El desafío de elegir bien las series y películas que miramos.
Con el desarrollo de la tecnología, el acceso a las películas y las series de televisión está (literalmente) al alcance de la mano. Es una industria en constante crecimiento.
Diferentes plataformas han irrumpido en el espacio ofreciendo todo tipo de variedad, a tal punto que la indecisión a la hora de elegir algo para ver se ha vuelto un clásico. No te pierdes ningún estreno de películas y/o pasas horas viendo cuatro o cinco capítulos de serie seguidos, si es que no me quedo corto con el número. ¿Por qué te comento esto? Porque ante el aumento de esta actividad, si no somos intencionales a la hora de hacerlo, el riesgo para nuestra espiritualidad es enorme. Creemos que no, que es algo inofensivo y pensamos que tenemos el control. Suponemos que esto no representa una amenaza, pero lo es.
Al momento de mirar la pantalla, nuestra realidad es mucho más manipulable, nuestra capacidad crítica se encuentra adormecida y cauterizamos nuestra conciencia ante las innumerables creencias, prácticas, valores e ideologías que sin filtro alguno van moldeando nuestra voluntad. La mayoría de las ocasiones presentan contenidos contrarios a las creencias de la Biblia. Todas las películas y las series que miras te están influenciado. La pregunta es: ¿qué tipo de influencia les estás permitiendo tener sobre ti?
A través del apóstol Pablo, Dios también nos da un filtro para esta reflexión, en Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Sé lo que estás pensando: “Pero si ese es el filtro que debo usar a la hora de elegir, me queda poco y nada para ver”, y es que es exactamente así.
No podemos participar de algo que glorifica el pecado e intenta presentarlo como bueno. El llamado de Dios en 1 Pedro 1:16 es claro: “Sed santos porque yo soy santo”. ¿Qué significa santo? Es ser apartado, cortado o separado del resto. Si bien la santidad de Dios es un concepto más amplio para lo que estamos conversando, la santidad señala a un Dios que está apartado de toda impureza. Y nos llama a hacer lo mismo.
¿Eso requerirá decisiones radicales? Sí, las requerirá. Por eso 1 Pedro 1:14 y 15 dice: “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”.
Todo lo que no suma a nuestra relación con Dios resta. No significa esto que solamente debamos ver películas o series cristianas. Sería incorrecto hacer ese tipo de reducción, pero sí significa que debemos saber elegir. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”, dice Santiago 1:5.
A partir de lo leído, entonces, reflexiona sobre tus hábitos de consumo. Y, como nos advierte Dios a través del sabio Salomón en Proverbios 4:23: “Sobre todas las cosas cuida tu mente, porque esta determina el rumbo de tu vida”.
Muy buen post.
Muchos saludos y bendiciones.