Sudeste Brasileña.

En su trayectoria administrativa, comenzó como secretario de la Asociación Sur Paranaense y, posteriormente, en la Asociación Central Paranaense. También se desempeñó como asistente de la presidencia en la División Sudamericana.

Fue elegido presidente de la misma región en abril de 2021, ocupando el lugar de Erton Köhler, quien dirigió la Iglesia en Sudamérica por casi quince años. En el Congreso de la Asociación General realizado en junio de 2022, fue elegido oficialmente para el período 2022–2025. En el momento de su elección, Stanley actuaba como vicepresidente. Anteriormente, presidió la Unión Boliviana (2011–2014), la Unión Chilena (2015–2018) y la Unión Este Brasileña (2019–2020).

Arco comparte su vida y su ministerio con su esposa, Regiane dos Reis Arco. El matrimonio tiene tres hijas: Dilsiane, Monise y Thaís; tres yernos: Carlos Alberto, Renan y Alison; y tres nietos: Matías, Nicolás y Noah.

Edward Heidinger, secretario ejecutivo

El pastor Heidinger (46 años) nació en Puerto Inca, Huánuco, Perú. ­Estudió Administración de Empresas en la Universidad Unión Incaica, actualmente Universidad Peruana Unión (UPeU). Luego de completar esa carrera, cursó la licenciatura en Teología en la misma institución, graduándose a fines de 2003. Además, obtuvo una maestría en Teología en la UPeU y un doctorado en Ministerio en la Universidad Andrews, en Estados Unidos.

Inició su ministerio pastoral en Tarapoto, Perú, y luego trabajó en Moyobamba. Ha sido líder en distintas sedes administrativas del país, asistente de la presidencia de la sede sudamericana adventista durante dos años y, en 2015, fue elegido secretario ejecutivo de la Iglesia para ocho países sudamericanos. Está casado con Susana Delgado, con quien tiene dos hijas: Priscilla y Rebekah.

Edson Medeiros, tesorero

Medeiros (52 años) nació en Curitiba, Brasil. Es bachiller en Ciencias Contables por la Universidad Luterana de Brasil y tiene una especialización en Administración Financiera por la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (PUC-RS). También es magíster en Administración por la Pontificia Universidad Católica de Paraná (PUC-PR).

Inició su servicio en la Iglesia Adventista en la Asociación Sur Riograndense, en el área de contabilidad.  Posteriormente, trabajó como director financiero en la Asociación Sur Paranaense. Ocupó el mismo cargo en la Casa Publicadora Brasileña (CPB) durante ocho años. También fue director financiero durante tres años en la Unión Sur Brasileña, oficina responsable por las actividades de la Iglesia en Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul, y por otros tres años en la Unión Central Brasileña, sede adventista para el estado de São Paulo. Se desempeñó como director general de la Casa Publicadora Brasileña desde noviembre de 2021 hasta mayo de 2024, cuando fue elegido director financiero de la sede sudamericana de la Iglesia. Está casado con Zuleica Reis de Medeiros y tienen dos hijos: Edson y Marcos.

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