Un socorro oportuno en medio de un conflicto extremo.

Continuando con la serie de los nombres de los cuatro jóvenes hebreos, en esta ocasión hablaremos de Azarías. Al igual que Daniel y Ananías, el nombre de Azarías es también un nombre teofórico. Mientras el nombre de Daniel nos lleva a contemplar la idea del juicio divino hacia el tiempo del fin, del nombre de Azarías se pueden extraer algunas lecciones importantes previas al juicio divino.

El nombre de Azarías, según su escritura en el idioma original, contiene en su construcción el nombre propio de Dios. Así, azaryah es un nombre combinado. El verbo hebreo ‘azar significa “ayudar” o “socorrer”. A este verbo le sigue la abreviatura del nombre propio de Dios, yah. Así, el nombre de Azarías significa “Yahveh ha ayudado”.

En el libro de Daniel se encuentra en dos ocasiones especiales el uso de la misma raíz verbal que se usa en el nombre de Azarías. La primera ocasión en que esto sucede es en Daniel 10. En este capítulo, el accionar de las huestes celestiales puede verse de forma clara. Quizá Daniel 10 sea uno de los pocos pasajes de la Biblia en el que se describa lo que sucede en el contexto del Gran Conflicto desde la perspectiva de la realidad de los seres celestiales, invisibles para nosotros hoy. No solamente esto, sino además Daniel 10 describe cómo las fuerzas celestes intervienen en los eventos de este mundo.

Según este capítulo de Daniel, hay príncipes, o ángeles, encargados de ciertas funciones. Por ejemplo, en Daniel 10:11 se dice que Gabriel habla con el profeta y luego le dice que el príncipe del reino de Persia se le opuso (Dan. 10:13). Es evidente que Gabriel es un ángel de Dios (ver Dan. 8:16; 9:21; Luc. 1:19, 26). Por otra parte, el príncipe de Persia debe ser de la misma naturaleza que el ángel Gabriel, puesto que le hace frente a Gabriel; un ser humano, por más poderoso que sea, no puede hacer frente a un ser celestial. Ahora bien, es notorio el hecho de que estamos ante un conflicto que tiene que ver con asuntos terrenales. Esto significa que los ángeles toman parte activa en los hechos y los eventos de este planeta. Las cosas no suceden por casualidad. Todo forma parte del Gran Conflicto.

En este pasaje aparece otro personaje que es llamado Miguel. Este ser celestial, a la luz de Daniel 12:1 y Apocalipsis 12:7 al 9, no es otro que Jesús mismo y acude para ayudar a Gabriel. Es decir, en medio de la lucha de las fuerzas celestiales, Miguel viene por ayuda para el pueblo de Dios.

El segundo lugar en que el verbo ‘azar aparece dos veces es Daniel 11. La primera de ellas es una referencia a lo que sucederá con los entendidos, en un contexto de persecución en su contra. El versículo 34 dice que en su caída recibirán una pequeña ayuda, refiriéndose a la persecución de la Edad Media, época en que el pueblo de Dios cayó presa del poder religioso de la época sin ser librado de los ataques del enemigo. Al menos esto sucedió durante la persecución que abarca los 1.260 días/años. Sin embargo, a la luz de Daniel 10:11, se declara que Miguel ayudó a Gabriel en la lucha en favor del pueblo de Dios en Persia. Aunque en Daniel 11:34 la ayuda es pequeña, al final del tiempo de angustia, Miguel se levantará para liberar a su pueblo ejerciendo ayuda plena para los suyos (Dan. 12:1-3).

Este acto de la liberación del pueblo de Dios en el tiempo del fin está en contraste con Daniel 11:45, que dice que el rey del norte, el poder que lucha contra el pueblo de Dios, “no tendrá quien le ayude”. Esto nos lleva a considerar que, aunque el pueblo de Dios atraviese por aflicciones en este mundo, estas son parte del Gran Conflicto y, en ocasiones, a causa de las acciones de ángeles del mal. Incluso, en medio de tales pruebas, puede parecer que reciben poca ayuda y que Dios no actúa en su favor. Sin embargo, en el tiempo final, Miguel saldrá en favor de su pueblo mientras que el rey del norte no tendrá ayuda alguna. Yahveh ha ayudado, y lo seguirá haciendo en favor de quienes lo aman de corazón.

¡Maranatha!