A menudo, escuchamos a personas hablar de abuso emocional o psicológico. En nuestra opinión, la violencia física es fácil de definir; pero pareciera que el abuso emocional es mucho más subjetivo, y podría ser usado para describir o manipular casi cualquier situación. ¿Existen realmente indicadores objetivos del abuso emocional?
El abuso es cualquier comportamiento que tenga el propósito de controlar y someter a otro ser humano [en una asimetría de poder], utilizando el miedo, la humillación, la intimidación, la culpa, la coerción o la manipulación. Y el abuso emocional es cualquier tipo de abuso que sea de naturaleza emocional y no física. Esto puede ir desde el abuso verbal y la crítica reiterativa, hasta tácticas más sutiles, como una constante desaprobación, o incluso negarse a ser complacidos.
El abuso emocional es como un “lavado de cerebro” que va erosionando poco a poco la autoestima, el sentido de valor propio, la confianza en las percepciones personales y el concepto de uno mismo. Sea que se lo haga con un menosprecio constante, con intimidación o bajo el disfraz de “orientación”, “enseñanza” o “consejo”, los resultados son similares. El receptor del abuso termina perdiendo toda noción sobre sí mismo y lo que le queda de valoración personal.
El daño del abuso emocional llega hasta lo más profundo de la persona. Este tipo de abuso deja cicatrices que pueden llegar a ser más profundas y permanentes que las cicatrices físicas. En el abuso emocional, los insultos, las insinuaciones, las críticas y las acusaciones van corroyendo lentamente la autoestima de la víctima, hasta que esta se vuelve incapaz de juzgar la situación de forma realista. La persona que sufre de este tipo de abuso queda tan golpeada emocionalmente que se echará la culpa a sí misma por el abuso.
Muchos que pasan por esto descubren que este abuso es algo difícil de nombrar, o incluso es difícil hablar de él. A menudo se preguntan si realmente es algo tan serio, puesto que no se puede ver, como los moretones, los ojos morados o los huesos rotos que produce el abuso físico. Uno de los mayores problemas que enfrentan las personas abusadas emocionalmente es que los demás muy pocas veces entienden que se trata de algo serio. Si bien el abuso emocional puede ser difícil de identificar, igualmente existen algunos indicadores objetivos que pueden ser observados. Las siguientes preguntas te ayudarán a identificar algunas señales del abuso emocional:
- ¿Cómo es la relación que tienes? ¿Sientes que algo está mal, pero no sabes cómo describirlo?
- ¿Sientes que esa persona controla tu vida?
- ¿Hará cualquier cosa para ganar en una discusión, como hablar mal de ti, amenazarte o intimidarte?
- ¿Se enojará y tendrá celos, si hablas con otras personas? ¿Recibes constantemente la acusación o la sospecha de que estás teniendo una aventura con alguien?
- ¿Sientes que no puedes hacer nada bien, en la opinión de esta persona?
- ¿Tienes que darle cuentas de cada minuto de tu tiempo?
- ¿Te echa la culpa de todo lo que sale mal?
- ¿Te resulta imposible, o te atemoriza, tomar decisiones propias?
- ¿Haces, por temor, todo lo posible para agradar a esta persona o para no molestarla?
- ¿Presentas excusas por su comportamiento?
- ¿Olvidas mucho las cosas, tienes confusión o te ves incapaz de concentrarte?
- ¿Has perdido el interés o te faltan las fuerzas para hacer lo que solías hacer?
- ¿Sientes enfermedad, ansiedad, cansancio o depresión gran parte del tiempo?
- ¿Has perdido contacto con tus amigos, familia o vecinos?
- ¿Has perdido la autoconfianza y temes no poder salir adelante solo/a?
Si has respondido “Sí” a varias de estas preguntas, puede ser que tu relación esté presentando abuso emocional. Es importante que puedas reconocer que el abuso emocional es un problema serio, y cualquiera que se encuentre en esta situación (abusador o abusado) debe buscar ayuda de un profesional de la salud mental calificado.
No bajes los brazos si no te toman en serio en tu primer intento de pedir ayuda. Sigue buscando a alguien que pueda reconocer los indicadores del abuso emocional y que lo tome en serio. El abuso emocional es tanto o más dañino que el abuso físico, y en muchos casos el abuso emocional puede llevar al abuso físico.
Esperamos que ahora puedas identificar mejor la presencia del abuso emocional. Y que Dios te dé las fuerzas para defender a aquellos que se encuentran bajo esta situación.
Una consulta reveladora
En cierta ocasión, como consejeros matrimoniales, recibimos esta carta:
“He vivido en una relación abusiva con un respetado profesional y miembro de iglesia. Tengo un hijo de dos años, que ha visto a su padre agredirme por lo menos tres veces. He sufrido golpizas, estrangulamientos, humillación, moretones, y mucho más.
“Esta vez, resolví marcharme, a pesar de que las cosas estuvieron yendo bien los últimos cuatro meses. Ahora siento que cometí un grave error. Yo le dije a él que o iba a terapia matrimonial o nos divorciábamos. Él empezó con vueltas, así que, al día siguiente me fui.
“Por favor, necesito ayuda. Tengo 26 años, y no tengo nada. Él tiene la casa, autos, un buen trabajo… En nuestro primer año de casados, fui arrestada por intento de agresión física agravada a mano armada, a pesar de que yo estaba cubierta de moretones y él no tenía ninguno.
“Ahora no puedo encontrar un empleo digno. ¿Me equivoqué? ¿Debería haberme quedado y haber orado? Estando con él, yo sentía como si me estuviese muriendo. Por favor, ayúdenme. Necesito respuestas urgentemente. Gracias”.
¿Qué decir al respecto? Lamentablemente, la violencia a mujeres y también a hombres (violencia de género) sucede como realidad cotidiana en todo el mundo. No hay un perfil exacto para un abusador. Los hay en todos los rangos de edad, tamaño, raza, grupo étnico, clase social, ocupación y religión. El hecho de que un hombre sea miembro de iglesia, profesional (o no), y bajo todas las apariencias un hombre agradable, no significa que no sea abusivo con la mujer o las mujeres (hijas, nietas, sobrinas, hermanas, madre, etc.) que forman parte de su vida.
El comportamiento abusivo es una enfermedad que suele afectar a hombres (y también a mujeres) que, a su vez, también han sufrido alguna clase de abuso en los primeros años de su vida. Sin embargo, no existen buenos pretextos o explicaciones de por qué una persona es abusiva con otros; aunque estos suelen apresurarse en dar lo que creen que son buenas razones de por qué son abusivos con sus seres queridos. Debemos ser bien claros: Nadie merece recibir un trato abusivo, sin importar lo que haya o no haya hecho.
Toda persona que sufre algún tipo de abuso debe pedir ayuda, y no debe negar el problema. Uno de los mayores errores que cometen las personas, especialmente quienes pertenecen a una iglesia, es negar lo que les sucedió o les está sucediendo. A menudo, se sienten avergonzados, no quieren que nadie más sepa sobre el trato abusivo, y suelen desear proteger la reputación del agresor, si esa persona tiene un cargo importante en la iglesia (pastor, anciano, diácono, etc.).
Sin embargo, el silencio no es la reacción adecuada en estos tipos de situación. Cuanto más rápido esto salga a la luz, tanto más fácil será tratar con esta enfermedad y corregir lo que esté mal.
Si estás padeciendo una situación de abuso, confía en que Dios te guiará y te ayudará a reconstituir tu familia. Pero, con solo orar no será suficiente. Las personas que están haciendo algo incorrecto deben admitir sus faltas, arrepentirse, recibir ayuda profesional, y ser personas con las cuales su cónyuge y sus hijos puedan vivir seguros y sin temores.RA
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