Los hospitales adventistas están llamados a marcar la diferencia.
Curso el último año de la carrera de Medicina y me gustaría trabajar en un hospital adventista cuando me reciba, pero escucho comentarios negativos sobre esos hospitales y sobre el compromiso que tienen con la misión. ¿Están nuestros hospitales ejerciendo un impacto positivo?
En una palabra, sí. Nuestros hospitales están marcando una diferencia sumamente positiva en la vida de muchos millones de pacientes cada año.
Personalmente, experimenté dudas similares cuando se aproximaba mi graduación. Desde entonces, he tenido el privilegio de trabajar para la obra de salud de la Iglesia Adventista durante toda mi carrera, y lo haría nuevamente sin dudarlo.
Me entristece recibir cartas sumamente críticas, y hasta mordaces, sobre algunos de nuestros hospitales; pero, al mismo tiempo, me confortan los más numerosos mensajes de aprecio por la excelente obra que llevan a cabo.
En diciembre de 1865, el Señor le dio a Elena de White la visión sobre la adopción de los aspectos sociales y misioneros del ministerio de salud, y la filosofía para la gestión de las entidades de salud. Las instituciones deberían atender a la persona en forma íntegra, respondiendo a sus necesidades físicas, espirituales y morales. Poco después del Congreso de la Asociación General de 1866, ella instó a los adventistas a que tuvieran su propia institución.
Eso dio inicio a la obra de salud que ahora abarca gran parte del planeta. A pesar de sus humildes comienzos, por la gracia de Dios, la Iglesia Adventista es el proveedor protestante de sistemas de salud más considerable del mundo.
Me preocupa, sin embargo, que tenemos dificultad para contratar y retener profesionales adventistas de salud en nuestros hospitales, clínicas y escuelas de enfermería y medicina. Como organización, necesitamos repasar de manera consciente los reglamentos de remuneración, y priorizar el fortalecimiento de la administración, la operación y el mantenimiento para sostener esas iniciativas.
Al mismo tiempo, les pido a los profesionales jóvenes como tú que consideren con oración sumarse y enriquecer, con sus talentos y energía, nuestro dedicado y excelente equipo de obreros. Doy fe de que es una experiencia sumamente gratificante.
Como iglesia, hemos sido bendecidos con una revelación privilegiada sobre cómo disfrutar de una vida plena. Es un deber sagrado cuidar de nuestros cuerpos, con el propósito de ser usados en el servicio a un mundo quebrantado. La humanidad clama pidiendo la revelación de la gracia de Jesucristo mediante sus seguidores y de las preciosas verdades que se les han encomendado.
El Ministerio de Salud es integral y clave para la misión. “Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra médica misionera”, escribió Elena de White en Servicio cristiano, página 169. Esto incluye a los profesionales de salud de todas las disciplinas, además de los administradores de salud. Somos llamados a compartir, cuidar, predicar, enseñar, sanar y discipular con amor.
¿Te preocupa que el sistema no sea óptimo? Involúcrate y sé determinante. Una forma básica de transformarte en un agente de cambio es trabajar desde adentro. Sé parte de la solución, sirviendo de la manera en que Cristo te indique.
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